Visitamos hace breves días en Zaragoza la magnífica exposición, organizada por el Instituto de Historia y Cultura Militar, titulada 300 Aniversario de la Real y Militar Academia de Matemáticas de Barcelona.
La muestra se presentó en el espléndido marco del Salón del Trono, en el Palacio de la antigua Capitanía General de Aragón, sobrio edificio que cuenta con una impresionante fachada de inspiración renacentista. Fue inaugurada por el Comandante Militar de Zaragoza y Teruel, GB. Excmo. Sr. D. Manuel Pérez López y ha permanecido abierta al publico del 17 al 28 de marzo.
Es esta una exposición que adquiere especial relevancia por cuanto se cumple ahora el 300 aniversario de tan importante centro militar de estudios. Tiene carácter itinerante y visitará diversos centros docentes que se han convertido en herederos de la primitiva Academia de Matemáticas.
Se ha presentado inicialmente en Barcelona (Claustro del Gobierno Militar de Barcelona), luego en Madrid (Escuela Politécnica Superior del Ejército), y ahora en Zaragoza con dos sedes, primero en la Academia General Militar, en la que permaneció durante una semana, y a continuación en el Palacio de la Antigua Capitanía General de Aragón, donde ha estado abierta dos semanas más. Posteriormente viajará a Hoyo de Manzanares (Academia de Ingenieros) y finalmente a Segovia (Academia de Artillería).
Los orígenes de una enseñanza militar planificada y reglada en España se remontan a la Real y Militar Academia del Ejército de los Países Bajos, institución que, dirigida por el insigne ingeniero militar D. Sebastián Fernández de Medrano, operó en Bruselas con sobresaliente prestigio entre 1675 y 1705.
En 1720, en el marco de la organización del Real Cuerpo de Ingenieros, el Ingeniero General D. Jorge Próspero de Verboom, ordena la creación en Barcelona de una Academia de Matemáticas en la que, siguiendo el modelo de la de Bruselas, se unificará la formación de los ingenieros militares.
Centrada en el estudio de las matemáticas, la poliorcética (arte de atacar y defender plazas fuertes), la cartografía y el tiro; la Academia constituyó el núcleo de la instrucción científica en un tiempo en el que decir “ingeniero” en España significaba lo mismo que decir “ingeniero militar”.
En cuanto a la exposición que nos ocupa, inicialmente diseñada para su exhibición en Barcelona con ocasión de la efeméride referida, y que ahora se ha presentado en Zaragoza, tiene por objeto divulgar el legado de un centro de enseñanza, de estudio y de innovación tecnológica, cuya trascendencia, comúnmente desconocida, excede con mucho el ámbito castrense. A través de dieciséis paneles informativos de gran formato el visitante ha podido descubrir en su recorrido la figura e ingente obra civil y militar de unos hombres, sabios que al servicio de la Corona consagraron su vida a la defensa, articulación y desarrollo de los inmensos territorios de la época.
La muestra ha estado acompañada además de una extensa colección de documentos originales y réplicas, y de infografías, que revelan cómo la herencia de su obra, lejos de quedar en un pasado remoto, se encuentra presente tanto, en la historia como en aspectos cotidianos de nuestras ciudades.
Por último, en el ámbito docente, no puede olvidarse que la Academia de Matemáticas de Barcelona, como institución precursora de la enseñanza militar en la España del siglo XVIII, se encuentra en los orígenes de los Colegios Militares y Academias de Aplicación que con el devenir de los tiempos se convertirán en las actuales Academia General Militar, de Artillería, de Ingenieros y en la Escuela Politécnica Superior del Ejército. Esta evolución de la enseñanza militar es también objeto de la muestra presentada en Zaragoza, con especial atención a la línea que, a través de los Colegios Generales del siglo XIX, culminaría con la fundación de la actual Academia General Militar.
Al igual que en anteriores reportajes sobre visitas que hemos efectuado a exposiciones, dotadas de abundante texto documental, vamos a reproducir para ustedes, queridos lectores que nos siguen, gran parte de la información contenida en los paneles explicativos sobre los que se ha articulado esta espléndida muestra.
ANTECEDENTES DE LA ACADEMIA.
Hasta la creación del Cuerpo de Ingenieros en 1711, los ingenieros, también conocidos como “Ingenieros del Rey” eran militares, personal técnico contratados al efecto, normalmente extranjero de origen italiano, que aprendían el oficio de manera práctica, normalmente como aprendiz de otro ingeniero.
