Conferencias

CONFERENCIA DE LA FUNDACIÓN MANUEL GIMÉNEZ ABAD EN ZARAGOZA

Christian Leuprecht (izda) y Mario Kölling

Una vez más hemos de agradecer a la prestigiosa Fundación Manuel Giménez Abad la gentileza de invitarnos a sus actos. En este caso asistimos a una magnífica conferencia titulada UN MUNDO CONVULSO: VIOLENCIA EXTREMISTA Y EXTREMISMO VIOLENTO, de la que fue ponente Christian Leuprecht, Investigador del Royal Military College de Canadá y en la que actuó como moderador Mario Kölling, Investigador y Coordinador de Proyectos de la Fundación Manuel Giménez Abad y Profesor de Ciencia Política y Administración en la UNED.

Tuvo lugar la conferencia, el pasado 17 de mayo de 2019, a partir de las 12.00 horas, en la Sala de Comisiones Manuel Giménez Abad, del Palacio de la Aljafería ante un auditorio, más bien especializado, o cuando menos interesado, en lo que es el mundo del terrorismo.

Patrocinadores del evento fueron, Ministerio de Política Territorial; Gobierno de Aragón; Fundación Ibercaja, y Fundación Victimas del Terrorismo.

Inició la sesión Mario Kölling para hacer la presentación del libro titulado «Seguridad pública en sistemas federales» del que son coautores Christian Leuprecht y el propio Mario Kölling, y que a lo largo de un dilatado proceso de gestación que ha durado siete años, ha tenido sus altos y bajos.

La obra tiene su origen en una conferencia, dada también en el Palacio de la Aljafería, en 2012, en la que expertos de Alemania, Brasil, Canadá, España, EE.UU., India, Méjico, Sudáfrica y Suiza, analizaron conjuntamente cómo el sistema de gobierno federal encaja con la gestión de una política pública, como es la seguridad pública.
Esta publicación y este proyecto de investigación iba también en línea con otros proyectos de investigación lanzados en los últimos años, relacionados con la gestión de la seguridad en los países federales, la gestión de la inmigración, la gestión del agua, o también cómo funciona la política educativa en sistemas federales.
Ahora aparece por fin una publicación sobre sistemas federales y seguridad pública y, como dice Christian Leuprecht, somos pioneros en esta materia pues no se ha publicado nada sobre este tema.
En los diferentes capítulos de este libro se analiza cómo se gestiona, cómo se ha diseñado el marco institucional para la seguridad pública.

Se estudia principalmente cómo se distribuyen las competencias en los diferentes países federales; cómo funcionan las relaciones intergubernamentales en la seguridad pública y cómo funciona la financiación de las competencias, planteando si realmente las entidades federales subestatales cuentan con la suficiente financiación para gestionar sus competencias.

Luego, Mario Kölling dijo lo siguiente: «Antes de comentar algunos detalles de nuestras conclusiones me gustaría subrayar y agradecer la contribución del Foro de las Federaciones, tanto en la elaboración del estudio como en la organización de diferentes seminarios de trabajo que se han celebrado a lo largo de los últimos años y, hoy especialmente, me gustaría también agradecer a la embajada de Canadá su colaboración y el habernos traído aquí a Christian Leuprecht, el verdadero cerebro que está detrás de esta publicación«.

Cartel anunciador

Resaltó luego que, cuando se analizan los diferentes estudios de este caso resulta evidente que en todos los países federales, o políticamente descentralizados, las Fuerzas de Seguridad se enfrentan a muy diferentes desafíos, y también hay una pauta común y es que existe el convencimiento de que ningún nivel de gobierno, por sí solo, podría hacer frente a estos desafíos.
Al contrario que en los países unitarios, que tienen dificultades a la hora de coordinar las Fuerzas de Seguridad a nivel horizontal, los países federales tienen también la dificultad de una mayor necesidad de coordinación entre las Fuerzas de Seguridad a nivel vertical. Por otro lado, los países federales tienen la desventaja de que la descentralización, también en la gestión de la seguridad pública, evita la concentración de poder en estos aspectos, justamente un argumento que ha sido fundamental en la gestión o el diseño del sistema de la gestión de la seguridad pública en Alemania.

Al mismo tiempo, también las Fuerzas de Seguridad pueden reflejar más las preferencias y necesidades de las entidades subestatales en traslaciones heterogéneas, como Canadá.Vemos también cómo en países federales hay un cierto riesgo de problemas especialmente relacionados con los largos procesos de mando y gobernación, que son dos temas muy importantes para la seguridad pública.
También resulta complicado el reparto de información entre diferentes Fuerzas de Seguridad, tanto a nivel horizontal como vertical. En este sentido tampoco sorprende que, después de ataques terroristas o crímenes especialmente violentos, en países federales siempre haya voces que piden una mayor centralización en las competencias de las Fuerzas de Seguridad Pública. Esto lo hemos escuchado también aquí en España y especialmente en el contexto de la Unión Europea donde, cada vez que hay un problema de seguridad pública grave, se demanda mayor coordinación y cooperación a nivel europeo.

