El General Jefe de la Brigada “Aragón” I, Guillermo Pablo García del Barrio Díez, presidió el pasado 25 de julio de 2023, en la plaza España de la Base Discontinua San Jorge, de Zaragoza, la Ceremonia Militar que de forma conjunta celebraron los Regimientos ”España” Nº 11 y “Pavía” Nº 4 con motivo de la festividad de Santiago Apóstol, Patrón del Arma de Caballería.
Asistieron como invitadas, entre otras, las siguientes entidades: Real Maestranza de Caballería de Zaragoza, representada por su Teniente de Hermano Mayor Luis Navarro y Elola, y por Joaquín Cavero García Rivero, Conde de Gabarda; Asociación Española de Militares y Guardias Civiles con Discapacidad, representada por Yolanda Torres Muiño, Dama de Sanidad Militar; Asociación Cultural Los Sitios de Zaragoza, representada por su Presidente, Gonzalo Aguado Aguarón; en representación del Patronato de Huérfanos del Ejército de Tierra asistió el Teniente Coronel Francisco García Rodríguez.
Los Reales Tercios de España, fundados en 1942 por S.A.R. Don Juan de Borbón y Battenberg estuvieron representados por Jesús Navarro Ros, Segundo Jefe de la Delegación del Tercio Norte en Aragón y por Manuel Grao Rivas, Jefe de Relaciones Institucionales del Tercio Norte-Aragón.
Asistieron representaciones del Ejército del Aire y del Espacio, de la Jefatura de la 8ª Zona de la Guardia Civil de Aragón, de la Unidad Militar de Emergencias UME, así como numerosos coroneles Jefes de Unidad.
El acto dio comienzo a las 10.30 horas y, ante nosotros, dando frente a la tribuna, se hallaban formadas las siguientes unidades: en una primera línea, Escuadra de Batidores del Regimiento “España” Nº 11; Mando y Plana Mayor de Mando del Regimiento “España” Nº 11; Banda de Guerra de la Brigada “Aragón” I y del Regimiento “España” Nº 11;
Grupo de Caballería “Numancia” I/11 integrado por, Mando y Plana Mayor de Mando del Grupo; Primer Escuadrón Acorazado (como Escuadrón de Honores), y Segundo Escuadrón Acorazado; Grupo de Caballería Húsares de la Princesa II/4 del Regimiento “Pavía”, integrado por, Mando y Plana Mayor de Mando del Grupo; Segundo Escuadrón Ligero Acorazado; Tercer Escuadrón Ligero Acorazado. Y en una segunda línea, Unidad Montada, integrada por, Mando; una Sección Acorazada sobre Leopard; una Sección Ligera Acorazada sobre VEC, ambas del Grupo Húsares de la Princesa; una Sección Acorazada sobre Centauro; una Sección de Exploración y Vigilancia sobre VEC y VAMTAC, ambas del Grupo “Numancia”.
A los acordes del Himno nacional se procedió a la incorporación a la formación de los Estandartes del Regimiento de Caballería “España” Nº 11 y del Regimiento Acorazado “Pavía” Nº 4. La Bandera es un símbolo de la Patria que representa a todas las tierras de España y al conjunto de los españoles de ayer, hoy, y mañana.
Al cabo de breves instantes hizo su entrada, en la plaza España de la Base San Jorge, el General de Brigada, Guillermo Pablo García del Barrio Díez, Jefe de la Brigada “Aragón” I, quien tras recibir los honores reglamentarios revistó la formación y saludó a todos los presentes con las siguientes palabras: Buenos días a todos y bienvenidos a la Base San Jorge, sede de la Brigada de Caballería, hoy Brigada “Aragón”, y del Regimiento España. No me corresponde a mi agradecerles que hayan decidido venir con nosotros a celebrar nuestro Patrón porque están ustedes en su casa. Pero si les quiero decir que disfruten de este acto, porque ha sido preparado por el Regimiento “España” y por el Regimiento “Pavía” con muchísimo cariño para todos ustedes, y además ensayado y preparado en unas condiciones climatológicas difíciles. Lo que si les pido es que disfruten de este acto.
Y que si les parece bien la presentación de las unidades, la formación, el desfile, si les gusta la Banda de Guerra, una de las mejores que tenemos en el Ejército de Tierra, que les aplaudan al pasar porque les puedo asegurar que los jinetes que aquí forman se lo merecen. Muchas felicidades y que disfruten.
