El pasado 10 de julio de 2019, S.M. Felipe VI presidió, en la Academia General Militar de Zaragoza, la entrega de Reales Despachos de empleo a 404 nuevos oficiales del Ejército de Tierra, y de la Guardia Civil, pertenecientes a la LXXIV Promoción, y a dos oficiales jordanos.
Este viaje de Felipe VI a la AGM se produce cuando se cumplen, en estos días, 30 años desde que el entonces Príncipe de Asturias recibiera de manos de su padre, el Rey Juan Carlos I, el Despacho de Teniente de Infantería, en este prestigioso centro militar de estudios superiores
El Rey llegó a la AGM a bordo de un helicóptero Superpuma HT-21A del 803 Escuadrón del Ala 48 del Ejército del Aire, siendo recibido por el Director de la AGM, G.B. Carlos Jesús Melero Claudio.
A las 12.00 horas Felipe VI, con uniforme de Capitán General del Ejército de Tierra, hizo su entrada en el Patio de Armas de la Academia, acompañado del Jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra, General de Ejército, Francisco Javier Varela Salas; Subsecretario de Defensa, Alejo de la Torre de La Calle; Director General de la Guardia Civil, Félix Azón Vilas.
Inspector General del E.T. Fernando Aznar Ladrón de Guevara, y las siguientes autoridades civiles de la Comunidad Autónoma: Presidente de Aragón en funciones, Javier Lambán Montañés; Presidente de las Cortes de Aragón, Javier Sada Beltrán; Delegada del Gobierno de España en Aragón, Carmen Sánchez Pérez; Justicia de Aragón, Ángel Dolado Pérez; Alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón Navarro. Igualmente, asistieron al acto, entre otras muchas autoridades, la Consejera de Educación, en funciones, Mayte Pérez Esteban, el Presidente del Tribunal Superior de Justicia de Aragón, Manuel Bellido Aspas y el Fiscal Superior de Aragón, José María Rivera Hernández.
A su llegada, el Rey recibió los honores de ordenanza reglamentarios: arma presentada, Himno nacional en su versión completa y 21 salvas de honor, disparadas por una batería de cinco cañones ceremoniales Otto-Melara 105/14 del RA-CA 20. Seguidamente, revistó la formación a los acordes de la Marcha El Viejo Almirante, una marcha militar compuesta por Francisco Grau para su abuelo, Don Juan de Borbón y Battemberg. A continuación, S.M. saludo a las autoridades civiles y militares y pasó luego a ocupar la presidencia del acto.
El Arzobispo Castrense, Juan del Río Martín, rezó la oración de Acción de Gracias, y a continuación se procedió a la imposición de condecoraciones y entrega de los Reales Despachos de empleo a los nuevos oficiales del Ejército de Tierra y de la Guardia Civil. Su Majestad hizo entrega de los RR.DD. a los seis oficiales que habían terminado sus estudios con el número uno de los distintos Cuerpos y Escalas, a los que impuso las siguientes condecoraciones:
CRUZ DEL MÉRITO MILITAR con distintivo blanco a: Gonzalo Echevarría (Infantería); Ignacio Sanclemente (Intendencia); Antonio López Añón (Caballería); Juan Felipe Enríquez (Infantería); Rodrigo Sellés (Artillería).
CRUZ DE LA ORDEN DEL MÉRITO DE LA GUARDIA CIVIL con distintivo blanco a: José Manuel de la Peña.
Seguidamente el resto de nuevos oficiales, hasta un total de 406, (382 hombres y 24 mujeres), recibieron sus RR.DD. de manos de las autoridades civiles y militares.
A continuación, el Director de la Academia General Militar de Zaragoza, GB. Carlos Jesús Melero Claudio, pronunció una alocución, que inició con las siguientes palabras: MAJESTAD: Permitidme que al tradicional y siempre sincero agradecimiento de gratitud por vuestra presencia un año más entre nosotros, añada en esta oportunidad, en nombre de todos los componentes de la Academia, nuestra más cordial felicitación al cumplirse treinta años de vuestra salida como Teniente.
Tuvo luego, el general Melero Claudio, un capítulo de agradecimientos hacia todos los presentes en el acto y señaló después que, luciendo su primer empleo militar efectivo, formaban 404 Tenientes de los Cuerpos General, Intendencia, e Ingenieros Politécnicos del Ejército de Tierra y de la Guardia Civil, además de 2 oficiales jordanos. A todos ellos expresó su sincera y cordial felicitación. Enhorabuena que hizo extensiva a sus familiares y amigos, que compartían con ellos el éxito del momento.
Señaló, Melero Claudio que culminan, con este acto, años de intensa formación marcados por unos exigentes planes de estudios.
Una formación que, en su fase inicial, y como quedó recogido en el lema de las Jornadas de Enseñanza Militar y Orientación celebradas en Madrid, los pasados 24 y 25 de junio, supone un «Más de lo que crees» al proporcionar, además de una sólida formación académica en la que destaca una exigente preparación técnica, científica y humanística, una formación física y militar sustentada en los valores y virtudes militares que caracterizan al Ejército y la Guardia Civil y que son indispensables para el perfecto ejercicio de la profesión militar.
Resaltó que la Academia General Militar, en estrecha e imprescindible coordinación con las Academias Especiales y con el Centro Universitario de la Defensa, han procurado, y con éxito, proporcionar una enseñanza de calidad, buscando siempre las más altas cotas de excelencia.
Expresó público reconocimiento al personal militar y civil de las distintas Academias y Centros Universitarios de Defensa que, con su dedicación y profesionalidad, han contribuído a la formación de los nuevos oficiales con un excelente trabajo.