Pero en este libro no se pregunta si los resultados de las Fuerzas de Seguridad Pública son mejores en países federales o mejor en países unitarios. Las preguntas centrales de esta investigación, o estos diferentes estudios de casos, apuntan a las siguientes cuestiones: ¿Afecta realmente el diseño institucional, la ejecución y la prestación de la seguridad pública? ¿Cómo funciona la seguridad pública en países federales, en la práctica? ¿Hay diferencias en la gestión de la seguridad pública cuando hablamos de federaciones homogéneas, o heterogéneas? ¿Cómo cambia el sistema de seguridad pública en los diferentes países a lo largo de los años y qué factores pueden explicar esos cambios?

España está más descentralizada que los grandes países federales

Y de forma especial, ¿Cómo se aplican los mecanismos de cooperación intergubernamental en esta materia? ¿Estamos hablando de sistemas de cooperación intergubernamental institucionalizados, informales, ad hoc,? ¿Cuál es el grado de politización de estas relaciones intergubernamentales en el ámbito de la seguridad pública?

Decía esto Mario Kölling: «Cuando miramos a los resultados esperábamos encontrar algunos patrones más comunes en relación a la distribución de competencias, pero vimos una gran heterogeneidad en este aspecto. Esta diversidad es el resultado de la diferencia, de la trayectoria, incluso consecuencia aún de la época colonial cuando miramos el sistema institucional en México o en Colombia. También de la propia realidad económica, de cuántos recursos tienen las entidades estatales y subestatales para proporcionar o crear sus propias Fuerzas de Seguridad.

Vimos también una diferencia muy importante entre la asignación formal, constitucional, de las responsabilidades en la seguridad pública, y real cuando hablamos de la financiación, muy importante también en los casos de Brasil y México.

Explicó luego Kölliing que, cuando se miran las relaciones intergubernamentales se ve también una gran diversidad, altamente politizada en algunos países federales, muy estables e institucionales, como son los ejemplos de Alemania y Suiza. Cuando miramos los ejemplos de Brasil y Suráfrica vemos también una alta politización de estas relaciones intergubernamentales y mirando el ejemplo de España e incluso de EE.UU. vemos que las relaciones intergubernamentales de las unidades subestatales y a nivel federal, son casi inexistentes en ambos países. Más bien hablamos de relaciones Ad hoc, y a menudo también relaciones bilaterales, consecuencia a veces de algunos acontecimientos muy puntuales.

Cuando hablamos también del diseño institucional federal vemos, en este sentido, que sí afecta a cómo se gestiona y cómo proporcionan esos países federales la seguridad pública. Pero también hay muchas otras variables que afectan esa proporción de la seguridad pública en estos países. Vemos que hay una adaptación, especialmente después del 11 de septiembre de 2001. Vemos una clara recalibración de las relaciones y las competencias de la seguridad pública hacia una mayor
centralización en los países que se han analizado.

El gobierno en ese sentido, en los países federales, no es fácil, cambia, y en el ámbito de la seguridad es un ejemplo más entre otros ejemplos analizados, y por supuesto depende también de cómo esos sistemas federales se enfrenten a diferentes desafíos comunes y qué otros elementos tienen para garantizar los principios de libertad y también la estabilidad del sistema democrático, para dar luego al fin una evaluación de si hay éxito entre las diferentes políticas públicas de los países federales o no.
Pero no quiso, Kölling, entrar en detalles más concretos de esta publicación que, como se ha dicho, tiene su origen en una conferencia de 2012. En ella se ha trabajado durante varios años y no refleja los últimos cambios institucionales, constitucionales, de los países analizados. Sin embargo ofrece una imagen que permite comparar el desarrollo y la distribución de competencias en esta materia, en una época muy concreta. Los autores creen que en este análisis ya vieron, y pudieron predecir, los escenarios que se han visto en los últimos años.

Cedió la palabra al coordinador de la obra, Christian Leuprecht, del cual se nos había facilitado un resumen de su extenso historial, y adelantó que ambos tienen ya definidos algunos temas para seguir esta colaboración en un futuro. Anunció también que Leuprecht no iba a hablar sobre la publicación que ahora se presentaba sino que se centraría en algunos acontecimientos y debates más actuales sobre violencia extremista y extremismo violento, haciendo también una referencia al memorándum actual del país que continuaba o que proponía algunas medidas en relación, o causados, por los atentados en algunos sitios, hace unos meses.

Al inicio de su intervención, Christian Leuprecht dijo lo siguiente: Como ha sugerido Mario, hemos tenido la oportunidad de colaborar unos cuatro años. Lo digo porque pensamos en España y Canadá como aliados obvios y evidentes cuando hablamos de seguridad pública. Pero creo que Canadá y España tienen muchas cosas en común si pensamos especialmente en ¿qué esperan nuestras sociedades de las Fuerzas de Seguridad encargadas del cumplimiento de la ley? ¿cómo se interpretan las políticas, los intereses comunes que tenemos, qué compartimos?.

