En la mañana del día 5 de marzo del presente año, 2022, nos encontrábamos en la Plaza del Carmen, de Zaragoza, prestos a recordar unos hechos de armas acontecidos 177 años antes. Allí, junto a la impresionante Puerta del Carmen, y de la mano de la Asociación de Recreación Histórica “Voluntarios de Aragón” nos disponíamos a disfrutar de la evocación de un hecho histórico de especial importancia para la capital aragonesa, conocido hoy como la Cincomarzada.
Tuvimos oportunidad de hablar con Daniel Aquillue, responsable de este evento, y le formulamos algunas preguntas, que reflejamos aquí junto con sus respuestas: ¿Desde cuando se realiza esta recreación histórica?. Esta es la quinta edición, la empezamos a hacer en 2017 y el único año que no la hemos hecho es en 2021 por la pandemia. ¿En qué va a consistir, concretamente?. Vamos a hacer una ruta histórica, con recreación de los acontecimientos de la madrugada del 4 al 5 de marzo de 1838, cuando la tropa carlista de Cabañero intentó tomar la ciudad de Zaragoza, que fue defendida por su Milicia Nacional, de cariz liberal. Además de nuestra asociación participan otras personas, como María Berbegal y María Luján, que han venido ataviadas con vestidos de época, de los años 30 del siglo XIX. ¿Usted en qué bando va a “combatir”?. Yo vengo de miliciano de Zaragoza, leal a Isabel II y a los principios liberales y constitucionales, o sea, defensor de Zaragoza. ¿En la lucha del 5 de marzo, combatió un ejército contra otro ejército, o se dieron episodios de un ejército luchando contra el paisanaje, como en el primer Sitio de Zaragoza?. Aquí lo que ocurre es que el paisanaje estaba inscrito en la Milicia Nacional, que era una institución controlada por el Ayuntamiento, para la defensa de la Constitución, de la Reina Isabel II, y esta es la que defendió Zaragoza, eran civiles armados pero encuadrados ya en una organización armada. ¿Cuál es la ruta histórica?. Va a ser una ruta histórica que comienza aquí, en la Puerta del Carmen y acaba en la parroquia de San Pablo.
¿ Por qué en la parroquia de San Pablo?. Porque allí es donde se rindieron los últimos carlistas, al mando del “Cojo de Cariñena”, y quedaron prisioneros 600 al acabar la madrugada del 5 de marzo.
Hablamos luego con una vecina, de nombre Ángela, con domicilio junto a la Puerta del Carmen, y también le hicimos algunas preguntas, vean: ¿Tenía usted noticia de la celebración de este acto?. De este evento la verdad es que no. Yo soy de Zaragoza pero en estos momentos resido en Madrid y no estoy muy enterada, pero me parece una idea genial para dar a conocer lo que significa el 5 de marzo. Quizás esté poco publicitado, aunque mi testimonio no es muy representativo porque no vivo aquí. Pienso que todo lo que sea promocionar este tipo de actos debería tener mucha publicidad. ¿Considera que debe mantenerse vivo el recuerdo de pasajes importantes de nuestra historia, como este?. Yo creo que si, porque es un ejemplo y un testimonio de nuestra historia, que ahora nos hace mucha falta, y todo esto hay que promocionarlo desde luego.
Así pues, junto a la Puerta del Carmen, que muestra en sus piedras el fragor de los combates de Los Sitios de Zaragoza, comenzó la recreación de la Cincomarzada 2022, iniciándose con unas primeras explicaciones de Daniel Aquillué: Gracias por venir a esta ruta histórica, también muchas gracias a quienes nos acompañan vestidos de época, de diversos grupos de Zaragoza. Esta ruta histórica en recuerdo del 5 de marzo de 1838, la organiza la Asociación de Recreación Histórica Voluntarios de Aragón, al igual que coordina la recreación de los Sitios de Zaragoza, que tendrá lugar el próximo fin de semana. Les invito a que nos acompañen en este viaje en el tiempo, a 1838, al 5 de marzo.
