Conferencias

PRESENTACIÓN DEL LIBRO INFANTES SIN LEYENDA

Presentación del autor por el teniente coronel Fernando de Santa Pau

Cada año solemos asistir en varias ocasiones, invitados, a la presentación de libros escritos por militares y el pasado 4 de julio de 2017 fue una de ellas.

En el palacio de la antigua Capitanía General de Aragón, el teniente general César Muro Benayas presentaba su obra, «INFANTES SIN LEYENDA«, en un sencillo acto que tuvo lugar a partir de las 20.00 horas, en el patio cubierto de la casa palacio.

Acompañaron en la mesa presidencial al TG. Muro Benayas, el teniente coronel Fernando de Santa Pau Agramunt, en representación del Órgano de Apoyo al Comandante Militar de Zaragoza y Teruel, y el teniente coronel Juan Manuel Salóm Herrera, jefe de la Plana Mayor de Dirección de la Academia General Militar.

Asistieron al acto representaciones de las siguientes asociaciones y hermandades vinculadas con las Fuerzas Armadas: Real Hermandad de Veteranos de las Fuerzas Armadas y de la Guardia Civil, Asociación de Veteranos Paracaidistas, Asociación de Militares y Guardias Civiles con Discapacidad, y Agrupación Renovados Tercios Españoles.

Entre el público asistente pudimos ver a militares de alta graduación como el TG. Fernando Sánchez Lafuente, y el GD. Tomás Ferrández Aragües, así como varias representaciones de la Unidad Militar de Emergencias.

Igualmente captamos la presencia de miembros de importantes y distinguidas corporaciones y entidades aragonesas, como la Real Maestranza de Caballería de Zaragoza, y CEPYME Aragón.

Se inició el acto con la intervención del teniente coronel Fernando de Santa Pau, que nos dijo lo siguiente: «Tenemos hoy la oportunidad de aproximarnos a un período de nuestra gloriosa historia militar poco tratado, la escasamente conocida actuación de nuestros regimientos desplegados en los territorios de ultramar, en la segunda mitad del siglo XVIII«.

«Nos acompaña el Excmo. Sr. Teniente general, D. César Muro Benayas, autor de la obra, y el teniente coronel Juan Manuel Salóm Herrera, jefe de la Plana Mayor de Dirección de la Academia General Militar«.

Luego nos ofreció Fernando de Santa Pau un resumen del muy amplio historial del TG. Muro Benayas.

Nació en Talavera de la Reina, Toledo, en febrero de 1952. En 1970 ingresó, con la XXIX Promoción, en la Academia General Militar, en el Arma de Infantería. De teniente a teniente coronel, desempeñó la mayoría de sus destinos en Unidades paracaidistas. De coronel ejerció el mando de la Guardia Real de S.M. el Rey. Tras su ascenso al generalato ejerció sus funciones como director de la Academia de Infantería, y Comandante General de Melilla. Como teniente general ejerció el mando de la Jefatura de Canarias y de la Unidad Militar de Emergencias.

Ha participado en Operaciones en el antiguo Sáhara Español, en Kurdistán y en Bosnia-Herzegovina.

El teniente coronel Salóm Herrera presentó la obra

Ha realizado cursos de todas las especialidades paracaidistas, nacionales y de varios ejércitos extranjeros. Es Diplomado en Estado Mayor y habla inglés y francés. Está en posesión de numerosas condecoraciones nacionales e internacionales. En el seno de las Fuerzas Armadas, ha sido creador de las Cátedras Universitarias de Garcilaso de la Vega, en Toledo, General Marina, en Melilla, y Comandante Sánchez Gey, en Madrid. Además es presidente de las Asociación de Amigos del Camino Español y periódicamente se desplaza a Rusia para colaborar en la repatriación de los caídos.

A continuación, intervino el teniente coronel Juan Manuel Salóm Herrera, y nos dijo que su único mérito para estar allí era el haber servido a las órdenes directas del general en la Unidad Militar de Emergencias.