España tiene efectos multiplicadores para Canadá, por ejemplo la relación con Marruecos, con el Magreb, también las relaciones con Latinoamérica. Estas relaciones nos parecen muy importantes y siempre señalo en Ottawa que cuando hablamos de retos en defensa y seguridad, hay otras capitales aparte de Washington, Londres y París. Tenemos más cosas en común con Holanda, con Alemania, con España, con Suecia, con Dinamarca, de lo que podemos pensar, por eso digo, insisto, y les animo a continuar con esa colaboración multilateral entre algunos de los países que he mencionado y Canadá. Puede haber relaciones bilaterales pero siempre le llamo una alianza dentro de la alianza de países de tamaño medio que tienen el interés y la capacidad de reflexionar con los retos a los que nos enfrentamos todos en ese siglo XXI.

Es maravilloso estar de vuelta aquí en Zaragoza con todos ustedes . Siempre que puedo menciono a la Fundación porque cuando hablamos de extremismo violento , violencia extrema y terrorismo, inherentemente estos temas gravitan a la literatura en inglés, a todo lo que se genera en países anglosajones, por eso siempre recuerdo que la Fundación Manuel Giménez Abad es una institución que ha hecho mucho trabajo, ha colaborado enormemente a considerar este desafío del terrorismo y del extremismo violento durante muchos años y entonces la consideramos entre nuestros socios y aliados de primera línea.

Llamada de Christchurch

Después de este preludio, Leuprecht presentó la charla en el contexto de la Christchurch call, que se enmarca en el esfuerzo de Emmanuel Macron para eliminar contenidos extremistas en Internet. Luego nos sorprendió al decir que su esfuerzo consistía en cuestionar las hipótesis fundamentales que están detrás de esto, y planteó los siguientes interrogantes: ¿si eliminar contenidos de Internet debería de ser una prioridad? ¿si nos va a llevar a conseguir los efectos que queremos conseguir?

Eso es lo que quiso presentar a modo de introducción. Después de Christchurch la gente, sobre todo los políticos, creen que tienen que actuar, hacer algo y, eliminar contenidos peligrosos de Internet parece obvio. Pero Leuprecht cree que puede ser contraproducente por varios motivos y mencionó dos de ellos. Siempre se piensa que la democracia se basa en un mercado libre de ideas y que las mejores ideas acaban ganando en una conversación libre. Eliminar las ideas de la conversación, del debate, nos quita la oportunidad de demostrar que son ideas malas y por qué son malas, y no podemos perder esa oportunidad.

Conocemos la narrativa y el relato de ISIS, del Estado Islámico que, al final, no ofrece las promesas que hace al principio. Una vez que se eliminan las ideas no se puede debatir. Todos los que tenemos hijos adolescentes sabemos que si les prohibimos algo les va a parecer mucho más atractivo. Todos sabemos que es imposible eliminar contenidos, lo que hacemos es suprimirlos en las esquinas, oscuras desde luego.

Por ello el material seguirá proliferando en Internet y va a estar presente de una manera o de otra. Otro argumento, y éste digamos que era el corazón de la presentación de Leuprecht, es la relación entre lo que la gente piensa y lo que hace, sus acciones. Esa relación es más débil de lo que nosotros y en particular los políticos tienden a pensar. Hay mucho trasfondo psicológico aquí y Leuprecht señaló que el Reino Unido ha sido muy agresivo, lleva mucho tiempo filtrando contenidos extremistas en sus webs domésticas nacionales. Dijo el ponente que en Canadá las personas tienen mucho más acceso a material que, por ejemplo, en Francia. Leyó después en francés parte de una lista de terroristas franceses de la que se va a lanzar una publicación y resaltó que las 21.000 personas de la lista duplican el número de personas que había en 2.012, antes de los atentados. Los jefes de Inteligencia sugieren que la mitad de ellas son consideradas con un alto riesgo de pasar de las ideas a la acción. En Canadá son, aproximadamente, el uno por ciento.

Expresó Leuprecht su preocupación sobre las grandes empresas dedicadas a las redes sociales.

Trabajan sobre la base de los sensacionalismos, que es lo que nos hace prestar atención, y no cree que vayamos a tener mucha cooperación de las redes sociales que siguen este modelo. Alemania ha aprobado unas leyes draconianas en su país y las redes sociales han sobrerreaccionado enormemente eliminando todo tipo de contenidos con el argumento de que no quieren pagar la multa. Pero lo que pasa en realidad, en opinión de Leuprecht, es que se trata de una medida de disuasión contra otros países que intenten hacer lo mismo. Dicen: vamos a quitar tanto material que básicamente va a recortar y a reducir la libertad de expresión en sus países.