Para entender un poco lo que significa el 5 de marzo y ¿por qué hoy es la fiesta de la Cincomarzada en Zaragoza? hace falta en primer lugar conocer el contexto, saber dónde se enmarca ese 5 de marzo de 1838. Les sonarán las Guerras Carlistas, en el convulso siglo XIX español. En 1833 muere el Rey de España Fernando VII, y deja como heredera a su hija, Isabel II, de tan solo 3 años de edad. Su tío, el hermano de su padre, el Infante Don Carlos, no acepta que su sobrina sea Reina de España se auto-proclama Rey de España, con el nombre de Carlos V, y de esa forma se inicia una terrible Guerra Civil de 7 años, tremendamente cruenta, que dividirá España en dos, entre isabelinos, partidarios de la Reina Isabel, y carlistas, partidarios de Don Carlos.
Pero no solo luchaban por ver quien ocupaba el trono de España, cada uno defendía un modelo político para el país. Los isabelinos defendían los principios liberales y constitucionales, es decir, que hubiera una soberanía nacional, que hubiera una serie de derechos individuales y que hubiera una representación en las Cortes, en el Congreso y luego en el Senado a través de un voto que inicialmente era limitado, y además que hubiera ayuntamientos elegidos por los vecinos , y que estos controlasen a una fuerza cívica, que era la Milicia Nacional, en defensa de los principios de libertad y constitución.
Por su parte, los carlistas defendían el antiguo régimen, los principios absolutistas, es decir que la soberanía, el poder, recaía en el rey, sin Cortes y sin derechos individuales, siendo que había una representación de la sociedad, entendían, por cuerpos intermedios como eran los gremios artesanos, la nobleza y el clero, dando más poder también a la religión. Los liberales disminuyeron el poder de la iglesia.
Hay una disputa entre estos dos modelos de país en España, que era una disputa a nivel global. Desde la revolución Francesa de 1789, los liberales y absolutistas combatían por toda Europa y por toda América, y España no fue una excepción, por eso hubo esa Primera Guerra Carlista de 7 años, de 1883 a 1840. Una guerra que también tuvo participación internacional, porque hubo ingleses, italianos, prusianos y franceses combatiendo aquí, en España y en Aragón, porque Aragón también se dividió al cincuenta por ciento en esa guerra.
Había carlistas, fundamentalmente en el Bajo Aragón, en el Maestrazgo, en la zona de Teruel, y había liberales, sobre todo en la zona de Huesca y en el valle del Ebro, especialmente en Zaragoza, tenida por la ciudad más revolucionaria de toda España. De hecho, hubo un prusiano, (General de Infantería) que era August Karl Von Goeben, que vino a combatir con los carlistas y escribió en su diario: “cómo aquella ciudad gloriosa que había resistido a Napoleón en 1808, ahora albergaba a la plebe, al pueblo más revolucionario de toda Europa” . Era un choque para estos absolutistas carlistas. Pues ese es el contexto general.
¿Qué pasa en la guerra?. Al principio los carlistas quieren controlar las ciudades, les sale mal y se van al campo, al medio rural y allí se hacen fuertes. Primero con una guerra de guerrillas y luego creando un ejército carlista. Hay un ejército carlista en Navarra y provincias vascas y un ejército carlista al mando del General Ramón Cabrera, “el tigre del Maestrazgo”, en Aragón, al sur del Ebro. Cabrera se hace muy fuerte, tenía su capital en Cantavieja, a la que fortifica, monta cañones y forma un ejército y un estado carlista muy potente que amenaza constantemente a todo Aragón y en especial a Zaragoza, donde están temerosos porque se sabe que son revolucionarios los carlistas y que les tienen muchas ganas, y si entran igual hacen una escabechina.
Ese es el panorama de la guerra en Aragón. ¿Qué pasa en 1838?, la guerra está bastante estancada, no ganan ni unos ni otros, y Cabrera sitia, aguas abajo del Ebro, la ciudad de Gandesa, es el 2 de marzo de 1838. El grueso del ejército carlista aragonés, valenciano y catalán, al mando de Cabrera, sitia la ciudad liberal de Gandesa. El ejército isabelino y liberal sale de Zaragoza en ayuda de Gandesa y Zaragoza se queda prácticamente desprotegida. La población civil de Gandesa evacúa y viene de refugiada a Zaragoza contando los desastres de la guerra, los desastres de los bombardeos, cosas que son, trágicamente, de actualidad en Europa.