Hizo un elogio del prólogo al libro, realizado por el general Agustín Muñoz Grandes Galilea, basado en tres preguntas, referidas a la obra, a las que intentaba dar respuesta, el QUIEN, el COMO, y el POR QUÉ. Resalta Muñoz Grandes la importancia de la obra porque rinde tributo a esas Unidades y soldados que cumplen su deber en silencio, incluso con hechos heroicos, pero que luego no tienen ningún reflejo en los hechos históricos.

Agustín Muñoz Grandes Galilea

Esta novela ayuda a difundir la preciosa labor de colonización que realizó España en Sudamérica, labor que como saben está muy denostada, con la leyenda negra y demás, y esto es una oportunidad más de sentirnos orgullosos de nuestra Patria. Otro argumento de peso es que nos permite hablar de virtudes, de valores castrenses, algo que sabemos no es muy frecuente, y menos todavía verlo escrito en libros de texto.

Por último, la cuarta razón que da Muñoz Grandes es que esta novela ayuda a explicar unas campañas muy complejas, que tienen muchos condicionantes diplomáticos, condicionantes políticos, incluso religiosos, con regimientos desplegados a miles de kilómetros de distancia de la Patria, durante años, combatiendo y recibiendo ordenes en las que no creen, pero que tienen que cumplir, y esto lo hace la novela de una manera muy sencilla, lo cual es un mérito más de la obra.

No se resistió el teniente coronel Salóm a contar lo que había supuesto para él la lectura de la novela y nos dijo lo siguiente:

«La novela es una cura de humildad para todos aquellos que creemos que sabemos algo de historia militar, que pensamos conocer la historia de nuestras Unidades, y nos damos cuenta de las lagunas que tenemos tan enormes. Saber de un regimiento desplegado a miles de kilómetros, en la segunda mitad del siglo XVIII, combatiendo abiertamente con portugueses, con británicos y con los nativos, era totalmente desconocido para mí. También supone una cura de humildad para los que hemos estudiado en la Escuela de Estado Mayor conceptos que parecen novedosos, como todo lo relativo a proyección estratégica, sostenimiento en operaciones, contrainsurgencia, operaciones en el exterior, todo conceptos que parece que los hemos inventado en los últimos años y que nos damos cuenta que hace 250 años nuestros regimientos hacían todo eso muy bien y con menos posibilidades que nosotros«.

Portada

Tomó la palabra el teniente general César Muro Benayas, para agradecer en primer lugar al general Lanchares, director de la Academia General Militar, y Comandante Militar de Zaragoza y Teruel, que no pudo asistir al acto, las facilidades prestadas para la presentación de su obra, primero en la AGM y ahora en la Comandancia Militar.

Después nos dijo esto: «el que una persona como yo se haga novelista es algo que hay que contar, pues yo no soy novelista y esta es mi primera novela. Yo llegué a la novela al revés, no porque tuviera una historia o porque quisiera escribir una novela sino porque me encontré con una historia, que dije esto hay que sacarlo a la luz, de ahí el título INFANTES SIN LEYENDA, la historia es la siguiente: «Yo estaba destinado en Toledo, era el general de la Academia de Infantería que hay allí, y entonces apareció un capitán uruguayo, que había estado en el Congo, en una Misión de Naciones Unidas, y había cogido una enfermedad rara, tipo malaria. No se la quitó y al volver a Montevideo, por los acuerdos de las naciones, preguntaron y se enteraron de que en España había un hospital muy bueno, que era el Gómez Ulla, en el que había grandes expertos en enfermedades tropicales«.

Escudo

«Por acuerdos de amistad le mandaron a Madrid. Este oficial, como suele ocurrir, no tenía dinero ni posibilidades de vivir en un hotel en Madrid, no estaban todavía las nuevas residencias y el agregado empezó a buscar en un círculo y preguntó en Toledo si lo podíamos alojar allí. Cuando me lo dijeron había sitio, era una academia muy grande y, en un dormitorio de cadetes le metimos. Este oficial estuvo allí mucho tiempo, como ocho o nueve meses, casi todas las semanas iba a Madrid para vacunarse y pasó a ser una persona más de la sociedad académica. Era un hombre serio y, hablando o comiendo con él en alguna ocasión, me contó que era historiador y había escrito cosas de los regimientos españoles. Le pregunté, ¿qué has escrito?, y me dijo que había hecho una investigación histórica del Regimiento Mallorca. En ese regimiento, casualmente,serví yo al ascender a capitán, cuando estaba en Lorca, Murcia, y que desapareció, desgraciadamente, en una época de reestructuración muy fuerte de las Fuerzas Armadas«.