No cree que la idea de que las corporaciones censuren el material vaya a ser buena, tiene más que ver con fascismo corporativo que con otra cosa. De nuevo planteó unos interrogantes, que son estos: ¿la guerra contra el terrorismo ha tenido todo el éxito que esperábamos? ¿hemos tenido tanto éxito que tenemos que pasar a la guerra contra las ideas?.

Clark McCauley

No se mostró muy convencido sobre esto, y apostilló lo siguiente: si eliminar las ideas nos mantuviera seguros, la Unión Soviética seguiría en pie, esto es lo que quería decir a modo de introducción, y tengo bastante escepticismo sobre ello.

Mostró luego en pantalla las imágenes de dos personajes a los cuales se refirió. Uno de ellos es Clark McCauley, el principal académico del mundo en temas de radicalización. Es psicólogo social en EE.UU. y lleva trabajando sobre cuestiones de extremismo violento, violencia extremista y radicalización desde los 80 del siglo pasado. El otro es David B.

David B. Skillicorn

Skillicorn, informático, que procesa gran parte del trabajo con datos que maneja Leuprecht. El ponente tiende a pensar, dijo, que cuando hablamos de terrorismo es como hablar de teología, hay muchas proposiciones y pocas evidencias que las soporten y que las corroboren. Se declaró creyente pero añadió que parte de sus esfuerzos tienen que ver con proporcionar evidencias robustas lo cual es más fácil a veces para contribuir al debate.

Continuó explicando que metodológicamente nos enfrentamos a muchos retos. Son pocas las personas dedicadas a estos temas e intentan medir, no acontecimientos sino ¿cómo de buenas son nuestras Fuerzas de Seguridad porque tenemos muy pocos incidentes? ¿ están haciendo un trabajo muy bueno y por eso no los hay, o es que el problema al que nos enfrentamos no es tan grande como el que podíamos pensar?. Es decir, hay una serie de conversaciones muy interesantes que se podían plantear aquí, y que parte de ellas se enmarcan en la analítica de datos, no solamente cualitativos sino también cuantitativos a gran escala.

Entrando ya más en materia, comenzó a hablar de radicalización política. Muchas personas hablan de estos conceptos presuponiendo que todos están de acuerdo en la definición de estos conceptos, lo que se entiende por ellos. Pero resulta que no todos estamos de acuerdo, dijo Leuprecht, sobre el significado de estas cuestiones y tenemos que clarificar. ¿Qué es la radicalización política? Es sencillamente un cambio de ideas, normalmente un cambio masivo en el marco de una comunidad, hacia lo que antes se consideraba una visión más marginal. Si pensamos en EE.UU. después del 11 de septiembre estaremos de acuerdo en que hubo en la sociedad estadounidense una radicalización, es decir un apoyo hacia un lado en un conflicto para afrontar determinados retos tras estos atentados terroristas.

Este proceso es muy difícil de medir, de cuantificar, porque hace falta un trabajo de estudio y encuestas a gran escala; hay que seguir a las personas que se radicalizan; hemos de entender las condiciones en las que se produce esta radicalización, y puede ser muy caro. Luego dijo lo siguiente: Esto nos lleva a la Primavera Árabe. Tres meses antes del punto de inflexión en Tunicia, sabíamos que estaba pasando algo porque hubo un cambio en las conversaciones que se daban en las redes sociales, en cuanto a la estructura y el contenido de esas conversaciones. Pudimos captarlo unos meses antes y sabíamos que iba a surgir, que iba a pasar algo, y hubiera sido posible predecir que Tunicia era el país donde todo arrancaría. Esto es solo para darles un ejemplo, podemos hacer un seguimiento, trazar algunos de los cambios.

Primavera Árabe en Túnez

Otro problema es que cuando hablamos de radicalización, gran parte de la investigación, de la literatura, procede de personas que ya se han radicalizado, es decir son indagaciones cualitativas, lo cual es clásico en las ciencias sociales cuando se hace un muestreo de esas variables dependientes.

También hay que entender por qué la amplia mayoría de las personas no se han radicalizado, por eso me interesa tanto la residencia en países como España. Siempre hay muchas cosas que aprender de las personas que se radicalizan pero hay mucho más que aprender de aquellas que optan por no radicalizarse. ¿Por qué estas ideas no se estudian cuando muchos de nosotros deberíamos estar interesados?. Desde luego tenemos que centrarnos en aquellas ideas que nos puedan dar los efectos deseados.

Explicó a continuación que cuando hablamos de radicalización ya podemos decir que hay tres tipos de grupos, en realidad hay cuatro, pero este último lo explicaría después. El primero es el de aquellas personas que por lo que hacen se implican en algún tipo de protesta legal, y les llamamos activistas. Luego hay personas que participan en acciones ilegales pero no necesariamente violentas, y les consideramos como radicales. Después hay personas que participan en violencia políticamente motivada y a ellos les llamamos terroristas.