La necesidad de disponer de ingenieros militares para la construcción de fortalezas, levantamiento de planos y dirigir la estrategia de ataque y defensa a las plazas fuertes, les llevará a Tiburcio Spanochi y Cristóbal de Rojas a crear un centro de enseñanza en Madrid, centro que durará 40 años (1582-1625).
En 1675, el Duque de Villahermosa fundará en Bruselas una Academia de Matemáticas, de donde saldrán los ingenieros militares que acompañarán a los famosos “Tercios de Flandes”. Su director será Sebastián Fernández Medrano.
Con la muerte del Rey Carlos II sin herederos, dará comienzo la Guerra de Sucesión, conflicto que afectará a prácticamente todas las potencias existentes en ese momento. Tras la guerra, por el Tratado de Utrech, España perderá los Países Bajos y con ellos su Academia de Matemáticas.
LAS OBRAS MILITARES DE LOS INGENIEROS.
Las batallas en campo abierto cederán su prevalencia a las batallas defensivas, mediante el asedio de plazas fortificadas. En España durante el reinado de Carlos III se alcanzará la máxima expansión territorial y se pondrán los medios para proteger el imperio de corsarios y piratas.
Las ciudadelas nacen como una fortificación independiente, ligada a una ciudad declarada plaza fuerte y adosada a la misma. Último reducto defensivo de la guarnición, que también podía servir como elemento de control y seguridad de la propia plaza. Como curiosidad diremos que la fortaleza abaluartada más grande de Europa se encuentra en Figueras (Gerona) y la fortaleza más grande que construyó España en América es la del Real Felipe el Callao (Perú)
LAS OBRAS MILITARES DE LOS INGENIEROS EN HISPANOAMÉRICA.
Desde el descubrimiento del Nuevo Mundo se levantarán fortalezas y ciudades que fueron evolucionando con el paso del tiempo. Los ingenieros militares del siglo XVIII se enfrentarán a la ingente tarea, de adaptarlas de acuerdo con la evolución de la artillería, y a crear nuevas defensas en los nuevos territorios.
LOS INGENIEROS MILITARES Y LA OBRA CIVIL
El Cuerpo de Ingenieros se convirtió en el , siglo XVIII, en la más importante corporación técnica al servicio de la Corona, no solo para realizar fortificaciones, sino todo tipo de obra civil.
El progreso trajo consigo aumentos de población y nuevos requerimientos, lo que llevó aparejado la necesidad de proyectar nuevas ciudades y ampliar otras.
El Capitán General de Cataluña Marqués de la Mina fue un gran impulsor de la obra pública en Barcelona invirtiendo en mejorar sus accesos, conducciones de agua, empedrado, iluminado de las calles, reforma de Montjuich, dragado del puerto y nuevo barrio de la Barceloneta.
A su vez, el Ingeniero Militar Miguel Constanzó es considerado como uno de los máximos exponentes de la arquitectura neoclásica en Méjico.
La Escuela de Caminos, Canales y Puertos fue creada en 1802 por el Ingeniero Agustín de Betancourt, como centro académico técnico para formar ingenieros civiles y ocuparse desde entonces de la obra de ingeniería civil.
En el siglo XVIII, reinando Fernando VI y Carlos III, se ordenó a los ingenieros militares la proyección y ejecución de las nuevas carreteras del Estado, conocidas como las radiales N-I, II, III, IV, V, y VI.
Los primeros estudios para convertir la antigua acequia imperial en la vía navegable que será el Canal Imperial de Aragón fueron encomendados a ingenieros militares.
LOS INGENIEROS MILITARES Y LA OBRA PÚBLICA.
El inicio del siglo XVIII nos muestra una España anticuada y arrasada por los conflictos. El desarrollo que se está produciendo en otras naciones europeas, no tiene reflejo en la península. Es necesario prestar atención a tres problemas:
- Las malas comunicaciones
- Los puertos y su enlace con las comunicaciones
- La navegabilidad de los ríos
LA CARTOGRAFÍA.
Un cometido muy importante asignado a los ingenieros militares con la Ordenanza de 1718 fue la cartografía, o representación del terreno, fundamental para el planeamiento de operaciones y para el almacenamiento y transmisión de la información. La actual ciudad de Orán (Argelia) y sus alrededores fueron territorio español durante 259 años gozando de un gran esplendor comercial y España realizó importantes inversiones en construir imponentes fortalezas para su defensa.
