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UN RETORNO AL FAR WEST VISITA A LOS POBLADOS OASYS MINIHOLLIWOOD FORT BRAVO Y CEMENTERIO DE SAD HILL

Caballero cruzado en la puerta de los ajusticiados Iglesia de San Pablo (Zaragoza)

Queridos lectores que nos siguen, ustedes saben que nuestros reportajes giran siempre en torno a actos oficiales, celebrados la mayoría de ellos en la ciudad de Zaragoza, organizados por las Fuerzas Armadas, Cuerpos de Seguridad del Estado, Corporaciones Nobiliarias, Ordenes Religiosas y Militares, así como por Hermandades y Asociaciones vinculadas. No obstante, en ocasiones, damos cabida en estas páginas a otros temas, como es el caso que hoy les traigo, proponiéndoles un viaje al salvaje oeste americano. Les invito a que dejen volar su imaginación, a que den rienda suelta a su fantasía y que retrocedan ciento cincuenta años en el tiempo para visitar conmigo el lejano oeste de la segunda mitad del siglo XIX.

Permítanme que hoy me dirija a ustedes en primera persona pues la ocasión lo requiere, ya que la recreación histórica es algo que me apasiona y de ello voy a hablarles. Suelo participar, debidamente ataviado, en numerosas recreaciones, centradas siempre, hasta ahora, en episodios históricos de la Edad Media, como las Bodas de Isabel de Segura y Diego de Marcilla, (Los amantes de Teruel); el Compromiso de Caspe; las Alfonsadas, en Calatayud; Juicio de la Inquisición a un poseído, en Trasmoz; la Entrada de los Reyes Católicos en Borja; o la Recreación de la Boda Real entre el Rey de Aragón Pedro IV el Ceremonioso, y la segunda hija de los Reyes de Navarra, la Infanta María, celebrada accidentalmente en Alagón el 25 de julio de 1338. También he protagonizado varias evocaciones históricas, entre ellas la realizada sobre la figura de Pedro Arbués, primer Inquisidor General del Reino de Aragón, en la casa donde vivió en Zaragoza, un edificio de 1475, o la evocación sobre los Tercios del Rey, hecha en la Abadía Benedictina del Valle de los Caídos. Pero hace un año decidí ampliar las épocas de recreación y hacer realidad un sueño largamente acariciado, como era visitar el Desierto de Tabernas, en Almería, un territorio que muy bien podríamos definir como la cuna en España del Far West, otro período de la historia que me atrae profundamente, y quería ver los poblados levantados allí recreando ciudades, fuertes o ranchos Old West.

En la Abadía Benedictina del Valle de los Caídos

Quería hacerlo no como un turista mas sino con la imagen de alguien integrado en el ambiente, así pues, en abril de 2023, con tal objetivo, me puse en ruta hacia ese atrayente destino.

En el cementerio del Oasys Minihollywood

Existe en Almería un establecimiento emblemático, Armería Leonardo, especializado en artículos Western, que suministra a las compañías de producción de películas, cortos y otro género de filmaciones, vestuario, armamento, y todo tipo de elementos de ambientación Far West. Allí adquirí la indumentaria que luce el actor Clint Eastwood en la trilogía del dólar, algunas de cuyas piezas como el poncho o la canana con revolvera fueron traídas de Estados Unidos, que es donde se fabrican reproducciones idénticas a las que se ven en dichas películas.

Cada año, desde hace seis, en Almería se celebra un certamen Internacional de Recreación Histórica, denominado OLD WEST HISTORY, con temática Far West. Se organiza en el mes de noviembre y se desarrolla en el parque Oasys MiniHollywood, en el Desierto de Tabernas, donde también se ubican los parques Fort Bravo y Western Leone, conformando lo que se considera el mayor plató de Europa, en el que se han filmado más de trescientas películas, muchas de ellas del género Western, destacando entre ellas Hasta que llegó su hora, y la trilogía del dólar que forman, Por un puñado de dólares, La muerte tenía un precio, y El bueno, el feo y el malo. También se rodaron allí, míticas películas de aventuras, tales como Lawrence de Arabia, Conan el bárbaro, Indiana Jones y la última cruzada, El condor, o Exodo: Dioses y Reyes, entre otras.

