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CONFERENCIA LA NOBLEZA TITULADA ESPAÑOLA ANTE LA GUERRA CONTRA EL FRANCÉS

El Teniente de Hermano Mayor de la RMCZ dio inicio al acto

El pasado 17 de septiembre de 2019 asistimos, en el palacio sede de la Real Maestranza de  Caballería de Zaragoza, a una magnífica conferencia que, con el título «LA NOBLEZA TITULADA  ESPAÑOLA ANTE LA GUERRA CONTRA EL FRANCÉS«, fue impartida por D. Carlos Nieto Sánchez, Doctor en Historia por las Universidades de Bolonia y Complutense de  Madrid, Profesor de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid.

Dio comienzo a las 19.00 horas, en el Salón de Tenientes, con la presencia de los siguientes  dignatarios de la real corporación: Teniente de Hermano Mayor, Excmo. Sr. D. Luis Navarro y Elola;  Caballero Fiscal, M.I. Sr. D. José Alfonso de Arnedo y Areitio; Diputada Primera, Excma. Sra. Dña.  Concepción Valenzuela y Elorz, Marquesa Viuda de Huarte; Caballero Comisario, M.I. Sr. D. José  María de Sancristóval y Zurita; Caballero Secretario, Ilmo. Sr. D. Enrique Caro y Valenzuela.

Entre los numerosos invitados se pudo ver al Excmo. Sr. D. Pedro de Sancristóval y Múrua, Conde de  Isla, anterior Teniente de Hermano Mayor; Excma. Sra. Dña. Soledad Descartin, Marquesa Viuda de  Valdeolivo; Excmo. Sr. D. Juan Gualberto de Balanzó y de Solá, Hermano Mayor de la Real,  Antiquísima y Muy Ilustre Cofradía de Nobles del Portillo.

Los Reales Tercios de España estuvieron representados por D. Manuel Grao Rivas, Jefe de RR.PP. e  Institucionales del Tercio Norte-Sección Aragón.

Se inició la sesión, con el descubrimiento del retrato del Rey D. Felipe VI, por parte del Teniente  de Hermano Mayor, mientras todos nosotros, puestos en pié, presentabamos nuestros respetos a Su  Majestad.

Seguidamente, Don Luis Navarro y Elola pronunció una alocución que inició con las siguientes  palabras: «Es para mi un honor como Teniente de Hermano Mayor recibirles hoy en nuestra casa palacio para asistir a la primera conferencia de nuestro ya tradicional Ciclo Cultural de Otoño. En  este año 2019 celebramos el Segundo Centenario de la elevación al rango de Real Maestranza, de la  antigua Cofradía de Nobles de San Jorge«.

Prosiguió después con la siguiente reseña histórica: «Como muchos de ustedes ya conocen, procedemos de esta antigua cofradía de nobles a la que dio Ordenanzas el Rey Fernando II de Aragón, el Católico, adquiriendo desde entonces vinculación real e importancia creciente con el paso de los siglos».

«Ya a principios del siglo XIX, con motivo de la Guerra de la Independencia, la Cofradía de Nobles de San Jorge desempeñó un papel fundamental en los Sitios de Zaragoza. El 24 de mayo de 1808 se sublevó la ciudad de Zaragoza en defensa de la religión, el Rey y la patria. Proclamaron a José Rebolledo de Palafox Capitán General del Ejército y del Reino de Aragón. Palafox, que era hijo de los Marqueses de Lazán y su familia había pertenecido durante generaciones a la Cofradía de Caballeros de San Jorge, utilizó el estamento nobiliario aragonés como clase dirigente en la batalla contra los franceses»

«El 24 de diciembre de 1908 organizó el Cuerpo de Caballería de los Almogávares, formado por los Caballeros Infanzones de San Jorge. Numerosos son los miembros de la Cofradía de San Jorge que participaron en los encuentros más duros de los Sitios, protagonizando hechos heroicos en la defensa de la ciudad y muriendo en los combates»

«El Señor Rey Don Fernando VII, para premiar la lealtad de los caballeros aragoneses que particularmente se habían distinguido en la Guerra de la Independencia se sirvió, por Decreto de 1819, erigir en Real Maestranza de Caballería la Antiquísima Cofradía de San Jorge de Zaragoza».

«Por tanto, al conmemorar el Bicentenario, la Junta de Gobierno de esta Real Maestranza consideró conveniente centrar el Ciclo Cultural de Otoño en temas de esas fechas«.

