El pasado 27 de septiembre de 2016 asistimos a la segunda conferencia del Ciclo CLAVES DEL FENÓMENO MIGRATORIO EN EUROPA, titulada «EL PAPEL DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y DE LAS REDES SOCIALES«.
Tuvo lugar a partir de las 19.30 en el Salón Aragón de Ibercaja Patio de la Infanta y congregó a numeroso público interesado y preocupado por el creciente fenómeno de la migración masiva de personas procedentes de zonas en conflicto hacia países europeos.
Su ponente fue Rosa María Calaf, y fue presentada por el teniente coronel, con destino en la Academia General Militar, José González Vallés dando lectura a su muy amplio historial, del que destacamos lo siguiente:
Es Licenciada en Derecho y Periodismo con especializaciones en Instituciones Europeas (Universidad libre de Bruselas), Ciencias Políticas (Cursos Extensión Universidad de California-Los Ángeles). Ha sido la más veterana de los corresponsales de TVE con 26 años de carrera en el exterior.
Abrió la corresponsalía de Moscú, para la Unión Soviética y la de Hong Kong para Asia Pacífico. Ha sido corresponsal en Nueva York para Estados Unidos y Canadá; en Buenos Aires para América del Sur;en Roma para Italia y el Vaticano; en Viena para los Países del Este, y en China durante el año olímpico. Ha informado para TVE desde 93 países sobre política y economía, conflictos y catástrofes, cultura y sociedad. Ha explicado los acontecimientos y conocido a las personas que han conformado la historia de las últimas cuatro décadas. Formó parte de la plantilla de TVE desde 1970 hasta 2009, está en posesión de más de treinta galardones y es Doctor Honoris Causa por la Universidad de Rovira y Virgili (Tarragona), Universidad Miguel Hernández (Elche), Universidad Jaume I (Castellón).
Bueno pues Rosa María Calaf, después de un capítulo inicial de agradecimientos, quiso comenzar su conferencia con un ejemplo de la importancia que tienen los medios de comunicación social en la influencia sobre la creación de opinión pública.
Se remitió al año 1968 para recordarnos que, durante la Guerra de Vietnam de la que los norteamericanos recibían continuamente información con tintes triunfalistas de victoria y de éxito de las tropas norteamericanas, se produjo la masacre de una pequeña aldea llamada My Lai, en la que hubo muchas víctimas civiles.
En ese momento el periodista, presentador de informativos televisivos de más prestigio en Estados Unidos, Walter Cronkite, empezó a hacerse preguntas críticas sobre lo que realmente estaba pasando y, a partir de ahí, se suscitó un gran debate en la televisión norteamericana sobre la Guerra de Vietnam. El rechazo a la guerra de este presentador llevó al propio presidente de los EE.UU.
Lyndon B. Johnson a decir, «si hemos perdido a Cronkite, hemos perdido la guerra, hemos perdido la opinión pública norteamericana«.
A día de hoy, con la crisis de refugiados, que centra numerosos discursos y debates, es necesario mostrar una imagen, de hace aproximadamente un año, que provocó una gran conmoción pública en todo el mundo y atrajo la atención sobre el tema de los refugiados, la fotografía del niño sirio de tres años Aylan Kurdi, refugiado muerto en una playa de Turquía.
Se necesita una fotografía así para ilustrar un drama humano como este y para preguntarnos seguidamente ¿si no se hubiera mostrado esta foto, estaríamos hablando todavía de los refugiados?, ¿por qué se necesita de una fotografía como esta para hablar de un drama como es el de los refugiados?, ¿ha cambiado algo después de la fotografía?.
Tristemente, desde entonces han muerto más de 800 niños en las mismas circunstancias y sus cadáveres siguen apareciendo en las playas aunque no hayamos visto sus fotografías.
Hay una contraposición entre lo que llevó antes, en un momento determinado, a los medios de comunicación a un compromiso, a una vocación de servicio ante un tremendo caso como era la Guerra de Vietnam y lo de ahora en que los medios utilizan esa fotografía y su mensaje mediático para que después el debate, si se suscita, sea generalmente emocional, muy breve y muy superficial.