Se dirigió luego a los nuevos oficiales para decirles lo siguiente: Por fin llega el día que tanto habéis esperado. Atrás quedan largas horas de estudio, de esfuerzo y sacrificio en la instrucción, pero también quedan anécdotas, sentimientos y actos de compañerismo que han permitido crear y forjar, entre vosotros, lazos de unión que os acompañarán siempre. Y ello es debido a que, durante estos años, habéis interiorizado los valores recogidos en nuestro «Decálogo del Cadete», que constituyen el fundamento de ese vínculo inalterable que denominamos «el Espíritu de la General», y que no es otra cosa que el sentimiento cohesionado de compañerismo y unión entre aquellos que se han formado en esta Academia.
Me consta que estáis perfectamente preparados para servir, con iniciativa y capacidad de decisión, en las unidades del Ejército y de la Guardia Civil, pero permitidme que os de unas últimas recomendaciones.
Aunque es posible que aún no seáis plenamente conscientes de ello, fruto de la inexperiencia inicial, tened la seguridad de que estáis listos para asumir responsabilidades y afrontar desafíos. Sed perseverantes en el cumplimiento de vuestras obligaciones, íntegros y justos en vuestras decisiones, y practicad siempre el noble compañerismo. Les recordó que, como oficiales del Ejército y de la Guardia Civil, pertenecen a instituciones en las que su principal objetivo sigue siendo los hombres y mujeres que las componen. Deben ganárselos con el ejemplo, contagiarles su entusiasmo y sacar el mayor partido a sus conocimientos y experiencias. La lealtad, el respeto y la confianza mutua les llevará a la cohesión, imprescindible para alcanzar el éxito en cualquier misión.
También puso el acento en señalar que la vida militar les exigirá sacrificios, tanto personales como profesionales, pero también les proporcionará innumerables satisfacciones si la viven plenamente. Les animó a disfrutarla a diario pero sobre todo a mantener siempre la ilusión. Deben darlo todo sin esperar nada, sin olvidar que no hay mayor recompensa que la íntima satisfacción del deber cumplido.
Este último consejo les dio: continuad cultivando, a lo largo de toda vuestra carrera profesional, los valores que aquí se os han inculcado. Ello no sólo os hará mejores militares sino también mejores personas.
Finalizó su intervención con las siguientes palabras, MAJESTAD, los Tenientes que hoy han recibido sus Reales Despachos, han superado un exigente periodo de formación, acreditan los valores y virtudes militares esenciales que exige la profesión militar y están plenamente dispuestos a dedicar su vida al servicio a España.
Por ello, como muestra de nuestro permanente compromiso con la Patria, fidelidad al Rey y orgullosos de la General, os pido que unáis vuestras voces para gritar conmigo: ¡VIVA ESPAÑA! ¡VIVA EL REY! ¡VIVA LA ACADEMIA GENERAL MILITAR!
A continuación tuvo lugar el homenaje a los que dieron su vida por España., ese momento en el que la solemnidad se adueña del ambiente y a todos sumerge en el recuerdo a los caídos.
Se recitó el bello soneto de rigor, que así dice:
Lo demandó el honor y obedecieron,
lo requirió el deber y lo acataron;
con su sangre la empresa rubricaron
con su esfuerzo la Patria engrandecieron.
Fueron grandes y fuertes, porque fueron
fieles al juramento que empeñaron.
Por eso como valientes lucharon ,
y como héroes murieron.
Por la patria morir fue su destino,
querer a España su pasión eterna,
servir en los Ejércitos su vocación y sino.
No quisieron servir a otra bandera,
no quisieron andar otro camino,
no supieron vivir de otra manera.
Los portaguiones y portacoronas avanzaron a paso lento hacia el monolito de homenaje mientras se cantaba la parte central de la oración cristiana la muerte no es el final, compuesta por el sacerdote español Cesáreo Gabarain Azurmendi, elegida en 1981 como Himno de homenaje a los caídos de las Fuerzas Armadas españolas.
Se depositó una corona de laurel a los pies del monumento que recuerda a los que, en paz o en guerra, dieron su vida por España, y el capellán castrense de la AGM, Miguel Ángel Melguizo, rezó la siguiente oración: Que el Señor de la vida y la esperanza, fuente de salvación y paz eterna, les otorgue la vida que no acaba, en felíz recompensa por su entrega. Que así sea.
En medio de un profundo silencio, se escuchó el toque de oración y, llegado al punto ejecutivo, se saludó con respeto y admiración a quienes nos precedieron en el servicio a España. Coincidiendo con su último acorde, se disparó una salva de honor, de fusilería.
Se interpretó luego el Himno de la Academia General Militar y se recitó el articulo primero del Decálogo del Cadete, que dice así: Tener un gran amor a la Patria y fidelidad al Rey, exteriorizado en todos los actos de su vida.
Posteriormente se dislocó la Fuerza, que momentos más tarde desfiló por la Avenida del Ejército, pasando con gran marcialidad frente a la tribuna de autoridades e invitados. Todavía quedaban algunas secuencias del acto, entre ellas aquella en la que los nuevos oficiales escucharon, por última vez en la Academia General Militar, y en la voz de S.M. Felipe VI la siguiente orden: ¡Rompan filas!
Algo después, el Rey posó para foto oficial en el vestíbulo del Salón de Actos de la AGM con los números uno de los respectivos Cuerpos y Escalas.
Por último, tuvo lugar un acto social en el comedor de cadetes.