Mientras se da esta situación, Cabrera hace caso a un lugarteniente suyo, Juan Cabañero, natural de Urrea de Gaen, en Teruel, y planifica una sorpresa factible, es decir un intento por sorpresa de conquistar Zaragoza, mientras el ejército isabelino liberal está en Gandesa, venir rápidamente a tomar Zaragoza. En apenas 48 horas vienen 2700 carlistas desde Gandesa. Es la madrugada del 4 al 5 de marzo de 1838. Pasan por El Burgo de Ebro sin que nadie se percate de ello, pasan en silencio, no hay ninguna patrulla liberal y las tropas de Juan Cabañero, 2700 carlistas, 300 de los cuales son de caballería, están en el monte de Torrero a las tres de la madrugada del 5 de marzo de 1838.
Mientras tanto en Zaragoza tenemos a los “serenos” que hacen la patrulla de la ciudad por barrios, y van por las Puertas mirando que no haya enemigos a la vista, que no haya ningún carlista. El sereno del barrio del Carmen hace la ronda, no ve nada raro y se va a dormir, son las cuatro de la madrugada. Juan Cabañero manda una partida expedicionaria de los cazado-res carlistas, que eran de infantería ligera, con escalas, al mando del Teniente Pedro Muñoz, para que en-tren en Zaragoza. Esta partida de 14 hombres carlistas con escalas vienen aquí, a este punto, la Puerta del Carmen y, desde dentro, vecinos de Zaragoza, carlistas, les abren la puerta del Carmen y los prime-ros carlistas entran en Zaragoza a poco más de las cuatro de la madrugada, y 2000 carlistas de infantería entran por aquí para tomar Zaragoza, en absoluto silencio porque es una sorpresa . Se quieren hacer con el control de Zaragoza, de madrugada, mientras la ciudad y sus vecinos liberales duermen.
Después de este primer y apasionante relato, que re-cogió numerosos aplausos, bajamos por César Augusto y calle Albareda hasta Santa Engracia. Durante el trayecto, Luis Sorando, Capitán de los Voluntarios de Aragón, nos fue ilustrando el recorrido con interesan-tes anécdotas ocurridas durante Los Sitios de Zaragoza.
Llegados ya a la Iglesia de Santa Engracia, de nuevo tomó el micrófono Daniel Aquillué y continuó con sus documentadas explicaciones. Estamos en Santa Engracia, aquí en 1838 todavía se veían ruinas del antiguo convento de Santa Engracia y de la iglesia, que habían sido muy dañados en 1808 y 1809 durante Los Sitios y de hecho se había instalado un cuartel. También había en Zaragoza, en 1838, un pequeño retén de artillería, que no había salido con el resto del ejército liberal hacia Gandesa.
Pero en la madrugada del 5 de marzo, sobre las cuatro y cuarto aproximadamente, aquí había un retén de milicianos nacionales de Zaragoza, bastante despistados porque no esperaban, en ningún momento, un ataque y esos 2000 carlistas que habían entrado por la Puerta del Carmen aparecen por aquí y sorprenden a la guarnición de milicianos.
Los milicianos de esta pequeña guarnición serán, fundamentalmente, los 63 prisioneros liberales que cogen los carlistas en la madrugada del 5 de marzo, que luego, más adelante, serán canjeados por otros prisioneros carlistas. Esto viene bien para hablar de la crueldad de aquella guerra civil en la que había movilización y politización en toda la sociedad española y aragonesa, en ambos bandos.
Una guerra en la que, para que se hagan una idea, en una población de apenas 11 millones de habitantes, hubo 200.000 bajas, que es una auténtica barbaridad, y muchas de las bajas se produjeron por una espiral terrible de represalias porque, sobre todo al principio de la guerra, prisionero que se capturaba por uno u otro bando, era fusilado o cosido a bayonetazos. o sea muerto, no había respeto por los prisioneros. Tal era el encarnizamiento que el embajador británico John Eliot intervino en nombre del Gobierno Británico, que era entonces uno de los gobiernos más importantes de Europa y literal liberal teóricamente. Intervino para que hubiera un tratado, el Convenio Eliot en 1835, para que se respetara la vida de los prisioneros y no fuera eso una auténtica carnicería como es-taba siendo.