La cuarta categoría representa ostensiblemente a aquellas personas que simpatizan con ideas violentas extremistas pero no hay consecuencias, no actúan, solo simpatizan teóricamente. Como no hay consecuencias, sí puede que sean muy problemáticos, porque simpatizan con estas ideas, pero en la práctica no son un problema real porque de ningún modo actúan para respaldar estas ideas. Luego volvería, el conferenciante, sobre esta clasificación porque hay un reto en ella.

Considerando esta taxonomía de personas, lo bueno de estas tres categorías es que podemos medir estos límites. Los Servicios de Inteligencia y Seguridad pueden decidir libremente si son tipos de acciones legales o ilegales, si son violentas o no violentas, pero ¿son formas de interpretación subjetivas o más bién objetivas, para entendernos? Lo cual plantea toda una serie de preguntas interesantes.

¿Cómo acaban las personas perteneciendo a estas categorías? ¿avanzan en una especie de cinta transportadora, de una trayectoria ya definida?. No parece que sea así, pero la mayoría así lo vemos en la persona que disparó.

En San Diego (California) un joven de 19 años empezó a pegar tiros en una sinagoga hace poco tiempo. El día antes no había ningún indicio de que iban a pasar esas cosas. Era un estudiante de éxito, razonablemente bien integrado, con amigos en la comunidad, y no tenía grandes problemas. Es decir no es una teoría de fases, lo cual hace muy difícil la labor de los Servicios de Inteligencia. ¿Cuáles son las personas de alto riesgo? Porque no hay indicios, no hay manera de prevenir.

La gente se levanta una mañana y decide ponerse a pegar tiros donde sea. La gente hace una transición porque no nace siendo terrorista, se convierte. ¿Qué es lo que motiva a estos individuos a cruzar los límites, a pasar de lo no radical a lo radical, o de ser radicales a terroristas?

Continuó Leuprecht con las siguientes palabras: Esto es muy importante y nos tenemos que plantear muchas más preguntas sobre ¿qué evita que esas personas den el paso hacia la radicalización?. Hemos aprendido mucho en España, hemos hecho un trabajo muy importante acerca incluso de aquellas personas que quieren cruzar el límite, de las cuales la mitad o muchas de ellas al final deciden no hacerlo porque son conscientes de lo que implica y lo hemos sabido explicar muy bien.

La pregunta más importante es un problema de análisis multivariado, con muchos factores que entran en juego, ¿por qué algunas personas deciden cruzar estos límites, hacerse violentos, radicalizarse, y otras deciden que no? En Inteligencia saben que esto plantea muchos problemas y que no hay una métrica que permita averiguarlo. En Francia y en España hemos tenido ciertos incidentes porque no tenemos modelos especialmente buenos.¿Sería posible decir a qué tipo, a qué categoría de acción avanzará un individuo al examinar sus actitudes concretas? y, más en general, ¿las actitudes corrientes pueden predecir la trayectoria de una persona? ¿podemos decir de una persona, que está totalmente inerte, que no hace nada, podemos anticipar que está en alto riesgo de radicalizarse?. No hace falta estudiar la literatura sobre terrorismo sino sobre criminología.

Normalmente la gente sigue modelos y patrones estándar criminológicos que conocemos desde los últimos 50 años.

La investigación es muy difícil, pero podemos ver cuáles son los motores, las barreras y los caminos y trayectorias. Queda mucho trabajo metodológico por hacer. Estamos empezando, en todo el mundo, a hacer un estudio sistemático. En Barcelona hay un proyecto interesante sobre como la comunidad puede afrontar o implicarse con personas de alto riesgo de radicalización.

Fuerzas de seguridad españolas

He aquí tres preguntas básicas: ¿existe una estructura subyacente en las actitudes de los radicales? ¿ qué tipo de relación entre esas actitudes emerge a partir de la estructura, cuáles son problemáticas y cuáles no? y ¿cuáles son las implicaciones políticas más amplias?

Eso nos dice que hay tres modelos básicos de radicalización. Esto es importante porque nos conduce a extraer diversas implicaciones políticas. Esta estructura de actitudes en muy diversa, amplia, compleja y exhaustiva. En la estructura no queda muy claro quien se puede convertir en un radical o en violento.Lo que tenemos que estudiar son evidencias, pruebas de personas que pueden participar en actividades penales y criminales, por eso necesitamos a las Fuerzas de Seguridad públicas.

Luego tenemos la perspectiva de que la violencia tiene un coste económico, por ejemplo un suicida, si lo descubren, también irá a la cárcel durante mucho tiempo. También está la parte psicológica, la que tiene que ver con la naturaleza humana.

Debe ser muy difícil tomar la decisión de matar, de quitar la vida a otra persona.