«Yo lo leí, primero como deferencia a un compañero y luego con interés de saber de mi regimiento, y me dí cuenta que, aunque el libro de investigación no era nada del otro mundo, aportaba una serie de datos absolutamente desconocidos, de lo que había hecho este regimiento allí.

Curioso yo, consulté la historia de los regimientos, en una inmensa obra del Conde de Clonard, que estaba en la biblioteca, y cogí el libro del regimiento. Empecé a estudiarlo y, de las 190 páginas, a esto del Uruguay dedicaba siete renglones, que venían a decir algo asi como, …cogieron un barco en el Ferrol, se fueron, volvieron a los siete años y se integraron…«.

III Conde de Clonard

«Aquello lo publiqué en la Academia, lo repartimos entre los alumnos y ahí quedó todo. La circunstancia fue que, al cabo de un año, me llamó el que era Jefe del Ejército, el general Carlos Villar Turrán, muy conocido e inteligente aunque, por contraste, no era muy simpático sino bastante serio, y como un pistoletazo me preguntó lo siguiente: 
¿tú qué has hecho para que el Uruguay te proponga para una condecoración«.

«Yo le dije que no conocía a nadie en el Uruguay, pero le hablé del capitán uruguayo que pasó por aquí, y que suponía que lo de la condecoración sería por eso. El caso es que este capitán, cuando regresó al Uruguay, hizo el típico informe y el jefe del Ejército uruguayo, en compensación, dijo pues bueno, vamos a darle una condecoración al general de esta Academia«.

«Total que me fui al Uruguay y una vez allí investigué un poco, por si daba alguna conferencia en el CESEDEN de ellos o lo más parecido. Entonces estuve investigando y al Uruguay no fue solo este regimiento sino que fue también el Regimiento Saboya, el Regimiento Lusitania, de Caballería, y una expedición de 20.000 hombres, que mandó el general Pedro de Cevallos. Una expedición de 20.000 hombres en barco, con la Armada, una expedición tremenda que fue, primeramente, para exterminar una revolución de Tupac Amaru, el origen de los Tupamaros«.

«Dí una conferencia allí y me dí cuenta de lo que representa este regimiento allí, donde una de las calles más importantes de Montevideo lleva el nombre de Regimiento Mallorca, el nuestro, el de España, donde no sabemos nada de esto«.

Pedro de Cevallos

«Donde estuvo acampado el regimiento, el coronel hizo construir una especie de línea, un cordón, y eso es ahora el barrio del Cordón, uno de los barrios más típicos de la ciudad. Como anécdota curiosa diré que otro barrio, llamado Peñarol, toma su nombre de un cabo del regimiento, el cabo Peñarolo, que cuando acabó la misión se quedó allí, montó un bar y en torno a él se hizo el barrio de Peñarol«.

«Seguí investigando unos días más y llegué a la primera conclusión, y es el inmenso trabajo, la gran obra que fue la colonización española, mucho más grande e importante que la conquista del Far West americano, de la que tantas películas y novelas hemos visto y leído. El terreno que colonizó España fue mucho más grande de lo que fuera el oeste americano, que por cierto lo empezamos a colonizar los españoles«.

Primeras Cortes de Cádiz

«La nuestra fue una colonización diferente. Una cosa es la conquista, que tiene un gran mérito, pero no fue solamente ir avanzando y colocando la bandera. Detrás vinieron los que dieron un idioma, una cultura, cristianizaron, y dieron derechos. Los indios, todos los habitantes de América, tenían los mismos derechos que un castellano o un aragonés. Las leyes de Indias eran absolutamente igualitarias, de tal forma que cuando las primeras Cortes de Cádiz, la misma representación tenía Soria que Montevideo o que Buenos Aires, eran exactamente españoles como nosotros«.