Ahora bien, ese convenio Eliot, que permitía el canje de prisioneros, solo se aplicó a Navarra y Vascongadas. En Aragón, tanto las fuerzas liberales como las fuerzas carlistas de Cabrera seguían fusilando sin piedad. Les voy a contar, muy rápidamente, uno de esos episodios de crueldad que es lo que sucedió a los prisioneros liberales capturados por los carlistas tras la batalla de Villar de los Navarros de 1837. Fueron capturados 1500 liberales , varios de ellos se unieron a las filas carlistas antes que verse sometidos a fusilamiento, pero otros, sobre todo un grupo de oficiales fue llevado a las cárceles carlistas de Cantavieja. Allí pasaron tanto frío y hambre que se dieron al canibalismo, a ese punto llegaron y pocos sobrevivieron.
Un año después, en 1838, cuando ya había cinco años de guerra en Aragón, el Capitán General Van Hallen y el General carlista Cabrera, llegan a un acuerdo, el convenio de Lécera-Segura, para el respeto y canje de prisioneros. De ese convenio se beneficiarán los prisioneros del 5 de marzo, y menos mal porque sino podían haber acabado terriblemente.
Eso si, estos convenios no afectaban a los extranjeros que combatían en España, porque hubo 10.000 británicos combatiendo con los liberales, 10.000 franceses de la Legión Extranjera combatiendo con los liberales. La Legión Extranjera Francesa se dejó la sangre en las batallas de Huesca y Barbastro en 1837. Luego, en el bando carlista había irlandeses católicos, italianos, de los Borbones, del Piamonte, había prusianos, de lo que luego sería Alemania, combatiendo con los carlistas, con lo cual también fue una guerra internacional, entre la revolución y la reacción, en suelo español.
Desde este punto en el que nos encontrábamos, la iglesia de Santa Engracia partimos, “llevando los carlistas varios prisioneros liberales”, hacia la Plaza España caminando por lo que entonces ya empezaba a ser el Paseo Independencia que conocemos hoy, abierto a partir de 1908. A nuestro lado teníamos a dos bellas damas, Laura y María, vestidas de época. La riqueza de su indumentaria nos hacía suponer, y así nos lo confirmaron, que representaban a la burguesía aragonesa del siglo XIX. Pertenecían a la Asociación de Recreación Histórica Voluntarios de Aragón, la parte civil. Les preguntamos qué suponía para ellas participar en la recreación histórica y esto es lo que nos contesta-ron: nos gusta recordar la historia y, sobre todo, vivir cómo era aquel entonces. No es lo mismo leerlo en un libro que vivirlo con intensidad, vestirse de época e ir por esos caminos. También les preguntamos si se representaban fielmente los acontecimientos, y esta fue su respuesta: si, cuando participan los recreadores se lo toman todo muy en serio para acercarnos lo más posible a la realidad del momento, tanto en los trajes como en las acciones.
También quisimos aprovechar la situación y formular una pregunta al guía de la ruta, Daniel Aquillué, vean: ¿La limitación de caballería en el bando carlista, fue un elemento decisivo para que no pudieran ganar la guerra?. No fue un elemento decisivo pero fue importante porque no podían plantear batallas en campo abierto, en igualdad de condiciones.
Decisivo fue, en 1837, el fracaso de la Expedición Real, un intento de apaño político, que le salió mal a los carlistas, con la Regenta, que se libró del gobierno revolucionario de Mendizábal Calatrava y ya no quiso pactar con los carlistas, que habían metido muchos esfuerzos con la Expedición Real y se les fue al traste. Luego ya fue todo resistencia hasta el final de la guerra en 1840.
En nuestro camino hacia la Plaza España, nos detuvimos en otro lugar emblemático, como es la esquina de la calle 5 de Marzo con Paseo Independencia.
Allí, Daniel Aquillué siguió ilustrándonos con su relato. Estamos en la simbólica Calle de 5 de Marzo, y vamos a hablar de la fiesta del 5 de marzo y de las mujeres en guerra. Si en 1808, numerosísimas mujeres habían tomado las armas en defensa de Fernando VII contra los franceses, durante la Guerra Carlista también hubo participación femenina, aunque en un grado menor ya que estaba más asentado el papel de género que se construye en el siglo XIX, que es el de la mujer como ángel del hogar, supuestamente relegada al ámbito doméstico. Sin embargo siempre hubo mujeres que rompieron y transgredieron esos pa-peles que se intentaban imponer.