¿Qué les anima a las personas a implicarse en este tipo de actividades? Si estudiamos la literatura psicológica, vemos que intenta estudiar qué mecanismos podemos utilizar para animar a las personas a no traspasar esas fronteras. La tercera es la correlación entre determinadas ideas o grupos de ideas, la probabilidad de que alguien participe en acciones radicales, ilegales o posiblemente violentas. Podemos identificar y detectar comunidades o personas en concreto que pueden tener una serie de opiniones e ideas que son altamente problemáticas y podemos ayudar a prevenir, y por eso estos tres modelos son interesantes, porque las implicaciones son muy diversas.

Todos los modelos incluyen la dimensión de insatisfacción con la vida, de intensidad diferente, pero ¿cómo se materializa esa insatisfacción en general? Esto nos plantea una serie de cuestiones políticas y si los políticos responsables de la promulgación de políticas, consideran si las personas están satisfechas con sus vidas y por qué actúa esa insatisfacción.

Tiene un tinte moral o político. ¿Hay gentes que piensan que los países occidentales son inmorales o es más bien una insatisfacción de carácter más social?. Por ejemplo, gente que no tiene trabajo, o que no recibe educación, o que se ven en situaciones económicas que no pueden salvar. Estas son preguntas importantes que nos tenemos que plantear porque los enfoques políticos cuestan mucho dinero. Por ejemplo el estado del bienestar supone una inversión enorme, intentamos ayudar a comunidades en riesgo de exclusión.

Hay muchas personas que se sienten discriminadas pero no se hacen violentas. Otras, cuando se implican en acciones violentas o ilegales no lo hacen por convicciones morales o políticas sino simplemente porque tienen otros impulsos, otros motivos. Esto tiene sentido a la luz de los efectos, dedicamos mucho tiempo a los inputs, y no a los efectos. ¿Cómo intentan captar la atención y el interés de las personas las organizaciones violentas y extremistas, para que se impliquen? Hay una meta narrativa de la Yihad global y tiene unos componentes muy sencillos. Primero está la idea: el Islam está siendo atacado, y los yihadistas son los únicos defensores, reales y verdaderos, del Islam en su relato y en su narrativa.

Está la ideología: La defensa del Islam es proporcional, es justa y es santa. Está santificada y demuestra y prueba que son los verdaderos musulmanes y que es proporcional al reto al que se enfrentan, pues ellos piensan que están siendo atacados.Y está el componente de la identidad: es decir, si eres un verdadero musulmán tienes la obligación y el deber moral de actuar así, llevar tu vida en base a eso, y ésta sería la prueba última de tu lealtad, de tu fidelidad.

Esta narrativa es la misma que sería la del moderno estadonación con sus ciudadanos. También porque los supremacistas, los nacionalistas blancos en los EE.UU. tienen la misma narrativa. Es una copia, es un método probado y demostrado que se puede aplicar y replicar en muchos otros casos. Por supuesto occidente ya no defiende la violencia como deber moral, aunque si miramos el sistema educativo, vemos cómo tratamos a a nuestros alumnos, a los estudiantes, cómo los convertimos en ciudadanos.

Brenton Tarrant

Estas narrativas son muy importantes, porque si tratamos el caso de Brenton Tarrant vemos que las visiones que él tenía no procedían de esos agravios. Él había tenido esas ideas desde 2010, y desde que viajó a Pakistán y Europa Oriental. ¿Qué es lo que hizo ese viaje? Le manifestó los agravios que padecían estas sociedades y esto magnificó esa sensación de indignación e hizo esta experiencia violenta.

Es muy importante, ¿qué relación tienen las narrativas con nuestra experiencia personal a la hora de determinar qué personas pasan a la acción? Tenemos la narrativa de hegemonía y explotación.

Por ejemplo, si eres yihadista: occidente nos explota, tiene una actitud hegemónica. Pero no pasa solo aquí, también pasa en Rusia y China, que también aplican la misma narrativa.

Existe una narrativa, no solo entre los yihadistas sino también en Rusia, que habla de contradicciones, de declive moral, una ley que analiza las mayores contradicciones de la sociedad occidental. A Rusia le encanta hablar, en propio interés, del derecho internacional. Luego tenemos la dimensión religiosa narrativa, legitimidad que apela esa comunidad epistémica en cuanto a un atractivo, la autoridad que tienen determinadas ideas y luego tenemos la narrativa standar socio-psicológica. Un grupo que está dentro o fuera. Nosotros somos las personas que estamos fuera de ese colectivo, y esta es la distinción.

Pirámide de las opiniones radicales

Hay diferentes maneras de analizar esta narrativa, lo cual nos ha llevado a elaborar lo que llamamos la pirámide de las opiniones radicales. Primero están los neutrales, luego los que simpatizan, después los que justifican y finalmente aquellos que se consideran con un deber moral personal.

Hay muchas personas que sienten que tienen un deber moral importante pero no hacen nada, no pasan a la acción. Hay que establecer una diferencia entre lo que se piensa y lo que se opina. Nuestra preocupación ha de ser quienes están en cada grupo, en cada nivel de esta pirámide, lo cual habla de la complejidad de esta meta narrativa.