Por eso el XXIV Curso Internacional de Defensa, en Jaca, es un acierto total y constituye un ámbito de reflexión en torno a una situación humana que debe agitar las conciencias y condicionar los comportamientos sociales. No solo ha de conmover sino que debe propiciar la acción ya que trata de un tema que interpela a los políticos, que deben enfrentar el problema y hallar la solución pues hablamos de un enorme drama de seres humanos, vengan de donde vengan.
En referencia a la cobertura informativa del drama de los refugiados, el Secretario de la Federación Europea de Periodismo, el español Ricardo Gutiérrez, dijo hace unos meses que al principio de este fenómeno se produjo un caso de indiferencia mediática pues la crisis venía de muy antes de la fotografía del niño Aylan, que hizo visible lo ignorado.
De esta indiferencia se pasó al sobresalto y a una saturación de información, entre comillas, porque el tratamiento informativo de los hechos deja mucho que desear. Según Gutiérrez, la prensa está tomando conciencia para empezar a desmontar las ideas erróneas que se han propagado y algunos medios lo están haciendo, pero la tendencia general no es esa y se puede comprobar analizando cómo ha disminuido notablemente el volumen de información.
Ahora el drama ya no está en la primera página de los periódicos y no se le da prácticamente atención.
En la cobertura mediática hay claramente luces y sombras.
Es cierto que se están haciendo cosas muy buenas, que se están elaborando informes y que hay periodistas intentando luchar, pero en general hay que hacer una profunda autocrítica por ese descuido en el relato en profundidad y el uso, muchas veces inadecuado, del lenguaje, sea con o sin mala intención. Se utilizan muchas palabras absolutamente nefastas que, por ignorancia o por algún tipo de interés, lo son aunque se hagan sin ninguna intención de provocar una determinada reacción en la ciudadanía.Lo que ha ocurrido es que se ha mezclado en la cobertura, la solidaridad sin ninguna duda y al mismo tiempo la xenofobia. Con frecuencia estamos viendo en las noticias que grupos filonazis, como el griego Amanecer Dorado, han quemado campos donde había casas y centros de refugiados, y cómo en Alemania han ocurrido hechos similares.
Hubo y sigue habiendo mucho discurso oportunista por parte de políticos y de determinados sectores sociales, muchos estereotipos que se han difundido ampliamente, así como una enorme simplificación en el mensaje, (buenos y malos), una explicación lineal sin ningún tipo de matiz, y generalizaciones, (todos son musulmanes y todos son sujetos a temer), esas tremendas falacias que son peligrosísimas si queremos construir una sociedad justa y que se base en valores humanitarios.
La fotografía del niño Aylan y esta crisis de refugiados constituyen un episodio dentro de lo que son las migraciones, que acontecen desde hace muchos años y que hacen que hoy en día, según informacion de Naciones Unidas, haya en el mundo más de 60 millones de personas que están fuera de sus hogares. Imaginemos lo que es eso, como si un país entero con la población de Italia estuviera sin recursos, sin protección, sin nada, eso es lo que hay actualmente de refugiados en el mundo. Hemos de señalar nuestra gran hipocresía porque la crisis de los refugiados no es nada nuevo. Simplemente ahora se ha puesto de manifiesto crudamente y hemos empezado a hablar de esto por la fotografía del niño Aylan y porque afecta a Europa, porque nos afecta y se acerca a nosotros, y porque ha parecido conveniente para determinados intereses que han jugado esa baza.
Puede parecer que se pretende reconducir el objetivo y aprovechar esa imagen del que escapa, del que huye, del que sale de sus casas, para crear unas condiciones subjetivas que nos permitan criminalizar determinados segmentos de población y propiciar unas medidas encaminadas a cercenar libertades.