Los planos y mapas eran utilizados como método de espionaje para conocer las características del terreno y las posiciones defensivas existentes.
INGENIEROS, MILITARES Y SABIOS.
Pedro Navarro, 1460-1528. Ingeniero militar del siglo XVI. Se distinguió en las guerras de Italia a las órdenes del Gran Capitán. Se le considera el inventor de la aplicación del explosivo al ataque a una fortificación (mina de pólvora).
Cristóbal de Rojas, 1555-1614. Fue el más importante ingeniero militar español de la segunda mitad del siglo XVI. Entró en la milicia en 1586 como ayudante de Tiburcio Spañochi. Realizó una intensísima labor, construyendo plazas fuertes por toda la Península e incluso en África.
Jorge Prospero de Verboom, 1665-1744. Nació en Amberes en una familia de origen flamenco.
Fue discípulo de Fernández Medrano en la Academia de Matemáticas de Bruselas. Participó de forma activa en la Guerra de Sucesión, siendo ascendido en 1709 a Teniente General e Ingeniero General. En 1737 será ascendido a Capitán General, falleciendo en Barcelona en 1744.
Sebastien le Preste, Señor de Vanbau, 1633-1707. Nacido en París, llegó a ser Mariscal de Francia y el principal ingeniero militar de su tiempo. Afamado tanto por su habilidad en el diseño de las fortificaciones como por su conquista. Sus textos fueron estudiados en todas las academias militares destacando su “Arte de la Guerra”.
Reinando Carlos III en el siglo XVIII fue cuando el imperio español tuvo una mayor extensión territorial, gracias a la expansión hacia el norte , del Virreinato de Nueva España, que contemplaba el actual estado de Méjico, América Central, Filipinas y gran parte de lo que es hoy EE.UU.
El principal lugar donde se estableció la Academia de Matemáticas fue en la Ciudadela de Barcelona, actual sede del Parlamento de Cataluña. Las Atarazanas Reales construidas en tiempo de Jaime I, aparte de dedicarse a la construcción naval se dedicaron desde el siglo XIV a la construcción de piezas de artillería.
Pedro de Lucuze y Ponce, 1692-1779. Inquieto intelectual, dejó sus estudios humanísticos por la carrera de las armas, dedicándose enteramente a la enseñanza, primero como profesor, y luego como director de la Academia de Matemáticas de Barcelona desde 1738 hasta su fallecimiento en 1779.
Sebastián Fernández de Medrano, 1646-1705. Nació en Villa de Mora (Toledo). Ingresó como soldado a los 15 años de edad.
De formación autodidacta, a los 21 años parte con los Tercios a los Países Bajos donde participó en numerosas campañas.
Dirigirá la Academia de Matemáticas de Bruselas durante 30 años, hasta su cierre en 1705.
Juan Martín Zermeño, 1700-1773. Nació en Ciudad Rodrigo, ingresó en el ejército a los 16 años destacando pronto por su arrojo y valor. Participó en el sitio de Gibraltar y en la guerra contra los austríacos “segundo pacto de familia”.
En 1750 sería nombrado Gobernador de Orán, cargo que ostentó durante 7 años. Al volver a España sería nombrado Ingeniero General. Durante su período en la ciudad Condal realizará los proyectos del barrio de la Barceloneta, reforma del castillo de Montjuich y la ampliación de las atarazanas. Para defender la frontera de Francia proyectará la fortaleza de San Fernando de Figueras.
Pedro Martín Paredes Zermeño, 1722-1792. Hijo de Juan M. Zermeño, ingresará en el ejército como cadete con tan solo 10 años. En 1749 será destinado a Cataluña donde proyectará la Catedral Nueva de Lérida, la iglesia de San Miguel del Puerto en el distrito de la “Ciutat Bella” y las nuevas Ramblas.
Llegará a ostentar el cargo de Ingeniero General, durante 4 años será el Gobernador de Orán y al final de su carrera le nombrarán Capitán General de La Coruña.
El Rosellón fue un territorio integrado en la Hispania Visigoda, hasta la entrada de los musulmanes en el 711; y que fue posteriormente heredado por el Rey Alfonso II de Aragón en 1172, integrándose en la Corona hasta el 7 de noviembre de 1639, que sería ocupado por el ejército francés, en el transcurso de la Guerra de los 30 Años.
Barcelona fue sitiada en nueve ocasiones, la primera por Ludovico Pío en el 801, para arrebatársela al Emirato Árabe de los Omeya y la última con motivo de la Guerra de Sucesión española.