También dijo Leuprecht lo siguiente: Irán distingue entre la autoridad legítima, la responsabilidad de un grupo y una obligación individual. Necesitamos además una segunda pirámide porque el argumento que quiero defender aquí es que el coste de actuar es muy alto pero el coste de creer es muy bajo. Puedes creer en lo que quieras y no te cuesta nada, incluso creer en los ovnis. Creer en el terrorismo suicida sí que tiene un valor muy elevado. Esas son las personas que actúan, que sí hacen cosas. Primero los inertes, los que no hacen nada, los radicales y, arriba del todo, los terroristas, los que pasan a la acción.

¿Cómo pasan las personas de un estamento al siguiente? En cuanto a metodología nos enfrentamos a dos problemas.

Tenemos el problema del lobo solitario y el problema del grupo. El grupo son personas que ya tienen experiencia en hacer bombas, planificar ataques y atentados a gran escala, como lo que ha pasado en París. Pero los que van solos, los lobos solitarios, el chaval de San Diego, ¿cómo decimos que alguien, que más o menos pasa desapercibido, de repente se vuelve violento? Hay dos rasgos que comparten estas personas. Primero, son personas que tienen problemas para establecer vínculos, no tienen amigos en el colegio, tienen problemas de salud mental. Pero hay otra categoría que no estudiamos tan a menudo. Los llamamos la categoría del que se ven abocado.

Son personas que tiene una simpatía emocional y se ven muy impulsados hacia una causa. Como tienen esa enorme empatía y simpatía emocional, les importa tanto esa causa que se ven abocados, impulsados a unirse a ella, lo cual nos habla de una serie de rasgos personales que se pueden clasificar. Hay doce mecanismos que hemos definido y que tienden a impulsar a las personas que cambian, que pasan de un lado a otro en este proceso de radicalización. Seis de ellos
son individuales, tres están a nivel meso, y tres a nivel masivo. El problema es que los rasgos se dan de manera distinta entre las personas para que les haga pasar del pensamiento y de las ideas a la acción. La clave está aquí.

La ideología es solo uno de los doce aspectos. Todos los terroristas son radicales pero no todos los radicales son terroristas. Las personas que se convierten en terroristas lo hacen por una serie de razones que pueden, o no pueden, tener relación con la ideología. Hay un terrorista joven, que atacó hace una década en Canadá, y lo hizo porque fue una promesa que hizo a su esposa en su boda, de que se iba a unir a la causa radical, pero no tenía nada que ver con una ideología.

¿Conclusión que podemos extraer? No es una teoría de las etapas,lo cual nos lleva a plantearnos una serie de preguntas.

Si no es una teoría de este tipo, ¿cómo van ascendiendo en la pirámide, a través de cada nivel, sin ideas radicales? Hay una secuencia en cuanto a qué narrativas se asocian a diferentes grupos. Si juntamos las dos pirámides y las fusionamos vemos que en la de categoría de terroristas y de la acción hay muchas personas que sienten un deber moral personal pero no todas las personas que son terroristas sienten ese doble deber moral. Hay una correlación pero es débil, no es fuerte, no es marcada, no se solapan completamente en cuanto a la agresión.

En cuanto a este cambio, ¿cuáles son los puntos de inflexión? ¿qué es lo que les lleva a estas personas, o a estas comunidades a pasar de las ideas a la acción? ¿qué tipo de masa crítica necesitan o qué saltos cuánticos dan, por ejemplo la persona de San Diego, y que pueden precipitar esos saltos? Lo cual plantea no pocos retos para las Fuerzas de Seguridad encargadas del cumplimiento de la ley y tiene que ver con la eficacia y la eficiencia.

Hay muchas personas que son bravuconas, que hablan mucho pero no hacen nada, no se implican, no pasan a la acción en muchos casos. La mayoría de las personas que pasan a la acción no son bravuconas, no hablan en público, son más bien calladas, permanecen silenciosas porque saben que si lo hacen pueden acabar en la cárcel. Hay una diferencia, como se ha dicho, entre lo que se dice y lo que se hace.

Atentados en Sri Lanka

Luego está la narrativa que defiende la gente y la acción. La acción puede estar vinculada, o no, con la narrativa. También hay diferentes trayectorias y caminos que se pueden seguir a la hora de convertirse en radical o terrorista. No hay un camino bien delimitado y existe una distinción entre las personas que se auto radicalizan, las que reclutan, y las personas que incitan a otras a participar en actos violentos. Luego está la comunidad de Sri Lanka, la comunidad de familiares y amigos. Eso merece la pena estudiarlo en cuanto a los atentados recientes de Sri Lanka.

Luego está el tema de los medios de comunicación, las redes sociales, Internet, Etc. Esto plantea una serie de retos en cuanto a Derechos Humanos. ¿La guerra contra el terrorismo ha tenido tanto éxito que nos tenemos que dedicar a la guerra de ideas?