Excmo. Sr. D. Luis Navarro y Elola

«La primera conferencia del ciclo se titula, LA  NOBLEZA TITULADA ESPAÑOLA ANTE LA GUERRA CONTRA EL FRANCÉS, y será impartida por el Profesor Doctor Don Carlos Nieto Sánchez, que nos acompaña en la mesa. La conferencia de mañana se titula, 1800 GUSTOS EXQUISITOS PARA TIEMPOS ELECTRIZANTES, y será pronunciada por la Profesora Dña Carmen Abad Zardoya, y el jueves, a la misma hora, tendrá lugar un concierto a cargo del Grupo Amara Valde Antiqua, VIAJE MUSICAL POR LA EUROPA DEL SIGLO XIX. Espero que puedan asistir a todo el ciclo y que disfruten del mismo». «Centrándonos en la conferencia de hoy, como les he anticipado, trata de la NOBLEZA TITULADA ESPAÑOLA ANTE LA GUERRA CONTRA EL FRANCÉS, la va a pronunciar el Profesor Don Carlos Nieto, que es Doctor en Historia por las Universidades de Bolonia y la Complutense de Madrid, y Profesor de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid«.

Intervino a continuación el conferenciante, Doctor Carlos Nieto, quien tuvo un primer capítulo de agradecimientos, hacia la Real Maestranza de Caballería de Zaragoza por invitarle para hablar sobre la nobleza, y especialmente al Ilmo. Sr. D. Juan Manuel Melgar, Caballero Maestrante, Señor de Alconchel, por ser él quien le propuso para pronunciar estas palabras.

Contó luego que le encanta venir a Zaragoza y venir a una institución como la RMCZ, y prosiguió diciendo esto: «cuando vemos los tiempos que corren hoy, tan desmitificadores en tantas cosas, y me enseñaba Don Armando Serrano la Maestranza, y veía el esfuerzo titánico que se está haciendo por conservar este edificio precioso, he comprobado que se ha hecho todo con mucho gusto, así que os felicito porque es una labor, como digo, titánica«.

También se refirió a su visita previa a la Basílica del Pilar y señaló que era la festividad de San Pedro Arbués, para decir a continuación que él estudió en el colegio de Bolonia, donde fue colegial San Pedro Arbués, que murió luego mártir, aquí a finales del siglo XV.

Entrando ya en materia nos avanzó que pretendía hablarnos de la nobleza, más bien de la nobleza que llamaríamos hoy Josefina o Bonapartista, en el siglo XIX, entre 1808 y 1814. No tenía caso, dijo, venir aquí a hablarnos de la Condesa de Bureta, de los Sitios, de Palafox, o de los títulos que estuvieron en la Junta Suprema Central, de todo lo cual ya éramos conocedores.

Creyó oportuno hablar de una forma más generalizada, descendiendo en algunos puntos concretos a lo que es la nobleza leal, y no leal, al Rey Fernando VII. Hizo además el propósito de no hablar más de cincuenta minutos y sugirió que hiciéramos luego algo de debate sobre este tema u otros que él pudiera contestar como profesor de universidad y genealogista vocacional.

Comenzó por resaltar un punto clave, esencial en la historia moderna y contemporánea tal como la entendemos, que es la Revolución Francesa, y señaló que todos los presentes éramos, en mayor o menor medida, nos guste más o nos guste menos, deudores de la Revolución Francesa, que cambió el mundo. El mundo no se entendería hoy si un señor que nació en 1750 nos viera a nosotros. Ni entendería nuestra forma de vestir, de pensar o de actuar, porque era un mundo completamente diferente. Pero sobre todo era un mundo desigual. La desigualdad era una carta de nacimiento, y nadie la cuestionaba.

Un señor que nacía Hidalgo, en Asturias por ejemplo, aunque fuera un hombre de poquísimos recursos, era reconocido como noble en cualquier lugar de España, y si un señor ricachón, en Ocaña, la Mancha, en la Solana, en cualquiera de los pueblos grandes de la Mancha Castellana, aunque fuera rico, si era pechero, era reconocido como tal y nadie se entrometía. Era un estatus de desigualdad generalizado que era el estatus de la sociedad aceptado por todos.

Profesor Doctor D. Carlos Nieto Sánchez

Pero este estatus de desigualdad cambia completamente con la Revolución Francesa. A partir de la revolución no se respeta ese estatus de desigualdad y se acuña un término nuevo, clave, el término ciudadano. Hasta entonces todos éramos súbditos, a partir de entonces todos somos ciudadanos, con la diferencia de que todos somos iguales ante la ley, en derecho, en libertades y en obligaciones, y esto cambia la forma de entender el mundo.

Pero estas cosas no surgen de la noche a la mañana, como en esa frase que muchas veces se ha dicho, España un día se acostó monárquica y se levantó republicana.
No, eso no es así, no podemos dejar que nos engañen. Esto es una labor de mucho tiempo, de muchos años y una labor de concienciación.