Los medios de comunicación merecen realmente una seria y severa crítica por callar y por revelar un hecho de tal magnitud, que afecta directamente a nuestros intereses, pero que no hay que callar ni revelarlo al dictado cuando conviene. Por tanto es una crítica justa a los medios, siendo otra el haber pasado de puntillas por un drama que tiene gran complejidad, que tiene muchas aristas, y que por tanto no se puede contar como blanco o negro sino que hay que hablar de muchas cosas, hacer muchas preguntas y conseguir las muchas respuestas a las que tenemos derecho los ciudadanos.
Los medios se han olvidado, como consecuencia, de contar que los refugiados han sido manejados como peones. Vemos lo que está haciendo el gobierno de Turquía o lo que está haciendo una parte de la Unión Europea, de cómo están siendo utilizadas, en un vaivén de intereses, estas personas que sufren una tragedia que no merecen y que no son en absoluto responsables de su situación.
Una de las cosas que se ha criticado es el tratamiento inexacto del tema, dicho esto con generosidad, porque siendo más precisos habría que decir inexacto, superficial y malévolo en muchos de los casos que se perseguía un fin, teniendo en cuenta que en una situación como esta, tan confusa y delicada, el lenguaje es importantísimo, ya que las palabras no son inocentes.
Para que veamos las dimensiones de ese olvido de una crisis que realmente está ahí desde hace muchísimo tiempo y que no solo es de estos refugiados que huyen de Siria y que tratan de llegar a Europa hemos de preguntarnos lo siguiente: ¿no nos llama la atención que la primera Cumbre de Alto Nivel, de Jefes de Estado, que organiza Naciones Unidas, específica de este tema, con el fin de reunir a los países en torno a un acercamiento más humano y continuado hacia los refugiados y las migraciones, resulta que se ha hecho hace escasamente una semana?.
Llama la atención realmente porque esta cita de Nueva York, bienvenida sea pero, debería haberse producido mucho antes, y hay que insistir sobre el desinterés en general de la construcción de determinado tipo de mundo que se olvida totalmente de este drama.
Al mismo tiempo el comunicado que ha salido de esa reunión, siguiendo lamentablemente la práctica habitual de los últimos tiempos de Naciones Unidas, es vago, es ambiguo, está lleno de buenas voluntades pero esgrime pocos puntos concretos y no ha recogido ese reto que tienen los medios de comunicación y los periodistas de cubrir estos movimientos no solo de los refugiados sino de todos los migrantes, ni el uso político que se hace de estas personas.
Prosiguió Rosa María Calaf su crítico discurso mientras nosotros seguíamos con entusiasmo la alocución tomando notas apresuradamente para no perdernos nada de su contenido.
Nos habló de la elaboración de un informe que se ha hecho en un organismo internacional, del que ella forma parte, llamado Red de Periodismo Ético, con sede en el Reino Unido, del que es director el gran periodista norteamericano, Aidan White, en el que se trata de hacer un estudio del comportamiento de los medios, de alertar a la ciudadanía, pero sobre todo de alertar a los propios periodistas, en especial a los más jóvenes, plantear un posible camino y exigir unos determinados comportamientos.
En este informe, de cuatro puntos básicos, se dice que ha habido una serie de oportunidades perdidas y los medios han fracasado, al no dar la alarma de un inmediato movimiento de refugiados que huían de la guerra de Siria e Irak, porque esa historia estaba allí un año antes de 2015 cuando apareció la foto de Aylan. En segundo lugar habla de un lenguaje de odio, es decir malévolos comentarios anti-inmigrantes, anti-musulmanes, hechos por políticos como Donald Trump, pero también por líderes europeos como pueden ser los presidentes de Hungría y Polonia, algo que sorprende en países que han sido emigrantes durante mucho tiempo.