El ponente no se muestra convencido de ello y apostilló que en una democracia los retos vienen de los márgenes, de los lados. Puso como ejemplo que las mujeres empezaron a pedir el voto hace cien años, y entonces se consideraban que eran radicales todas las mujeres por ello, por cosas que hoy damos totalmente por sentado.

Desde luego los demócratas estaremos de acuerdo en que nunca es aceptable participar en acciones violentas y radicales de cualquier tipo.

Deberíamos estar más preocupados, no por las opiniones, sino por aquellos que cometen delitos y acciones criminales y penales, no tanto en la libertad de expresión.

También hay que prestar atención a la incitación, a aquellos que animan a otros a ser violentos, y esto queda claro en los tribunales. No se entra en la motivación ni en la intención. Entonces esto resume todas las narrativas, ¿cuál sería la estrategia, pues el coste a pagar es muy alto, de pasar de un nivel al siguiente de la pirámide y diseñar una serie de mecanismos de investigación para disuadir a las personas?

Nos enfrentamos a dos problemas claramente diferenciados, pero tendemos a fusionarlos, a mezclarlos, por eso hay un contraste tan grande entre Francia y Canadá. Uno tenemos el problema de la radicalización masiva de comunidades enteras que abrazan ideas que en nuestra opinión son negativas. Pero resulta que cuando hacemos investigación vemos personas que abrazan ideas radicales de cualquier género, yihadistas.

La hipótesis no es la suma cero. No les gusta la democracia, ni occidente, pero resulta que estas dos ideas no están directamente relacionadas. Hay que estudiar la radicalización basándonos en la evidencia que hemos recabado, y considerar claramente.

Luego hay otro grupo de radicalización individual, personas que son violentas. Señaló esto Leuprecht después de haber tenido muchas conversaciones con el Jefe de Policía de las West Midlans, en Reino Unido, para ver cómo Reino Unido afronta este reto. Su respuesta fue que las comunidades no plantean un reto, existe el reto de una comunidad en particular, porque hay un nivel de inmigración desproporcionadamente alto. En Pakistán, en la frontera con Afganistán, la gente es muy conservadora y no tiene ninguna habilidad lingüística. Lo han pasado muy mal intentando adaptarse a nuestra sociedad cuando han llegado, lo cual les hace especialmente susceptibles a este tipo de narrativas. Por eso, cree Leuprecht, que en algunos países europeos nos enfrentamos al reto de la radicalización masiva en algunos subconjuntos de comunidades, pero no está tan extendido como tendemos a pensar. Por supuesto en Francia se concentra en París y en el este, pero no es un problema francés en general, aunque tienen problemas con una serie de personas que, por un motivo u otro, deciden ser violentos.

En Canadá no tienen el problema de radicalización masiva pero sí tienen un problema con personas en concreto que quieren participar en actos violentos.

Atentado contra una sinagoga en San Diego

¿Cómo podemos afrontarlo directamente? Hacen falta capacidades de Inteligencia, de seguridad y policiales para detectarlos y afrontarlos. Hace falta un efecto disuasorio, es decir, elevar el coste que tendrán que pagar por pasar de las ideas a las acciones, y también aplicar modelos criminológicos para poder identificar contextos de alto riego en los que viven estas personas. Esto nos puede dar indicios para poder hacer una intervención lo antes posible, normalmente son hombres jóvenes que acaban en este sistema, en esta espiral, para poder detectarlos de antemano, de una manera temprana.

Bueno, queridos lectores que nos siguen, pues hasta aquí llegó Christian Leuprecht en su conferencia y, por si no había planteado suficientes interrogantes en la misma, todavía nos dejó alguno más. Quiso saber cómo habíamos interpretado las relaciones entre pasar de la opinión a la acción, y quiso saber dónde nos encontrábamos ahora. Quería conocer si habíamos moderado nuestras perspectivas y nuestra visión desde el principio al final de su charla y si nos había convencido con su forma de ver las cosas. Al menos lo he intentado, dijo.

A continuación se abrió un amplio turno de preguntas que inició el propio moderador, Mario Kölling, con la siguiente: En relación a la llamada de Christchurch y la problemática de eliminar contenidos de las Webs, ¿es mejor presentar una narrativa diferente? y, analizando el debate en Francia, Alemania y Canadá, ¿cómo se lucha contra esta narrativa, o cuáles son los mecanismos para establecer una contranarrativa?

Esta y otras interesantes preguntas formuladas por las personas presentes en la sala fueron contestadas con solvencia por el ponente, ampliando datos y aclarando aspectos de su conferencia .

Nosotros también ponemos punto y final a esta crónica y lo hacemos felicitando a la prestigiosa Fundación Manuel Giménez Abad por habernos proporcionado, otra vez, una visión certera de la mano de verdaderos especialistas, sobre este fenómeno que afecta y preocupa a medio mundo, que es el terrorismo. Agradecemos la invitación al acto así como las facilidades que nos fueron dadas para la confección del presente trabajo informativo.

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