Otro punto a resaltar por Carlos Nieto es el de la reacción antinobiliaria, un término acuñado por un Maestrante de Zaragoza, de esta casa, Don Faustino Menéndez Pidal y de Navascués, que acaba de fallecer hace 15 días, y que es uno de los más grandes de la genealogía, la heráldica y la Nobiliaria.Ya en el siglo XVIII la mayor parte de los ilustrados habían venido defendiendo un principio, el mérito, el mérito frente a la herencia, y habían opuesto el mérito a la nobleza.

Decían que no era posible, que no eran doctrinas compatibles, son doctrinas incompatibles.
Se preguntan los ilustrados, ¿para qué sirve la nobleza?, si además la nobleza ha sufrido una relajación moral en los últimos años. Y son los propios nobles ilustrados quienes comienzan a dinamitar el sistema. Jovellanos, Cadalso, los grandes ilustrados son los que empiezan a fomentar el mérito frente a la herencia. Por ejemplo, Cadalso, en sus Cartas Marruecas, dice: «nobleza hereditaria es la vanidad que yo fundo en que, 800 años antes de mi nacimiento, muriese uno que se llamaba como yo me llamo, y fue un hombre de provecho, aunque yo sea inútil para todo«. Esto decía Cadalso, a finales del siglo XVIII.

Aquí, en Zaragoza, un clérigo de la catedral del Pilar, el racionero penitenciario, decía en su disertación sobre el aprecio y estimación que debe hacer a las artes plásticas, en 1781, ¿por qué son nobles los hijos de los nobles, es que acaso son santos los hijos de los santos?.

Nos encontramos con este caldo de cultivo y tenemos que la situación de finales del dieciocho es una situación crítica. El antiguo régimen estaba herido de muerte, pero no por los campesinos de Castilla, o por los campesinos de Aragón, no. Estaba herido de muerte por los ilustrados que, poco a poco, habían creado una concienciación de la inutilidad de la nobleza y de ensalzar o de llevar a lo más alto el mérito frente a la nobleza. Esa es por tanto la situación del final del antiguo régimen. Pero entre 1800 y 1808, para decir, más o menos, unas fechas que sean cabales, el antiguo régimen sigue conservando, al menos en lo formal, los aspectos heredados con anterioridad. El monarca es un monarca absoluto, rodeado de su corte y el mundo de los pueblos y de las ciudades se divide en un Estado claramente diferenciado, los caballeros, los hidalgos, los clérigos y, por último, el noventa por ciento de la población, que eran los llamados buenos hombres o buenos hombres pecheros.

La situación de España en 1808 es una situación crítica. No venía, Carlos Nieto, a hablarnos tampoco del levantamiento del Dos de Mayo, de la lucha en la defensa de la españolidad, pero si que quiso desmantelar algunos mitos que, a su juicio, era necesario desmontar.

Cuando se produce la salida de los Infantes Reales del Palacio Real de Madrid, aquella España es una España en la que la idea generalizada es la idea de una modernización necesaria. Cuando se producen las Cortes de Cádiz, en plena guerra contra el francés, tenemos que tener en cuenta que la llamada Guerra de la Independencia tiene dos vertientes. Una vertiente de lucha, para expulsar a los franceses, y una vertiente política para crear una Constitución para la monarquía.

Una Constitución no para el rey francés, sino para el Rey Fernando que está en el exilio. Y esa Constitución es demoledora con el estamento nobiliario.
En 1808 se produce una situación anómala, de plena ilegalidad desde todos los puntos de vista, desde el punto de vista jurídico, histórico, sentimental, desde el punto de vista que ustedes quieran, que es la llegada de un rey, mal llamado José I, al que tendríamos que llamarle el rey intruso o José Bonaparte, que es el nombre que él utilizaba.

José Bonaparte

La llegada de Napoleón hay que entenderla en el contexto de la gran guerra napoleónica que se está librando en Europa. No vamos a entrar ahora en la invasión de Portugal, Manuel de Godoy, en personajes que son claves para todo esto. Al final, con los reyes españoles legítimos en el exilio, con Fernando y con sus padres, se produce una serie de abdicaciones que ustedes conocen y al final el emperador abdica en su hermano que viene a reinar en España.
José, mal llamado José I, había nacido en Córcega en 1768. Era el mayor de los doce vástagos que tuvieron sus padres, de los cuales solo ocho llegaron a edad adulta. Es por tanto el primogénito, el mayor de la familia. Casó con una marsellesa rica, hizo un muy buen matrimonio, y se instaló en Francia. Creció a la sombra de su hermano el emperador. En 1797 es Embajador de Francia ante la Santa Sede, a la vez se dedica a los negocios y a la política. Es, después de ser nombrado Embajador, nombrado Dinasta por Napoleón, es decir, Príncipe francés, Alteza Imperial y Gran Elector del Imperio.