Frente a la oficina del Sheriff

Llegué pues al parque Oasys MiniHollywood y he de decir que nada más franquear la entrada tuve ya buenas sensaciones. Desde luego, a pesar de estar en el lugar adecuado, mi aspecto no pasaba desapercibido. Algunas personas de un numeroso grupo de visitantes que también entraban en ese momento, me pidieron hacerse fotografías conmigo, a lo cual accedí encantado, algo que se repetiría con frecuencia a lo largo de mi estancia allí. También ocurrió que algunas otras personas me tomaban por uno de los empleados-actores del poblado que realizan las diversas escenificaciones ofrecidas por la empresa, y que lógicamente van ataviados con los ropajes que la acción requiere.

Deambular por Oasys MiniHolliwood, fue verme sumergido por completo en un ambiente fidedigno de Old West, el ambiente de una ciudad fronteriza.

En la cárcel

Una ciudad del sudoeste en 1880, como podía ser El Paso, por ejemplo, entre Estados Unidos y México, teniendo como frontera el Río Bravo, o Río Grande. Allí pueden visitarse al natural los establecimientos, casas y lugares que vemos continuamente en las películas Far West, perfectamente recreadas. La oficina del Sheriff, la cárcel, el saloóm, el hotel, las cuadras, los establos, la herrería, la oficina postal, el banco, el periódico, la barbería, el almacén, el ferrocarril, la funeraria, el cementerio, y hasta la horca, nos hablan del violento pasado, no tan lejano, de un país que se construyó a golpe de revólver.

En la horca

En mi interior deseaba encontrarme por aquellas calles polvorientas con el Manco, (Clint Eastwood) o el Coronel Douglas Mortimer, (Lee Van Cleef), a la caza de la recompensa ofrecida por algún forajido, pero no fue así. En cambio sí que me encontré con Manuel Olaya, reconocido director de cortometrajes de temática Far West, como Arizona 1878, ampliamente premiado, del que es productor y director. Olaya también iba ambientado, así como un grupo de nativos pieles rojas, de la nación Sioux Lacotas que le acompañaban. Hablamos primero en la calle principal, bajo el sol de mediodía y después fuimos al saloóm Yellow Rose donde continuamos nuestra charla, frente a unos vasos de licor, disfrutando del espectáculo de las bellas señoritas del cancan. Creo que Olaya captó desde el primer momento mi pasión por el Far West, me habló de la próxima celebración, en noviembre, de la sexta edición del certamen Internacional de Recreación Histórica OLD WEST HISTORY y, para sorpresa mía, me propuso que diera una conferencia sobre Buffalo Bill y el Pony Expréss, dentro del programa de actividades que, durante dos días, se desarrollaría en el evento, del que Olaya era Director Escénico o de Contenidos. Desde luego, para mí aquello representaba un gran honor y acepté encantado la invitación.

En la funeraria

Después de recorrer de nuevo el poblado descansé brevemente, sentado a la sombra que me ofrecía un voladizo de madera, mientras saboreaba el ambiente. Era un momento maravilloso, a mis espaldas tenía el banco que atracan El Indio y sus secuaces, en la película La muerte tenía un precio, y enfrente podía ver, a la derecha el Hotel y a la izquierda el Saloóm, con las ventanas desde las que el Manco y el Coronel Douglas Mortimer se observan mutuamente con prismáticos y catalejo.
Que dulce pena es partir, pero abandoné Oasys MiniHollywood después de asistir a las representaciones, muy bien realizadas por los especialistas, de un asalto a la oficina del Sheriff, y la detención de uno de los miembros de la banda de Jesse James.