A continuación se procedió a la lectura de la efeméride. Real Orden de 20 de julio de 1892. Ratificación para el Arma de Caballería del exclusivo Patronazgo del Apóstol Santiago. Fomentar en las Armas o Cuerpos que constituyen el Ejército tradiciones que arraigan en los ánimos y que conducen a sostener el noble espíritu de compañerismo, que alejando todo egoísmo individual, con poderoso estímulo incluso a los sentimientos de abnegación, base primerísima de todas las virtudes militares, es pensamiento plausible. Pero lo es mucho más cuando se tiene el acierto de sintetizar la representación de tan nobles ideas en el Apóstol Santiago, que él, a su vez, sintetiza en la tradición y en la historia de la gloriosa epopeya de la Reconquista, en la que nuestros antepasados constituyeron, en ocho siglos de sangrientas luchas, la nacionalidad española. En tal concepto, y teniendo presente la propia consideración de carácter histórico en que se funda la proposición, S.M. la Reina Regente y en nombre de su augusto hijo, que Dios Guarde, se ha dignado ratificar para el Arma de Caballería el exclusivo Patronazgo del Santo Apóstol, designado ya el 30 de junio de 1846 por el Vicario General Castrense. Madrid 20 de julio de 1892.
Seguidamente se procedió a la ceremonia de imposición de condecoraciones, dando lectura previa del artículo 75 de las Reales Ordenanzas para las Fuerzas Armadas, de la acción de mando, que dice: Reconocerá y premiará a los subordinados que se hayan hecho acreedores a ello en justa proporción a sus méritos, por sí o elevando la propuesta que corresponda. Su reconocimiento público representa una satisfacción para el que lo recibe, un estímulo para la unidad de la que forma parte, y un ejemplo para todos.
Se impusieron las medallas del Mérito Militar, las de Constancia en el Servicio, así como las correspondientes a la Real y Militar Orden de San Hermenegildo. Esta última tiene por finalidad recompensar y distinguir a los Oficiales Generales, Oficiales y Suboficiales de las Fuerzas Armadas por su constancia en el servicio e intachable conducta, a tenor de lo que establecen las Reales Ordenanzas para las Fuerzas Armadas.
Se procedió a imponer las condecoraciones concedidas por diversas órdenes y resoluciones.
Placa de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo. Se concede por ascenso de Caballero o Dama Comendador de la Orden, cuando se cuentan cinco años de servicio ostentando esta categoría. Se entregó 1.
Encomienda de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo. Se concede por ascenso del Caballero o Dama Gran Cruz, cuando se cuentan diez años de servicio ostentado esta categoría. Se entregaron 2.
Cruz del Mérito Militar, distintivo blanco. Esta condecoración se concede por méritos, trabajos, acciones, hechos o servicios distinguidos que se efectúen durante la prestación de misiones o servicios que, ordinaria o extraordinariamente, sean encomendados a las Fuerzas Armadas o estén relacionados con la Defensa. Recibieron esta condecoración 23 personas, una de ellas el Capellán Castrense del Hospital General de la Defensa, de la Brigada “Aragón” I, del Regimiento de Caballería “España” Nº 11, y de la Real Iglesia Parroquial Castrense de Plaza de San Fernando, R.V. Ángel Briz Fernández, por quien sentimos gran respeto y afecto.
Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo. Se concede a aquellos Oficiales Generales, Oficiales y Suboficiales que ingresan en la Orden como Caballeros de la Gran Cruz, con veinte años de servicio. Se entregó 1.
Cruz de oro a la constancia en el servicio. Se concede al personal de tropa con treinta años de servicio cumplidos. Se entregó 1.
Cruz de plata a la constancia en el servicio. Se concede al personal de tropa con veinticinco años de servicio cumplidos. Se entregaron 2.
Cruz de bronce a la constancia en el servicio. Se concede al personal de tropa con quince años de servicio cumplidos. Se entregaron 3.
A continuación el Coronel Jefe del Regimiento de Caballería “España” Nº 11, Francisco Javier Calero Perea, pronunció una alocución, de la que ofrecemos a ustedes, queridos lectores que nos siguen, el siguiente resumen: Permítanme que en este día tan significativo para España y para la Caballería, mi alocución esté dirigida a nuestro querido Santo Patrón Santiago. En el año de Nuestro Señor de 1630, siendo Rey de España S.M. Felipe IV, Su Santidad el Papa Urbano VIII tuvo a bien decretar oficialmente que fuera considerado, sólo y único Patrón de la Caballería española, y es en 1822 cuando S.M. la Reina María Cristina de Habsburgo, en nombre de S.M. el Rey, ratificará este Patronazgo para la Caballería.
Pero la fecha clave para nosotros es la del 23 de mayo del año 844 en la que te apareciste en la Batalla de Clavijo, y es desde aquel milagro cuando los jinetes españoles empezamos a invocarte y te consideramos el guía espiritual de la Caballería.
Permíteme Santo Patrón que brevemente rememore ante todos tan brillante acontecimiento para la historia de España y de la Caballería.
En las llanuras de Logroño lucha Ramiro I contra la morisma, la Cristiandad combate con el islam. Los castellanos, navarros y astures se aprestan para la lucha. El combate está decidido desde el primer momento. Caen los infantes cristianos bajo los curvos sables árabes y pronto sus cabezas son exhibidas. La caballería de Ramiro está desorganizada, una nueva derrota se prevé claramente.