«Entonces, cuando empiezas a ver todo el ingente trabajo realizado, ciudades, calles, carreteras, universidades, empresas, donde los jesuitas hicieron una labor tremenda, te das cuenta de que no sabemos nada de todo eso, solo sabemos de la leyenda negra, asquerosa, que nos achaca el matar indios y cosas así, lo cual es una mentira total«.

«En mi experiencia de la UME, con la que he viajado por esos países americanos, recuerdo que una vez, en Lima, un general me habló de la leyenda negra, y le dije, mire, yo me paseo por Nueva York y no he visto todavía ningún piel roja, y sin embargo paseo por Lima y veo que todos ustedes tienen un color indio impresionante«.

«Me daba vergüenza este desconocimiento y, volviendo a la novela y volviendo al regimiento, me dije, yo estuve en este regimiento y las circunstancias de la vida me ponen en el disparadero de que tengo que hacer esto. Gustándome la novela histórica, y estando destinado en Melilla, quise ver si por las tardes sería capaz de hacerlo. Empecé el estudio de relatos, me apunté a un curso por correspondencia, empecé a investigar y, al cabo de diez años he escrito el libro. Humildemente, modestamente, he cumplido con mi deber, y esa es la historia de por qué he hecho este libro y en qué me baso. Es la historia de tanto infante y tanto español sin leyenda. Mucho sabemos del Séptimo de Caballería, y me parece muy bien, pero en nuestro caso tenemos más de 300 heroicidades parecidas, perdidas en la cima de la ingratitud mayor».

«Hace poco hemos descubierto a Blas de Lezo, un español, el medio hombre, que era un gran desconocido hasta hace cinco años. O podemos hablar, por ejemplo, del general Gálvez, cuyo cuadro está en el Congreso de los Estados Unidos. Ahora le recordamos, pero somos unos desmentaos y unos incultos de nuestra historia. Bernardo de Gálvez fue un prohombre de la fundación de Estados Unidos. Por una resolución del Congreso, en 1783, se acordaba colgar un cuadro de Gálvez en sus paredes como reconocimiento a sus heroicas acciones en las batallas de Pensacola, Mobile y Alabama, claves para la victoria del ejército estadounidense sobre el británico. Bernardo de Gálvez fue nombrado Gobernador de Luisiana en 1776 y su intervención se consideró tan decisiva para la Independencia de Estados Unidos, que en el desfile de los vencedores marchó junto a George Washington, primer presidente de los Estados Unidos, por las calles de Filadelfia«.

«En las Ordenanzas Militares se habla de que somos herederos de una gran tradición militar, y es verdad, y la tradición militar es el respeto, el honor, y saber lo que hicieron nuestros predecesores, que todos estaban bajo la soberanía de un Rey, y todos se consideraban hermanos entre ellos«.

«La labor que hicimos les aseguro que hay que ir allí, con ojos abiertos, no de crítica absurda , no con esa hispanofobia que predomina actualmente, que parece que todo lo que ha hecho España es malo, sino con los ojos abiertos a la verdad y ver lo que hemos hecho realmente, y te quedas asustado del trabajo ingente de tanto gallego, tanto extremeño, tanto andaluz, tanto castellano, tanto aragonés, tanto catalán y tantos soldados allí, en América, es algo impresionante«.

Bernardo de Gálvez

«Con esta premisa dije, voy a novelar, cogí la historia e hice la novela. A mí me ha ayudado un poco el gran escritor Santiago Posteguillo, al que he conocido un poco tarde pero al que he cogido un poco su estilo. Él habla de dos principios, uno historicidad, hay que ser fiel a la historia y sujetarse a lo que realmente ocurrió y no engañarse. Entonces he tenido que poner tanto lo bueno como lo malo, no he quitado lo malo, cosa que es muy normal ahora, con lo cual se falsea la historia y se hace una visión muy parcial. El otro, más difícil, es la creatividad. Cuando has investigado mucho, cuando has leído mucho, cuando te sabes el entorno y lo que sucedió, hay que darle vida a eso«.