Estos años coinciden también con su ingreso en la Masonería y con su cargo de Gran Maestre del Oriente de Francia. Posteriormente su hermano lo manda a Nápoles y expulsa al rey legítimo, a Fernando IV. De Nápoles llega a Madrid y se convertirá en rey de los españoles durante cinco años, pero no tuvo nunca una aceptación práctica.

Rousseau

Nos leyó Carlos Nieto un párrafo del diario del hermano de Napoleón, de José, en una carta a su hermano; «Sire, no hay un español que se muestre adicto, no tengo aquí ni un solo partidario, tengo por enemiga a una nación de doce millones de habitantes bravos, exasperados hasta el extremo. No Sire, estáis en un error, vuestra gloria se hundirá en España«. Y decía bien, su gloria efectivamente se hundió en España, fue el principio del fin del imperio napoleónico.
Nos preguntó el conferenciante, ¿cómo era esa España napoleónica, esa España del 8 al 12? y nos dio la respuesta. Esa España napoleónica era una quimera donde José Bonaparte intentó reinar. Estaba regida por un estatuto, el llamado Estatuto o Carta Otorgada de Bayona. Pero no debemos dejarnos engañar por algunos medios, la Constitución de Bayona no es una constitución, es una Carta Otorgada, fue escrita en francés, fue otorgada por el mal llamado rey, el rey intruso, a los españoles desde Francia y no fue ratificada por ningún tipo de corte. Es un documento que el rey, graciosamente, otorga a sus súbditos.
Aquel Estado se presenta como un Estado bonapartista, confesional católico, con separación de poderes y con una monarquía hereditaria, en la persona de Napoleón y más tarde de sus hijas. Había diez ministros, el sistema polisinodial que ustedes conocen de los Consejos, Consejo de Estado, Consejo de las Indias, Consejo de Castilla…

Ese sistema polisinodial que llevaba funcionando en España desde el tiempo de los Austrias, va a desaparecer de la estructura de la Constitución. José no llegó nunca a tener muchos partidarios en España, con una excepción, los afrancesados, y de los afrancesados vamos a enlazar con la nobleza afrancesada, que es de lo que venía a hablarnos Carlos Nieto.

Montesquieu

¿A quién llamamos afrancesados, quienes son afrancesados, los que les gustaba Francia? NO. Los afrancesados son aquellas personas que son partidarias del orden político napoleónico. En el año 1813 hay en España 12 millones de habitantes. Se calcula que, cuando termina el bonapartismo en España, la cifra de afrancesados es de 20.000, y se cree que nunca ha habido más de 200.000 afrancesados durante todos estos años en España, por tanto es un número muy menor.

Estos afrancesados son, fundamentalmente, viejos ilustrados. Son estos hombres que han leído a los filósofos franceses, Rousseau, Montesquieu, Voltaire, y a los españoles, a Cadalso, Moratín, a Jovellanos, es decir son hombres de letras, son hombres de ciencias. Tengan ustedes en cuenta una cosa obvia y evidente, este país lo han hecho los Hidalgos, que no les llamen a engaño jamás.

España como país lo han hecho los Hidalgos. Hay un libro, de Alfonso García Valdecasas, que es «El Hidalgo y el Honor» donde se puede entender este concepto. España como tal la ha hecho la nobleza, sin ninguna duda, evidentemente los hombres ilustrados, los que sabían leer y escribir, quienes conocían a Rouseau, los clérigos o bien los nobles. El resto de la población no estaba en estos temas ni les interesaba.

No podemos mirar las cosas de entonces con nuestra visión actual, tenemos que remontarnos a ese mundo del súbdito y no el ciudadano, que es un mundo completamente desigual.

Voltaire

Aquellos nobles ilustrados son los que van a formar parte de ese grupo de afrancesados.

Fundamentalmente son buena gente que actúan de buena fe. Mayoritariamente creen que el bonapartismo va a implicar la modernización de España, esa es la frase clave. Una frase con la que hay que tener mucho cuidado, por los medios de comunicación, como decíamos antes. Ahora nos intentan vender que la Segunda República fue la gran modernizadora de España. Cuidado, es posible que su desiderátum fuera ese, pero los resultados fueron otros.

Cadalso

Pues algo igual ocurre aquí, los ilustrados quieren modernizar España. Los afrancesados vivían de buena fe, verdaderamente el bonapartismo iba a traer una serie de avances a España, son sobre todo idealistas. También hay algunos funcionarios medios, y medios-altos, que ven en el bonapartismo y en el afrancesamiento una oportunidad para subir de categoría. No todos eran hombres de buena fe, la mayoría sí eran buena gente, pero siempre había algunas personas que veían en la posibilidad de una nueva monarquía el conseguir un ascenso que no habían conseguido con la dinastía borbónica, o el llegar a un cargo que no tenían con anterioridad.