Las voces de los caballeros animando a sus hombres son sofocadas por los gritos de los heridos y Ramiro observa desolado el panorama, todo está perdido. El Rey Ramiro, llameantes sus ojos, se alza sobre el caballo y lanza un grito que hace estremecer a sus hombres, ¡SANTIAGO!
De la revuelta caballería cristiana aparece un extraño jinete en este lance, una poderosa luz le rodea y pronto abre una brecha entre las tropas moras. Todos los caballeros, atraídos por el extraño jinete, atacan con denuedo y se oyen mil gritos de Santiago, Santiago. Pronto las gentes de Abderramán huyen despavoridas. Los cristianos los persiguen durante todo el día. Al llegar a las tierras de Calahorra la batalla está ganada. Buscan al maravilloso jinete y, aunque nadie dice nada todos saben de quien se trata, pero no aparece por ninguna parte, pero un soldado llega ante el Rey con un manto blanco que tiene en el centro una cruz. Es en este momento, y gracias a ti Santo Santiago, cuando se forja el auténtico espíritu jinete, hecho de audacia y abnegación, de sacrificio y disciplina, que no cambiará jamás porque es el alma misma del jinete. Y el alma, bajo tu amparo y protección, es inmortal. Aquí es donde reside en esencia la grandeza de la Caballería española.
Por esta razón, felicitamos a los jinetes que han recibido diversas condecoraciones como premio a la constancia en el servicio y el trabajo bien hecho, encomiándoles a que sigan, con tu ayuda y protección, en esta línea. Hoy, en la celebración de tu Patronazgo, te damos gracias por tu protección permanente y te pedimos humildemente que nos porfíes en el orgullo de ser jinetes de la Caballería española, tan importante para para la defensa de nuestra fe y de nuestra Patria. Y que al grito unánime de ¡Santiago y cierra España! nos ayudes a fortalecer nuestro espíritu jinete, y poder servir a nuestra Patria y a nuestro Rey como primer jinete de España, allí donde se precise.
Y de forma muy especial a los Húsares de Pavía y a los Lanceros del España que hoy se encuentran sirviendo en operaciones en el exterior, defendiendo los intereses de España, y que hoy no pueden estar aquí.
¡Santiago! aquí tienes a tus jinetes, siempre dispuestos, bajo tu protección y patronazgo, a darlo todo por España y para España. Por su Santo Patrón Santiago la Caballería española de Zaragoza, ESTÁ. Y como prueba de este compromiso escucha Santiago nuestras voces, ¡VIVA ESPAÑA! ¡VIVA EL REY! ¡VIVA LA CALLERÏA ESPAÑOLA!.
Después de este vibrante discurso del Coronel Calero Perea, se procedió a realizar el acto de homenaje a los soldados de todos los tiempos, encuadrados en los ejércitos de España, que un día lucharon con valor, sirvieron con lealtad y murieron con honor.
Los Estandartes ocuparon los puestos preferentes, y los Guiones de los Regimientos, de los Grupos, y los Banderines de los Escuadrones se situaron ante el monumento a los que, en paz o en guerra, dieron su vida por España.
Se recitó el bello poema del olvidado autor español Martín Garrido Hernando, que así comienza, “Lo demandó el honor y obedecieron, lo requirió el deber y lo acataron…
Se canto la parte central de la oración cristiana La muerte no es el final, obra del sacerdote español Cesáreo Gabaráin Azurmendi, elegida en 1981 como himno de homenaje a los caídos de las Fuerzas Armadas españolas. Un Dragón de Numancia y un Húsar de la Princesa con uniforme de época ofrendaron una corona de laureles. El R.V. Ángel Briz Fernández rezó la siguiente oración: “Señor de la vida y la esperanza, fuente de la salvación, acoge con bondad a todos nuestros compañeros que han dado su vida sirviendo a España. Ellos merecen la gloria y la paz eterna como premio a su sacrificio. Que así sea”. A continuación se interpretó el Toque de Oración y, coincidiendo con su último acorde, el Escuadrón de Honores realizó una salva de honor. Los Guiones y Banderines retornaron a su puesto en formación, se cantó el Himno de Caballería y se recitó el Espíritu Jinete. Seguidamente la Fuerza se retiró para ocupar sus posiciones previas al posterior desfile. Al cabo de breves momentos todas las unidades en formación desfilaron, pasando con gran marcialidad ante las tribunas de presidencia e invitados.
El General Jefe de la Brigada “Aragón” I, se dirigió a todos los presentes para dar por finalizado el acto militar. Con posterioridad, las unidades anfitrionas ofrecieron un Vino Español al inicio del cual el Coronel Calero Perea realizó un brindis por el primer jinete de España, ¡ POR S.M. EL REY!.
Desde estas sencillas líneas de los Reales Tercios de España, felicitamos a los Regimientos “España” Nº 11 y “Pavía” Nº 4 por la brillante organización del acto y les agradecemos su gentil invitación al mismo.