El pasado 12 de enero de 2020, se conmemoró en la capital aragonesa el LXII Aniversario del Combate de Edchera, acontecido el 13 de enero de 1958 en el Sáhara Occidental durante la Guerra de Ifni-Sáhara, en el que la XIII Bandera de la Legión sufrió un durísimo castigo.
El acto fue organizado por la Hermandad Provincial de Antiguos Caballeros Legionarios de Zaragoza y estuvo presidido por el Comandante Militar de Zaragoza y Teruel, y Director de la Academia General Militar de Zaragoza, GB. Excmo. Sr. D. Carlos Jesús Melero Claudio.
Se desarrolló a partir de las 11.45 horas en el Monumento a los Muertos de la Legión, único en España, situado en los pinares de Venecia, obra del escultor Santiago de Santiago Hernández.
Asistieron, entre otras, las siguientes autoridades y personalidades: Patricia Cavero Moreno, Consejera de Infraestructuras, Vivienda y Medio Ambiente, Concejal Delegada de la Policía Local; Teniente Coronel del ET. Alejandro Morón Zamora, Jefe del IV Batallón de Intervención de la UME; Comandante del ET. Gonzalo de Carranza Arcas, con destino en la BRILOG; Inspector Jefe del CNP, Pedro Rodríguez Moreno; Mercedes Galarraga Lobera, Inspector del CNP, así como una nutrida representación de Caballeros Cadetes de la Academia General Militar.
Entre los invitados al acto pudo verse a miembros de diversas asociaciones de veteranos, como la Asociación Española de Soldados Veteranos de Montaña, representada por Manuel Laiglesia, la Asociación de Veteranos Paracaidistas de Aragón, representada por Alfonso Merino Sebastián, o la Unión Nacional de Milicias Universitarias, Representada por Carlos Lasierra Rigal.
Los Reales Tercios de España estuvieron representados por su Delegado en Aragón, Manuel Martínez Pérez.
Se inició el acto con el izado de la Bandera de España a los acordes del Himno nacional y continuó en la capilla que alberga el propio monumento.
Se celebró la Santa Misa oficiada por el R.V. Ängel Briz Fernández, Capellán Castrense, con consideración de Capitán, del Regimiento de Pontoneros y Especialidades de Ingenieros 12, del Hospital General de la Defensa en Zaragoza, y de la iglesia castrense de San Fernando.
El R.V. Briz Fernández nos recibió con las siguientes palabras: Queridos hermanos, nos reunimos hoy en esta capilla para honrar a los héroes que dieron su vida sirviendo a España en Edchera en el año 1958. Y hoy también concluye el tiempo de Navidad, el tiempo de esperanza, donde Cristo se ha manifestado en nuestra carne y nos llama a cada uno de nosotros a confiar en él, pues es el Hijo de Dios.
Dio lectura del libro de Isaías: Esto dice el Señor. Mira a mi siervo, a quien sostengo, mi elegido, en quien se complace mi alma. He puesto mi espíritu sobre él. Llevará el derecho a las naciones. No gritará ni chillará, no hará oír su voz en la calle, no quebrará la caña cascada, la mecha vacilante no apagará.
Manifestará la justicia con verdad, no vacilará ni se doblará hasta que establezca la justicia en el país. Las islas esperan su ley. Yo, el Señor, te he llamado en justicia, te cogí de la mano, te formé, he hice de tí alianza de mi pueblo y luz de las naciones para que abras los ojos a los ciegos, saques a los cautivos de la cárcel, y del calabozo a los que habitan en las tinieblas.
A continuación leyó un fragmento del libro de los hechos de los apóstoles: En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: Ahora comprendo con toda verdad que Dios no hace excepciones a los hombres, sino que acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los hijos de Israel, anunció la buena nueva de la paz. Vosotros conocéis lo que sucedió en Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan.
Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con el Espíritu Santo, y lleno de poder, que pasó haciendo el bien y acercando a los oprimidos por el demonio, porque Dios estaba con el.
Escuchamos luego la lectura del Santo Evangelio según San Mateo: En aquel tiempo vino Jesús desde Galilea al Jordán y se presentó a Juan para que lo bautizara.
Juan intentaba disuadirlo diciéndole: yo soy el que necesito que tu me bautices, ¿y tú acudes a mí? Jesús le respondió: Déjame hacer ahora, pues conviene que aquí cumplamos toda justicia.
Entonces Juan se lo permitió. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua, se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios descender como una paloma y posarse en él, mientras una voz en el cielo decía: este es mi hijo amado, en quien tengo mis complacencias.
En la Homilía, el R.V. Briz Fernández, nos dijo lo siguiente: Estamos conmemorando la efeméride, tal día como mañana, de la emboscada de Edchera, donde nuestros compañeros de la Legión dieron su vida sirviendo a España. Y se cumple una obligación que tiene todo militar, todo aquel que sirve de verdad a la Patria, y es rendir tributo y homenaje que se hace a los que nos precedieron, de los cuales somos herederos y llamados a anunciar sus virtudes para que todos, los más jóvenes, aprendan que merece la pena servir a España, y que España no es solamente la Bandera, es mucho más, y merece la pena dar la vida por lo que es absoluto y superior.