En el ferrocarril

Al día siguiente visité Fort Bravo. También me gustó pero no tanto como Oasys Miniholliwood. Lo encontré algo descuidado, y la presencia de varios coches y furgonetas dentro del poblado, así como la de materiales de construcción, y obras poco disimuladas, rompía el encanto de la ciudad old west. No obstante disfruté del ambiente en su conjunto y visité lugares clásicos como la cantina o las caballerizas. Luego, en la plaza principal, asistí a la escenificación de un altercado entre gentes violentas, que se continuó en el saloóm, donde también estuve, alternando con las bailarinas del cancan.

En las caballerizas

Después de la emocionante visita al Desierto de Tabernas, quise conocer también el cementerio de Sad Hill, el que aparece en las escenas finales del la película El bueno, el feo y el malo, donde los tres caza recompensas, el Rubio, Sentencia y Tuco, se disputan, en duelo a muerte, un botín de 200.000 dólares en oro, escondido en la tumba Unknown, junto a la de Arch Stanton. Sad Hill es un cementerio de forma circular, con un gran empedrado en el centro, de 5000 tumbas, que se construyó expresamente para rodar los últimos veinte minutos de la película. Acabada ésta, en 1966, quedó abandonado durante 48 años, hasta que un grupo de entusiastas del Far West decidió rescatar ese valioso patrimonio cinematográfico de entre la maleza acumulada y restaurarlo para cuando se cumpliera el 50 aniversario de la película. A ellos y a cuantos colaboraron en semejante cruzada les debemos todos en general, pero sobre todo los amantes del género, el poder disfrutar ahora de un espacio de indudable interés histórico de la cinematografía y también de gran atractivo turístico. Ese cementerio no está en Arizona o Colorado o Nuevo Méjico, está aquí, en España, y se ubica en la provincia de Burgos, en el enclave de Santo Domingo de Silos y Contreras.

En el Saloóm

Fue en esta zona, de la Comarca Sierra de la Demanda, donde el genial director de cine Sergio Leone halló los lugares adecuados para rodar algunas escenas de la película, que no podía encontrar en el Desierto de Tabernas. Aquí, el Monasterio de San Pedro de Arlanza pasó a ser la Misión San Antonio, el Fuerte de la Unión, Betterville, se construyó en las cercanías de la población de Carazo, y el Río Arlanza se convirtió en el Río Grande.

En el cementerio de Sad Hill

Cerca de Santo Domingo de Silos, en el Valle de Mirandilla, fue construido el cementerio de Sad Hill, por miembros del Ejército español y lugareños que también participaron, algunos de ellos como figurantes, en la película.

He de confesar que tardé algo en encontrarlo, pero al final apareció ante mis ojos. Allí estaba Sad Hill, impresionante en la perspectiva que yo tenía desde lo alto de la colina. Había llegado al cementerio donde estaban enterrados soldados confederados de la Guerra de Secesión Norteamericana, el lugar donde se rodó la mítica escena del duelo final de esa joya del Western que es la película El bueno, el feo y el malo.

Empedrado central del cementerio Sad Hill

Pasé una jornada maravillosa recorriendo Sad Hill, disfrutando de su hechizo. A pesar de no ser día festivo, durante toda la mañana numerosas personas acudieron a visitar este mágico lugar, personas solas, parejas o familias enteras con niños. De entre todas ellas tuve la suerte de contactar con dos ciudadanos ingleses, uno de los cuales iba caracterizado también como Blondie (Rubio). Solamente Hablaban media docena de palabras en español y yo otras tantas en inglés, pero fue suficiente para entendernos. Me tomaron algunas fotografías y yo se las tomé a ellos.

Junto a la tumba de Arch Stanton

Existen varias formas de conocer el pasado, una de ellas es la recreación histórica, más todavía cuando se participa en ella. Espero, queridos amigos, que este viaje por el Old West les haya interesado.

Santoral

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