En la Guerra Carlista, tanto en la defensa de los liberales de la localidad turolense de Montalbán, como en Olot, hubo mujeres que tomaron el fusil para defender las poblaciones de los carlistas. También hubo mujeres que actuaron de espías, algunas de las cuales fueron pilladas y castigadas con un castigo específico de género, que era embrear-las, emplumarlas y pasearlas por todo el pueblo. Además hubo mujeres implicadas en política. En 1844, una vez acabada la Guerra Carlista, hubo un periodista bastante con-servador, por no decir reaccionario, que escribió sobre la politicómana, es decir la mujer interesada en política, diciendo que ¿Cómo podía ser eso?, que era impropio de su sexo, y ¿Qué era eso de que las mujeres fueran admiradoras del General Riego, ya fallecido, o de Espartero y los principios liberales?. Que había que fusilarlas a todas.
Esto es lo que decía la prensa reaccionaria en 1844 de las mujeres que se implicaban en política. Concepción Arenal decía más tarde que en España una mujer podía ser reina o trabajadora en una fábrica de tabaco, pero que todos los cargos intermedios los tenía vedados y, cómo era posible siendo que el siglo XIX era el siglo del progreso, aunque también había desigualdad, en este caso de género.
También había mujeres que escribían en prensa, y aquí tenemos a María y a Laura que van a leer un poema alusivo al 5 de marzo.
Durmiendo fue acometida, Hoy Zaragoza leal
Solo tardó en vencer, Lo que tardó en despertar.
Todos juramos morir Por ti y por la Constitución
Y nunca jura Aragón sino lo que ha de cumplir
Acaba el 5 de marzo, con la victoria de los liberales y se convierte en un mito, en la prensa de Madrid y en la de Zaragoza. Fíjense que estamos en guerra y la propaganda es importantísima.
En seguida se va a aprovechar la victoria en Zaragoza por los liberales para decir:
Fijaos, cómo la ciudad que había luchado y resistido al tirano de Europa, Napoleón, en 1808, en 1838, 30 años después resiste al tirano interno, a Don Carlos, a los carlistas, que quieren atarla en la oscuridad del antiguo régimen.
Vuelve a resurgir la ciudad heroica. El 9 de marzo, cuatro días después, la reina concede el Título de Siempre Heroica a la ciudad de Zaragoza por su defensa del 5 de marzo. Un año después, en 1939, el 5 de marzo se convierte en la primera fiesta laica de la ciudad de Zaragoza. Y por eso lo seguimos celebrando hoy en día. En su Honor, hubo poemas, obras de teatro, hubo un intento de monumento, utilizado políticamente, cada vez más por los sectores, primero liberal, progresistas e incluso republicanos.
Tanto es así que en el siglo XIX se le puso nombre a esta calle, 5 de marzo, una de las calles céntricas de la ciudad. Nombre que tuvo hasta 1937, cuan-do una nueva guerra civil asolaba España. En Zaragoza, dominada por el bando sublevado, el bando franquista cambia el nombre de la Calle 5 de marzo, que sonaba a liberal, por el de Calle del Requeté Aragonés. Hubo que esperar a la transición democrática y a la llegada de la democracia de nuevo a España para que la calle 5 de marzo recobrara el nombre que hoy en día se mantiene. Hoy en día la fiesta de la Cincomarzada es una fiesta popular y, aunque muchos vayan al Parque Tío Jorge a celebrarlo bebiendo, es bueno recordar que la fiesta tiene su motivación en el 5 de marzo de 1838.
Estamos haciendo el mismo recorrido que hicieron realmente, en la madrugada del 5 de marzo, las tropas carlistas, enfrentándose poco a poco por toda Zaragoza con las tropas defensoras liberales. Entraron por la Puerta del Carmen, Santa Engracia, Independencia, Plaza de España, hacia Plaza San Felipe y Mercado, acabando en la Iglesia de San Pablo. Fueron dos horas de combate urbano hasta que finalmente, como veremos, los carlistas fueron derrotados. Zaragoza era una ciudad de impronta liberal a la que los car-listas tenían muchas ganas.
Zaragoza había tenido motines liberales en 1835, que habían acabado con la quema de varios conventos y, además, la milicia Nacional, que fue quien la defendió el 5 de marzo, compuesta por 4000 hombres, tuvo durante toda la guerra y posguerra una filiación política no solamente liberal, sino progresista y esparterista.