Hay otro dato interesante y es que algunos países, como Eslovaquia, esgrimen una fuerte corriente anti-inmigratoria, y manifiestan una fuerte oposición hacia los refugiados a los que califican como una amenaza, cuando resulta que allí no ha entrado prácticamente ninguno, por lo que hay una gran distorsión entre lo que se cuenta y la verdad. Pero los comentarios malintencionados y que no se corresponden con la realidad se reproducen sin embargo en los medios, sin explicar que no son ciertos, cuando la máxima del periodismo es muy clara y dice que los hechos no se pueden alterar y deben contarse tal como son porque no puede formarse un estado de opinión sobre hechos falsos.
Hay un sentimiento en los MCS al fallar a la hora de proporcionar una información detallada y rigurosa de esta crisis, que en muchos casos se ha debido a la falta de medios, aunque también se haya utilizado esto como excusa y detrás de todo ello parece que haya una voluntad de debilitar la buena información y el producto informativo en aras de unos intereses que no son los de la mayoría ni responden al bien común que es lo que debe regir el principio periodístico. Hubo pues falta de recusos por una parte y falta de presencia de periodistas bien informados y capaces de proporcionar reportajes en profundidad, por otra.
Otro punto es el que nos habla del sensacionalismo. Cómo el periodismo se ha dejado llevar por la exageración, por la intolerancia, por la distorsión, con unos medios periodísticos confusos, muchas veces sin mala voluntad, otras veces con clara intencionalidad, acerca de cuales son, por ejemplo incluso los términos correctos para definir a los emigrantes, a los inmigrantes, a los refugiados, a los solicitantes de asilo, a los traficantes, a los contrabandistas, porque no son lo mismo.
En el MCS Bureau pudo leerse en un momento determinado, «se exige que Grecia retenga a los inmigrantes» y en el subtítulo ponía, «UNICEF advierte del peligro del invierno para los refugiados». Entonces ¿en qué quedamos, son inmigrantes o son refugiados? Porque es distinto. Vamos ahora con algunos interrogantes para despejar, ¿Cómo es posible que esas personas que no conocen el idioma, que no están en su país, que están en una situación de precariedad total, puedan tener contacto y conozcan a los contrabandistas y traficantes y en cambio no los conozcan las fuerzas de seguridad de los estados emisores?, ¿es tan difícil conocer que se está cargando ilegalmente un barco con 500 personas?, ¿cómo es posible que se desconozca el paradero y situación de miles de niños que están solos en medio de esta barbarie a merced de las mafias que se lucran con esta tragedia?.
Es absolutamente inconcebible y todo eso es lo que tienen que contar los medios.
Son muchas las preguntas que hemos de hacernos para conocer qué es lo que se esconde detrás de todo esto.
Otra cuestión a tener en cuenta es lo que ocurre en el lado contrario y nos referimos al país receptor, por ejemplo Grecia, que atraviesa desde hace años graves problemas económicos y que ha de asumir gran cantidad de migrantes que llegan a sus costas, con grandes gastos, mientras la Unión Europea le da dinero a Turquía.
Lo que ha ocurrido en las islas más turísticas de Grecia, como Lesbos, es que han prestado ayuda humanitaria a estas personas y han visto como su isla se ha convertido en un plató de televisión donde prácticamente todo es un circo y la idea que se transmite al exterior es de hambre, con lo cual se han quedado sin su principal fuente de ingresos que es el turismo, algo totalmente injusto. Como consecuencia de esto los fondos buitre están comprando casas, hoteles y otros negocios a precio de saldo. He aquí pues, una vez más, la influencia negativa que pueden tener los MCS en algo tan importante como es la economía de un país.
Estas prácticas informativas que pueden ser globales se manifiestan en cada país según su idiosincrasia y por ejemplo en las dictaduras ya sabemos que cuentan lo que quieren que se cuente, pero es un error pensar que en las democracias de nuestros países con una libertad estable, los medios son libres, porque no lo son.
Están muy influenciados, muy condicionados por una serie de intereses que en estos momentos son más bien políticos y cuando recibimos un mensaje hemos de saber quien nos lo manda y conocer cuales son sus intenciones porque de lo contrario podemos acabar siendo manipulados al no ser dueños de nuestras propias decisiones.