Nos dijo el TG. Muro que hay que buscar personajes que se metan en la historia y nos hagan disfrutar a la vez que aprendemos, en este caso, lo que fue la colonización , la hazaña de este regimiento, lo que hicieron los colonos y lo que fue ese amanecer de América, de la mano de los españoles, de nuestros padres, esto fue hace 250 años, no crean que fue en la época de Alejandro.

¿Qué ocurre en la novela?, pues discurre en tiempos de Carlos III, durante la ilustración. España pega un cambio absoluto de ilustración, se nota ya en la novela porque nos habla de un regimiento muy importante, de los de élite según decían. Este regimiento lo mandaba un coronel, que no era de título, sino que era un hombre ilustrado que se había formado siendo hijo de unos bibliotecarios y que mandaba uno de los mejores regimientos de España, cosa que en aquella época era revolucionario, eran los tiempos de la ilustración, en el que habíamos dado un paso más en estos principios que hacemos ahora del mérito y la competencia.

César Muro Benayas

El mérito, los ejércitos lo tenían desde los tiempos de Flandes, pero entrábamos ya en la competencia, en la ilustración. No solo hay que ser valiente, hay que ser ilustrado. Los oficiales de ahora son ilustrados, estudian, aprenden , no solo se pide valor. Ese cambio se nota en los ejércitos de entonces. Es la época de la creación de las ordenanzas, nuestro regimiento vive la aparición de la nueva ordenanza, tienen que hacer unas operaciones muy curiosas, que para ellos eran lo que hacemos ahora en las misiones.

La colonización para el ejército era dar seguridad a la zona de los colonos, echar a los bandeirantes portugueses que se metían en una zona nuestra porque era muy rica en pastos, y este era el trabajo de ellos, muy parecido a lo que hace el ejército actualmente en Iraq o Afganistán, crear un entorno de seguridad, lo cual es sorprendente.

Expulsión de los jesuitas

César Muro pudo novelar como se organizaron, como se prepararon, como atravesaron durante tres meses el océano, con las familias. En aquella época los regimientos, las unidades militares se movían con la familia y todo lo que conlleva el regimiento de servicios. Junto a ellos iban las familias, pero también los sastres, las costureras, las lavanderas, los herreros, los herradores, los cocineros, las cantineras, las furcias, las queridas, los maestros, toda una ingente sociedad que iba pegada al regimiento. Subían al barco como uno más, por supuesto sin costo alguno, y allí donde iba el regimiento iba la comunidad. Que se fueron siete años al Uruguay, pues siete años que estuvieron fuera. La familia militar era fuerte y, si se iba a una guerra de verdad, a un combate, se quedaba a retaguardia, de tal forma que el soldado sabía que si perdía, detrás tenía la familia. Nos dijo el general que poder novelar lo que era esta sociedad, esta comunidad, había sido para él una experiencia única y satisfactoria.

En la novela van a encontrar muchos personajes, la mitad son reales y la otra mitad son inventados para dar vida a esta novela que es, sobre todo, la historia de una compañía, de un regimiento, pero también es la historia de los mandos que había allí, el Capitán General, el Gobernador, hay casos de corrupción, y aparecen los jesuitas como grandes protagonistas.

Los soldados trabajan con los jesuitas, que hicieron una ingente labor empresarial con todo lo que era la comunidad jesuítica, y sin embargo les tocó echarlos, cumpliendo eso de que muchas veces hacemos aquello que no nos gusta, siendo fieles a ese principio que es la disciplina. Los soldados se ven obligados a echar a aquellos con los que están trabajando diariamente, por una orden que nadie entiende ni comprende, pero que, como soldados que son, tienen que cumplir con mayor rigor incluso que las otras, eso lo ven ellos.

Este es el regimiento que tiene la experiencia de echar a los ingleses de las Malvinas, territorio español situado frente a Argentina, en medio del Atlántico. A los ingleses les era muy importante para hacer la travesía por el estrecho de Magallanes y llegar al Pacífico, por lo que necesitaban un puerto de apoyo donde no les cobraran, como ocurría en el Río de la Plata con todo barco que pasaba. Si era un barco de guerra no se le dejaba entrar.