Hay muchos militares, muchos clérigos, y hay muchos empleados públicos. Pensaban que las reformas tenían que hacerse desde el poder y sin contar con el tercer estado, con el estado llano. Ese es el grupo que fundamentalmente formaban los afrancesados, que son los que van a sostener a José I, llamado el rey intruso. Cuando llega el rey intruso intenta hacer una pequeña corte.

Moratín

Hoy en España no tenemos Corte. Don Juan Carlos, cuando llegó al trono después de la muerte del General Franco, decidió no tener corte, pero la corte, muchos de ustedes seguro que tienen en sus familias Gentiles Hombres de Cámara y otros cargos de la corte, saben que eran importantísimos, era la gente que rodeaba al rey. Entonces, ¿quién forma la Corte de José I, de qué nobles se va a rodear José I? Hay dos momentos en la corte de José I, que nos quiso explicar Carlos Nieto. Uno, desde su llegada en marzo-abril de 1808, hasta el final de 1808 y principios de 1809, y otro desde 1809 hasta 1813.

Son dos momentos porque después de la Batalla de Bailén tiene que huir de Madrid. Cuando huye de Madrid cambia la corte. Muchos nobles habían apoyado en un primer momento, hasta la Batalla de Bailén, a José Bonaparte pero posteriormente, después de la batalla, cambia la corte completamente. Aquellos nobles que tienen cargos en la corte en 1808 y 1809 se pasan con completa tranquilidad a lo que se llama la España Nacional o a la Resistencia Nacional, se pasan al bando fernandino.

Jovellanos

Continuó Carlos Nieto con las siguientes palabras:»Vamos a ver cómo estaba compuesta la Casa Real josefina en  1808, y después vamos a hablar de los títulos nobiliarios que otorgó José Bonaparte en los años en los que estuvo en España, y qué ha ocurrido con estos títulos nobiliarios. Cuando llega José Bonaparte, crea una Casa Real a su medida. El Marqués de Ariza es el Gran Chambelán.

«El Duque de Híjar es el Maestro de Ceremonias de Palacio; los Duques de Sotomayor y de Osuna son los encargados de los restantes puestos en la corte. Esos son los personajes principales que tiene en un primer momento«.

«También está el conde de Orgaz; también está el conde de Castel- Florido; el marqués de Santa Cruz; el duque de Sotomayor. Son los que forman esta primera corte que hay en 1808. Pero en 1809, una vez que se ha visto que hay una verdadera reacción patriótica, la mayor parte de estos hombres se insertan en la sociedad fernandina. En esos momentos José cambia de corte. ¿A quién va a elegir el rey?. Pues miren, va a elegir al conde de Cabarrús como su gran Chambelán, como gentileshombres de Cámara, entre otros, al duque de Gor, al duque de Fox, al marqués de Montehermoso, al marqués de Arneda, al marqués de Branciforte, a los condes de Barbuena, al conde de la Camorra, al conde de Cabarrús, a Luis Mariano de Urquijo, que era su Ministro de Estado».

Miguel de la Grúa

«Al frente de la Guardia Real situó a un militar francés, al conde de Merlin, pero muchísimos oficiales de la Guardia Real también eran partidarios de él, por ejemplo los condes de Luque, el marqués de Solar, el marqués de la Puebla, el marqués de Santa Ana, el marqués de Selva Florida y el Vizconde de Rias. Esos son los hombres que forman parte de la segunda corte napoleónica del Rey José«.

«Tras la guerra, la mayor parte de estos hombres no se reintegraron nunca en las filas fernandinas, ni ocuparon ningún cargo en ellas. Por ejemplo, el marqués de Ariza y Estepa, Vicente María Centurión Palafox y Rebolledo, sí fue confirmado como sumiller de Fernando VII; el duque de Híjar, Agustín Pedro de Silva Fernández de Híjar, sí fue confirmado como gentilhombre de Cámara y como Consejero de Estado; el conde Fernán-Núñez también fue reconocido como gentilhombre de Cámara».

«En cambio los personajes que habían servido en esa segunda parte, de 1809 a 1813, nunca jamás pudieron volver a la corte. Por ejemplo, el duque de Frías, que fue otro personaje importante tuvo que exiliarse a Francia. Por lo tanto el rey Fernando no perdonó a aquellas personas que, en una segunda parte, estuvieron con el Rey José«.

Gran Chambelán

Seguidamente, Carlos Nieto, nos explicó los títulos que dio el rey intruso y qué pasó con ellos, si se reconocieron o no, y si ocurrió lo mismo con los títulos que fueron dados después por los reyes carlistas, o que fueron dados por el archiduque.