El informe de Red de Periodismo Ético dice también que hay una tendencia entre medios políticos y secciones de los principales MCS en mezclarlo todo, en presentar la inmigración como una oferta amenazadora, como un conflicto, y núnca como algo positivo.
Se refirió Rosa María Calaf a la primera Jornada de un reciente Curso de Periodismo, denominado Ética y Periodismo, celebrado el 19 de septiembre en la Facultad de Ciencias de la Comunicación, en la que el director de Red de Periodismo Ético, Aidan White, dijo lo siguiente: «estamos asistiendo a una cobertura mediática politicamente dirigida por periodistas que tienen unas pautas de lenguaje intencionado para crear erróneas percepciones e instalar distorsiones e intolerancias en el tema«.
Este tipo de lenguaje empleado para deshumanizar al que se tiene enfrente, como el enemigo de una contienda, ha sido capaz, incluso, de ponerles nombres de animales llamándoles cucarachas y pulgas a las que hay que exterminar como una plaga.
Debería alarmarnos que este tipo de lenguaje, propio de países donde impera el totalitarismo, se utilice también en países como el Reino Unido, por ejemplo, como ha ocurrido en algunos de sus periódicos. Se utilizan términos como avalancha, tsunami, ola, que asociamos inmediatamente a daño, catástrofe, descontrol, y no se puede hablar de tsunami cuando hemos visto que ese 0.07% de refugiados en Europa es perfectamente asumible estando bien gestionado, por no hablar de aquellos otros países alarmistas en los que no ha entrado ni un solo refugiado. Cuando se cambia el sentido de las palabras en una dirección lo que se pretende es modificar las ideas para favorecer determinadas causas.
En esa primera jornada del Curso de Ética y Periodismo también participó nuestra conferenciante y dijo, entre otras cosas, esto: «aquellos grupos de poder que quieren que la sociedad no esté informada, son los mismos que quieren que el periodismo no sea creíble«.
El objetivo del periodismo es lograr una mayor conciencia pública y una mayor movilización. El periodismo tiene que hacer visible lo que es invisible e ir allí donde está el silencio, aquello que se calla, lo que no se cuenta, para que la ciudadanía tenga los elementos objetivos suficientes para formarse una opinión y tomar decisiones.
Ahora hay menos periodistas especializados y los MCS son más mercantilistas. Las redacciones están cada vez más precarizadas y lo que se busca es ofrecer una información más barata pero de menos calidad.
Se cae en el famoseo vulgar y se nos presenta el éxito social como la posesión de bienes materiales sin importar cómo se consigan.
Alabó la iniciativa tomada en Italia por el periódico la Stampa y su Carta di Roma, dirigida a la búsqueda de ese periodismo ético, que le ha llevado por ejemplo a frenar los comentarios racistas generados por una noticia publicada en la página de Faceboock de este periódico. Noticia referente a una niña, de nombre Nicole, con un coeficiente intelectual superior al de Einstein, que causó revuelo porque la niña, que vive en el Reino Unido, es romaní y vive en un remolque, en unas condiciones muy lejos de ser consideradas como ideales para el desarrollo de sus capacidades.
En la misma lucha por hallar y defender la ética del periodismo se sitúa The Guardian, que intenta poner rostro a esas personas y recordarnos que los refugiados son personas, que son Sujetos de Derecho porque así lo dicen los Convenios Internacionales.
No habíamos asistido nunca a un ejercicio público de autocrítica tan severo como el realizado por nuestra conferenciante, Rosa María Calaf, en torno a su profesión, hacia quienes la ejercen y hacia quienes la dirigen y controlan, y les aseguro que fue muy de alabar la valentía y claridad de su discurso.
Nos toca vivir una época en la que tenemos más acceso a la información que nunca pero menos acceso a información creible y fiable. La extrema inmediatez de las redes sociales ha creado una histeria por la rapidez en las redacciones pero nosotros nos sumamos a quienes opinan que no debemos sacrificar nunca la calidad por la rapidez.