Nos recordó la primera lectura del profeta Isaías, cómo nos anuncia a Cristo, que viene a hacer la justicia y la paz. No hace excepciones, no distingue entre unos y otros, entre judíos y libres, griegos o esclavos, busca a todos para su servicio, como hace la legión. No importa el pasado sino como se sirve a la patria, como hicieron nuestros compañeros en el año 1958 cuando dieron su vida sirviendo, rubricando con su sangre el juramento que habían hecho besando la Bandera.
A veces nos parece que la muerte está lejos, y olvidamos que está a la vuelta de la esquina. El Señor nos llama a cada uno de nosotros, en nuestro puesto, a cumplir con nuestra obligación, con nuestro deber.
En esta mañana, que recordamos el bautismo del Señor, recordamos también cada uno de nosotros nuestro bautismo, el fiarnos de Dios. El Dios que se ha encarnado, que ha tomado esa condición, que se ha hecho servidor de todos, como hacen todos los militares y miembros de la Guardia Civil y Policía Nacional, por cuanto sirven a Dios, como hace la Legión, servir sin tener miedo a la muerte. El Cristo de la Buena Muerte es el mismo que ha nacido y que ha señalado el Padre. Este es mi hijo, mi predilecto. ¿A quién seguimos? a Cristo.
¿Por quién estamos dispuestos a dar la vida?, por él. Y cuando la damos por España es cumpliendo el cuarto mandamiento, honrarás a tu padre y a tu madre. Honrar a la Patria es cumplir también con Dios y nos llama a confiar en él. ¿Y cómo recordamos que merece la pena dar la vida?, así, recordando a los que no están, para que los que vienen se cojan, como los eslabones de una cadena, y sirvan. La muerte no es el final, sino lo contrario, el inicio de la gloria de participar de la paz en el cielo.
Finalizó el R.V. Ángel Briz la homilía con las siguientes palabras: Le pedimos al Señor, y a la Virgen María, ella que es la Inmaculada Patrona de España, que cobije bajo su manto a esos hermanos nuestros y a todos los que sirvieron a España derramando su sangre, para que los coloque a la derecha del Padre en el trono de Dios, y a nosotros a caminar siempre buscando la justicia y la verdad sirviendo a España.
Posteriormente, de nuevo en la Glorieta de la Legión, el Piquete de Honores de la Hermandad Legionaria portó a hombros una preciosa imagen del Cristo de la Buena Muerte hasta la puerta principal de la capilla, donde quedó entronizado. A los pies de la sagrada imagen se depositó una corona de laurel que fue entregada por la Inspector de Policía Mercedes Garralaga Lobera y por el Comandante Gonzalo de Carranza Arcas. Se recitaron varios espíritus del credo legionario, se cantó el Himno de la Legión y finalmente concluyó el acto solemne con el arriado de la bandera de España a los acordes del Himno nacional.
Recordamos ahora, queridos lectores que nos siguen, lo que fue el episodio de Edchera. En enero de 1958, Marruecos intensificó su campaña contra España reorganizando todas las unidades militares en territorio español, como el Ejército de Liberación Sahariano, al tiempo que España enviaba al Sáhara la IX Bandera de la Legión para reforzar las tropas alli estacionadas.
Una columna del Ejército de Liberación Sahariano atacó, la guarnición española en el Aaiún el 12 de enero. Obligados a retirarse, derrotados, por los españoles, esta columna centró sus esfuerzos en el sudeste de la colonia. Al día siguiente se les presentó una buena oportunidad, en Edchera, donde dos Compañías de la XIII Bandera de la Legión estaban llevando a cabo una misión de reconocimiento. Sin ser vistos, deslizándose por entre las dunas, junto a las columnas españolas, los marroquíes abrieron fuego. Emboscados, los legionarios lucharon para mantener la cohesión, repeliendo los ataques con fuego de mortero y armas ligeras. El episodio más duro de la lucha lo sufrió el primer pelotón, el cual se negó obstinadamente a retroceder ante el fuego marroquí, hasta que el enorme número de bajas les forzó a retroceder. Dos de lo hombres que murieron en esa acción fueron el brigada Francisco Fadrique Castromonte y el legionario Juan Maderal Oleaga, quienes dieron muestras de un valor sin límites. Aferrados a una ametralladora resistieron hasta las últimas consecuencias, ganando con su sacrificio un tiempo precioso para que su contingente pudiera replegarse. Al final murieron acribillados a balazos y cuchilladas, pero se llevaron la gloria consigo.
Los sangrientos ataques continuaron hasta la caída de la noche, cuando las fuerzas marroquíes, demasiado desperdigadas, se desvanecieron en la oscuridad.
Por esta acción, Fadrique Castromonte y Maderal Oleaga fueron los dos últimos militares condecorados con la Cruz Laureada de San Fernando, individual, a título póstumo.