Aquí les muestro como eran los uniformes, el de la milicia Nacional de Zaragoza, que es el que llevo yo, y el carlista, en este caso del Batallón de Tortosa, de Cabrera. ¿Qué pasaba con la Zaragoza liberal?. La Zaragoza liberal, a continuación de 1835, en 1836, había proclamado, nada más y nada menos, la Constitución de Cádiz de 1812. La promulgaron y luego aceptaron la Constitución progresista de 1837, que era la que estaba en vigor y la que defendieron el 5 de marzo de 1838. Porque aquí estaba, en 1836, el Capitán General Liberal Progresista Evaristo Sanmiguel, que había estado unos años antes con Rafael del Riego, mártir de la libertad.
Este era el panorama que había aquí en este lugar, en la Plaza España, con la fuente de Neptuno que ahora está en el parque grande. La fuente de Neptuno o fuente de la Princesa, había sido iniciada en 1832 en honor a la Princesa Isabel, luego Isabel II. Como toda obra pública o como toda obra en general, iba con retraso y en 1838 todavía estaba en obras. Los carlistas, que habían llegado en silencio hasta este punto, a la plaza España, que entonces se llamaba Plaza de la Constitución y se llamó así hasta 1937, creyeron que ya eran dueños de una ciudad dormida.
Los carlistas cuando llegaron aquí ya se creían dueños de Zaragoza y gritaron ¡viva Carlos V, mueran los liberales!, y así se despertaron los liberales de Zaragoza, con los carlistas en el Coso y en la Plaza de la Constitución, y aquí se iniciaron los combates de verdad. Los liberales cogieron los utensilios que estaban para las obras de la fuente y montaron las primeras barricadas. En el Teatro, un tambor de la milicia tocó arrebato, se despertó la ciudad y los milicianos nacionales de Zaragoza, los liberales, empezaron a combatir con barricadas a los carlistas.
Los carlistas empiezan a tener resistencia, pero siguen avanzando y bajan hacia la Magdalena, pero sobre todo hacia la Plaza del Mercado y se meten por el Arco de San Roque, ya desaparecido, y por la plaza San Felipe. Hay un grabado muy famoso que tienen circulando por ahí en el que se ve la Torre Nueva inclinada, que estuvo hasta 1892, cuando la derribamos, y delante barricadas liberales combatiendo a los carlistas. Y allí es hacia donde vamos, a la Plaza San Felipe, lugar de combate en torno a las cuatro y media de la madrugada del 5 de marzo.
Llegados a este punto del recorrido, nuestro aguerrido guía de la ruta histórica, Daniel Aquillué, pronunció los siguientes gritos: ¡VIVA LA REINA DOÑA ISABEL! ¡VIVA LA LIBERTAD! ¡VIVA LA CONSTITUCIÓN! Después continuó con sus explicaciones. Estamos en la Plaza San Felipe, imagínense esto en 1838. Donde están las terrazas estaba la hermosa Torre Nueva, mudéjar, del siglo XVI, con sus casi 90 metros de altura, que derribó la piqueta municipal como media Zaragoza. Volvemos a 1838, son aproximadamente las cinco de la madrugada. Los carlistas ya están enfrascados en un sinfín de combates urbanos en torno al Coso y en torno a la plaza del Mercado. Aquí vamos a explicar algo sobre los uniformes que llevamos y la bandera esta de “guerra a muerte” de los carlistas. Para explicar los uniformes carlistas e isabelinos y un poco de banderas, el mayor especialista en España es este señor que está aquí, Luis Sorando Muzás, Presidente de Voluntarios de Aragón y de la Asociación Napoleónica de España.
Intervino Luis Sorando y nos deleitó con documentadas explicaciones sobre la uniformidad, banderas y armamento utilizados en la recreación histórica, que había congregado, desde un principio, a numeroso público interesado en conocer nuestra historia.
La ruta histórica del 5 de marzo de 1838 continuó durante más tiempo, realizando nuevas paradas en la Plaza del Mercado y el la iglesia de San Pablo, pero nosotros también hemos de hacer una parada y poner aquí término a esta crónica.
Desde estas sencillas líneas de los Reales Tercios de España, fundados en 1942 por S.A.R. Don Juan de Borbón y Battenberg, felicitamos a la Asociación de Recreación Histórica Voluntarios de Aragón, en la persona de su Presidente, Luis Sorando Muzás, por la excelente organización del acto. Hacemos extensiva nuestra felicitación a Daniel Aquillué por su magistral lección de historia y aprovechamos esta ocasión para expresar nuestro agradecimiento por haber sido invitados al acto.