El rey dio en total 12 títulos, que fueron estos:

Duque de Branciforte, a don Miguel de la Grúa y Talamanca, natural de Palermo (Sicilia), I Marqués de Branciforte desde 1791 con Grandeza de 1ª clase personal, y desde 1799 hereditaria: Capitán General de los Ejércitos, Virrey de Méjico, Caballero del Toisón.

Duque de Santa Fe, a don Miguel-José de Azanza y Alegría, Caballero de Santiago, Ministro de la Guerra en 1793 y Virrey de Méjico de 1796 a 1799, Ministro de Indias de José Napoleón.

Duque de Campo de Alange, con Grandeza de 1ª por R. D. de noviembre de 1808, a don Manuel-José-Antonio de Negrete y de la Torre, II Conde de Campo Alange, con Grandeza Honoraria desde 1792, Capitán General, Ministro de Negocios Extranjeros del Rey José y su Embajador en París. Casó con doña Agustina Adorno y Sotomayor.

Marqués de Santa Cruz

Duque de Cotadilla, a don Manuel de Negrete y Adorno, hijo de los anteriores, Coronel de Caballería. Desde 1818 fue III conde de Campo Alange con Grandeza de España Honoraria. Murió soltero. Grandeza de España, al marqués de Montehermoso, don Ortuño Aguirre Zuazo y Alava, casado con doña María del Pilar Acedo y Sarriá, III condesa de Echauz y del Vado.

Grandeza de España, al marqués de Bendaña, don Antonio Marín de Piñeyro y de las Casas, VII marqués de Bendaña, esposo que fue de doña Tomasa Manuel de Villena.

Marqués de Montehermoso

Grandeza de España, a don Carlos de Salligny, duque de San Germán, Barón del Imperio Francés, Teniente General de los Ejércitos en España y Capitán de Reales Guardias de Corps.

Conde de Cogolludo y de Cifuentes, al General francés Abel Hugo, Gobernador Militar de Madrid y padre de Victor Hugo.

Conde de Merlin, al General francés Cristóbal-Antonio Merlin y Agustín, Ayudante de Campo y Capitán General de la Guardia del Rey José Napoleón.
Marqués de Bernuy, al General francés Jamin

Marqués de Rio Milano, al General francés Guye

Marqués de Sopetran, al General francés Lucette

Estos títulos, en cuanto llegó a España Fernando VII fueron declarados nulos y fueron abolidos. Es decir los títulos de la nobleza dada por el rey José no fueron reconocidos. Tampoco se han rehabilitado nunca, y nunca después ha habido ningún movimiento en torno a los títulos llamados fernandinos.

Junto a esa nobleza josefina, tanto la gente que estaba en la corte, que llamaríamos hoy nobleza palatina, como los títulos del reino, tenemos que hablar por fuerza de una realidad que es importantísima, que es una gran desconocida, y que está estrechamente ligada a la nobleza, que es la Orden Real de España, llamada vulgarmente la Berenjena.

Marqués de Rio Milano

Fruto de esa reacción antinobiliaria, de la que hemos hablado, va a surgir un fenómeno nuevo, desconocido, las Órdenes de Mérito, y Carlos Nieto pasó a explicarnos qué son las Órdenes de Mérito y cuál es la primera Orden de Mérito en España.

Antes de la caída del antiguo régimen existían una serie de condecoraciones, entendidas así como hoy comprendemos, que eran solo destinadas para los hidalgos. La más importante de ellas era la Real y Distinguida Orden de Carlos III, creada por el Rey de su nombre, Carlos III, para premiar el mérito de aquellas personas que demostraban que eran hidalgas. Solo los nobles podían acceder a esta orden, que hoy por cierto es la primera orden premial de nuestro país. Este es un pequeño precedente que hay de una Orden, a caballo entre una Orden Nobiliaria y una Orden de Mérito. Cuando llega José a España va a crear la primera Orden de Mérito, la Orden Real de España.

Es una Orden para recompensar a aquellas personas que formaron parte de su séquito, que le han apoyado, que son partidarios de la monarquía napoleónica en España. Pero pueden formar parte de ella cualquier persona, desde el pechero más pobre de Castilla o Aragón, hasta el más rico e importante noble de la corte de Madrid. Es una Orden que por primera vez está abierta al Mérito, la Orden Real de España. El rey es el Gran Maestre de la Orden y es la persona que dispensa esta Orden.