Ellos ocuparon clandestinamente las Malvinas y cuando el Capitán General de Buenos Aires se enteró, mandó allí al regimiento, que desembarcó al mando del Mayor General Madariaga y echó de allí a los ingleses. Tuvimos la gallardía de que el general dijo de no hacer burla ni mofa del enemigo vencido, se les dejó marchar sin más y ahí quedó todo.

Pero con el tiempo, lo que se gana con los aceros se pierde en el terreno de la diplomacia, y en España, por no llevarse mal con Inglaterra, se llegó a ese acuerdo absurdo de que, es mío pero tú lo utilizas. Es lo mismo que hicimos con el tratado de Utrech y Gibraltar, esto es España pero te dejamos que utilices el Peñón, y ya sabemos lo que ha pasado. Pues eso mismo hicimos en las Malvinas, señoras y señores. Y eso lo vivieron también los soldados, la ingratitud de llegar, echarles, recuperar un territorio, y a los pocos meses saber que los ingleses están de nuevo allí, por eso de que la diplomacia tiene otros ojos, obviamente, a lo que hacen los soldados.

Esta es la atrayente historia que nos contó César Muro y esta es la novela, que nos invitó a leer, sin buscar otra cosa, dijo, que nuestra diversión y entretenimiento, con el leitmotiv de homenajear a estos soldados sin leyenda, y con el deseo de mover las conciencias para que nos demos cuenta de que somos sus herederos y no podemos dar la espalda a su historia aunque solo sea porque les debemos una gran gratitud por todo lo que ha significado España en el mundo gracias a su esfuerzo.

Ruinas jesuitas de San Ignacio

Finalmente nos habló de que se halla metido en una trilogía y que está escribiendo la segunda novela, titulada Infantes con Leyenda, que trata sobre los Tercios de Flandes, y la tercera , si Dios quiere será, dijo, algo parecido pero sobre los soldados actuales, hablando de lo que hace el ejército, sobre ese mito de las misiones humanitarias, entre comillas, que realmente se llamen como se llamen , y con mayores o menores riesgos, son misiones militares.

Una vez concluida la presentación de su obra, el general contestó a varias e interesantes preguntas, formuladas por parte del público asistente, y en sus respuestas vino a resaltar de nuevo la espectacular labor realizada por los jesuitas en Uruguay, donde llegaron a tener cerca de 50.000 personas trabajando y más de cuatro millones de cabezas de ganado. Tenían hornos de industria de ladrillo, de hierro, hacían sebo, curtían cuero, formaron un vasto entramado empresarial que luego se vino abajo por una orden nunca comprendida.

Esta labor se llevó a cabo en un contexto en el que las Américas no eran la primera prioridad, sino la tercera, para el Imperio Español. La primera de ellas estaba en el Mediterráneo, porque por allí venía el moro, el turco, y el rey católico tenía que defender el Vaticano, Malta, que era el corazón de la Cristiandad, con la Orden de San Juan de Dios. La segunda prioridad era defender las posesiones de los Absburgo en Europa, Flandes, el Franco Condado, Luxemburgo, y la tercera era lo que quedaba, las colonias, América.

Fuerte Santa Teresa

Destacó el importante papel de los ingenieros en la fortificación de Montevideo y citó al fuerte Santa Teresa, construído por los españoles y que es el más grande de los que hay en Sudamérica.

La verdad es que nos supo a poco la apasionante historia contada por el teniente general César Muro Benayas, alrededor de su novela, INFANTES SIN LEYENDA, a la que auguramos un rotundo éxito, y que se ha presentado ya, al menos que nosotros sepamos, en el Salón de actos del Ayuntamiento de Ceuta, (24 de abril), en el Museo del Ejército, (23 de mayo), en Lorca, (30 de mayo), y ahora en el palacio de la antigua Capitanía General de Aragón, (4 de julio).

Desde la Real Hermandad de Veteranos de las Fuerzas Armadas y de la Guardia Civil felicitamos al Comandante Militar de Zaragoza y Teruel, y director de la Academia General Militar, GB. Luis Lanchares Dávila, por haber organizado la presentación de esta novela, de indudable interés histórico, y esperamos ansiosos la presentación de la proxima obra del general Muro Benayas, que apunta muy buenas maneras como escritor.

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