Duque de Osuna

¿Qué es lo que ocurre?, pues que José Napoleón va a abolir todas las Órdenes, todas las corporaciones, todas las Maestranzas , las Órdenes Militares, y las declara anuladas. Por tanto no hay en esos años admisiones ni en Santiago, ni en Calatrava, ni en Alcántara, ni en las Reales Maestranzas que entonces existían. Declara todo ello abolido y la única posibilidad de pertenecer a una corporación es pertenecer a esta Orden, que es una verdadera Orden de Mérito.

La cruz era una estrella roja y entonces en España hubo una época en la que primero, antes de ser roja, fue verde, y el color elegido fue un verde-morado berenjena y se le llamó la Orden Berenjena, luego se pasó a un color rojo muy vivo. Esta Orden estaba inspirada, evidentemente, en la Legión de Honor Francesa que Napoleón había puesto en marcha en Francia. Si pudiéramos comprobar a quien concedió la Orden José Bonaparte veríamos a lo más granado de la nobleza
josefina en ese momento en España.

Duque de Campo de Alange

Nos leyó Carlos Nieto los nombres de algunas de las Grandes Cruces, que pertenecían todas ellas a personas de la más alta nobleza española: Duque de Campo Alange; Duque de Frías; marqués de Valdecarzana; Príncipe de Masserano; marqués de Brancifortre; marqués de Bajamar; duque de Cotadillo; duque de Mahón; marqués de Caballero; conde de Cabarrús; conde de Montazco; marqués de Almenara; conde de Mélito; marqués de Montehermoso; duque de Eschenac; marqués de Casa Calvo; marqués de San Adrián; el conde de Parcent, o el marqués de Casa Palacio, entre otros. En total, en estos cinco años de bonapartismo, va a otorgar nada menos que 1512 Cruces.

Por tanto nos encontramos con que la mayor parte de los españoles está esperando la caída de este régimen y la llegada de Fernando VII a España. Cuando Fernando VII llega a España se encuentra con que las Cortes le ofrecen una Constitución que podemos calificar de progresista, de liberal, y una de las primeras cosas con la que la Constitución de Cádiz fue verdaderamente demoledora fue con la nobleza. El nuevo texto constitucional no derogaba de forma expresa lo que hemos llamado la distinción de Estados, pues no mencionaba en ningún momento el Estado Noble, el Estado Hidalgo, o los Hidalgos. No aparecían en ningún caso artículos que dijeran queda abolida la nobleza. Sin embargo la Constitución es demoledora con la nobleza porque acaba con cualquier privilegio nobiliario, acaba con todos los privilegios del antiguo régimen, camuflando este fin de la nobleza con una palabra, igualdad. Si todos somos iguales no tenemos privilegios, sin el privilegio todos pagan, si todos pagan impuestos se ha terminado el status privilegiado de la nobleza.

Marqués de Bajamar

Marqués de Caballero Fue leyendo Carlos Nieto algunos artículos de la Constitución de 1812, como estos:

Artículo 8. Está obligado todo español, sin distinción alguna, a contribuir, en proporción a sus haberes, para los gastos del Estado.

Artículo 172. No puede el rey conceder privilegio exclusivo a persona o corporación alguna.
Artículo 248. En los negocios comunes, civiles y criminales, no habrá más que un solo fuero para todas las personas.
Artículo 339. Las contribuciones se repartirán entre todos los españoles, con proporción a sus facultades, sin excepción ni privilegio alguno.
Estas disposiciones golpeaban en lo más hondo y profundo del estatuto jurídico de los nobles, en su línea de flotación. Si la nobleza no tenía ya ningún privilegio de tipo fiscal o de tipo honorífico, ¿en qué quedaba, a qué quedaba reducida?

Marqués de Caballero

Esto sería lo que llamaríamos el final de la nobleza como corporación o como gran institución española. Posteriormente incluso se remachó todavía más este problema. Hay un término muy ambiguo, que es lo que se llama la confusión de los Estados. Así se llama a una situación que se produjo tras la muerte de Fernando VII, por la cual, efectivamente, como su nombre indica, se mezclan y se confunden todos los Estados.

Es el final de un régimen, como se ha dicho, herido de muerte desde que los ilustrados habían comenzado a minar el imaginario colectivo.

A ello tienen que sumar, en estos momentos de mediados del siglo XIX, una serie de hechos terribles que constituyen la voladura completa de la nobleza: el fin, la abolición de los Señoríos y de los Mayorazgos, en los cuales su antiguo Señor quedaba relegado a un simple propietario. Otra cosa no menos importante fue la abolición de las pruebas de nobleza para pertenecer a los Cuerpos de los Ejércitos, especialmente a la Armada Española, que era la que tenía más tradición nobiliaria.

Las Cortes de Cádiz

Curiosamente uno de los hombres que demolió, de alguna manera, el sistema, nobiliario fue el General Baldomero Espartero, que provenía de una familia muy humilde. El padre era el carretero de Granátula de Calatrava, en Ciudad Real. Él había podido aprovechar un reemplazo en el que se pidió militares para ir a América para luchar contra los insurgentes americanos. En ese momento era tal la necesidad de hombres para ir a América que se eximió de pruebas de nobleza. Luego él, durante la Regencia de Espartero y durante la menor edad de la Reina Doña Isabel II, fue el que terminó con esta situación fatídica para la nobleza.

A partir de entonces la historia ya es otra, todos la conocemos, las vicisitudes tremendas de la nobleza durante todo el siglo XIX-XX, la desamortización, el carlismo o el posicionamiento de unos nobles y otros ante una situación política. La nobleza en un primer momento, ante la invasión francesa, permaneció pasiva o permaneció a la expectativa.

Después quedó dividida, hubo grandes patriotas como Toreno, Santa Cruz, Bureta… muchísimos patriotas que lucharon contra la invasión francesa con gran heroísmo.

Luego, ya en la recta final de su conferencia, Carlos Nieto dijo lo siguiente: «Esta situación catastrófica, de un siglo XIX catastrófico, llegó a un siglo XX aún
más catastrófico. Cuando vemos las cosas que están pasando ahora , que se habla de la Guerra Civil, de la Memoria Histórica, no nos damos cuenta de que el siglo XX español es el fruto de un siglo XIX trágico. Todo esto que yo les he contado hoy, de esta historia que comienza con la Revolución francesa, que continúa en el año 8 y después continúa con una cantidad de vaivenes políticos: Fernando VII, el absolutismo; sus hijas; el sexenio revolucionario, la Primera República, la restauración de la monarquía alfonsina, es un siglo muy complejo en España. Si ustedes ven la historia de cualquier país que nos rodea, sí que tienen algunas peculiaridades pero la mayor parte de ellos suelen ser unos siglos XIX algo más tranquilos que el nuestro, que fue muy movido». «Pues bien, fruto de este siglo XIX bastante complicado y del cual hemos visto una pequeña parte es nuestro siglo XX trágico, esa idea de las dos Españas tan machacada después por Machado, y esa Guerrea Civil tan terrible que lamentablemente aún divide hoy a los españoles«.

Finalizó la conferencia y se abrió un espacio de preguntas, de las cuales seleccionamos esta: ¿Cual es el papel de Rousseau y de la Masonería en este proceso? «Rouseau es el padre de todo el sistema liberal moderno. Es un hombre que dice esto: la soberanía reside en el pueblo. Esa frase la inventa él y, frente a una cantidad inmensa anterior de autores que defienden el absolutismo, Bodinos el principal de ellos, él dice la soberanía reside en el pueblo, y desde ese momento esa frase se convierte en la Biblia para todos que quieren hacer la revolución liberal. Por tanto, toda la revolución liberal está basada en las ideas filosóficas de Rouseau, la importancia de Rouseau es total y absoluta«.

Con el Caballero Fiscal de la RMCZ

«En cuanto a la Masonería, yo, sí he leído alguna cosa y he visto algún reportaje, y he hablado con algunas personas, no tengo una conclusión clara del tema de la Masonería. ¿Ha liberado la Masonería a alguno de los personajes que hoy están en prisión, y quizás ustedes saben a quién me refiero, que durante los años 90 y posterior han estado en prisión y se han convertido en personas desprestigiadas? ¿hasta qué punto la Masonería ayuda o apoya? Yo no tengo tan claro ese concepto de la Masonería como una gran fuerza oculta que mueve el mundo. Simplemente le digo que yo no lo tengo claro, eso no quiere decir que no sea asi. Como usted hay mucha gente , como Juan Manuel Alconchel, por ejemplo, que son muy partidarios de que la Masonería es un gran movimiento en la sombra que domina la política mundial, al menos desde finales del siglo XIX. Yo viví un tiempo en Italia, y le puedo decir que la Masonería en Italia hizo el Estado italiano y usted no puede oír hablar mal de la Masonería en Italia porque se le debe el Estado italiano. En cambio, frente a aquellos masones heroicos del siglo XIX en Italia, en Madrid fueron los que quisieron romper España, los que quisieron propiciar una independencia de las regiones. Todas las cosas, que hoy consideramos en nuestra mentalidad, conservadoras malas, las hicieron los masones del siglo XIX en España, y creo que también es un caldo de cultivo propio de la idiosincrasia de los españoles.«

Finalizó la conferencia y nosotros finalizamos esta crónica felicitando a su ponente Carlos Nieto a la vez que expresamos a la RMCZ nuestro agradecimiento por haber sido invitados a la misma.

Redacción y fotografía: Manuel Grao Rivas

Santoral

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