Francisco Sabatini, 1721-1798. Representa el lado técnico de los ingenieros. Nació en Palermo, donde estudió humanidades, filosofía y matemáticas. Vendrá a España de la mano de Carlos III, ingresando en el Cuerpo de Ingenieros Militares, donde llegará a ser su Ingeniero General. Autor de numerosas obras civiles en Madrid, entre otras: Fábrica de Porcelanas El Buen Retiro, el sepulcro de Fernando VI, las Puertas de Alcalá y la de San Vicente.
Agustín de Betancourt y Molina, 1758-1824. Nació en el Puerto de la Cruz (isla de Tenerife). Científico, inventor e ingeniero civil al servicio de España y Rusia, donde será nombrado Mariscal del Imperio Ruso. Recibirá una esmerada educación, primero de su madre, y luego en Madrid en la Academia de Bellas Artes de San Fernando y en París. Lanzó el primer globo aerostático que se elevó en España y en 1790 construirá una máquina de vapor en París. Creó en 1802 la Escuela de Caminos y Canales para formar técnicos de ingeniería civil.
Félix de Azara, 1742-1821. Nació en Barbuñales, Huesca. Ingresó en la Real Academia de Matemáticas de Barcelona en 1765. Diez años después sería herido en la campaña de Argel. En 1781 se le nombrará miembro de la comisión española encargada de la definición de la frontera con Brasil, según el Tratado de San Ildefonso (1777). Permaneció en el Paraguay y en el Río de la Plata durante 20 años, aprovechando esta prolongada estancia, para realizar numerosos mapas de zonas extensas y estudiar la fauna, la flora y la geografía de la zona.
Miguel Marín Truq, finales siglo XVII-1764. Ingeniero militar que destacó fundamentalmente por sus numerosas obras en el campo de la hidráulica en el siglo XVIII. Trabajó en el puerto de Barcelona, donde realizó numerosas obras, como la prolongación de los muelles de Levante y de Poniente, sondeos para extraer la arena acumulada por los ríos Besós y Llobregat. También trabajó en puertos como Palamós, los Alfaques y Salou.
El ingeniero militar Francisco Llobet fue un gran arquitecto urbanista que construyó algunas de las casas más emblemáticas del Santander del siglo XVIII.
Por sus estudios y trabajos de investigación el ingeniero militar Félix de Azara es considerado como precursor de las teorías hereditarias del siglo XIX y de la teoría de la evolución de Darwin.
La Universidad de Cervera, ejemplo de estilo neoclásico en Cataluña, con elementos decorativos barrocos, se construyó en 1740 por el ingeniero militar Juan Martín Zermeño.
Silvestre Abarca, 1707-1784. Nació en Medinaceli (Soria). En 1737 ingresó en el Real Cuerpo de Ingenieros como ingeniero voluntario. Abarcó todas las responsabilidades técnicas en la ingeniería civil y militar del siglo XVIII. Asimismo, participó en numerosas campañas, especialmente en Italia. De sus innumerables proyectos y obras se destacan las realizadas en Cádiz y Cuba donde permaneció 12 años.
Miguel Constanzó, 1739-1814. Nació en Barcelona, ingeniero militar y cartógrafo. Formó parte de varias expediciones en tierra americana, realizando nuevos descubrimientos y establecimientos en las costas de Nueva California, San Francisco, Monterrey y San Diego.
Destacó en el campo de la ingeniería hidráulica, solucionando las periódicas inundaciones de la capital de Méjico.
En 1795 fue nombrado Catedrático de Matemáticas de la recién creada Academia de Bellas Artes de Méjico, ciudad en la que falleció.
Jaime de Guzmán y Spínola, Marqués de la Mina, 1690-1767. Nació en Sevilla, participó en la Guerra de Sucesión al lado de Felipe V y en las campañas de Sicilia y Cerdeña.
Fue diplomático en París y Capitán General de Cataluña durante el período 1749-1767.
En este periodo impulsó multitud de obras públicas, como la mejora de los accesos a Barcelona, sus conducciones de agua, empedrado e iluminado, el barrio de la Barceloneta y la limpieza y dragado del puerto de Barcelona, entre otras.
Los ingenieros militares Vicente Rodríguez y Antonio Parellada diseñaron la Academia General Militar en el estilo neomudéjar aragonés, también empleado en otros edificios emblemáticos de Zaragoza, como Correos o el Colegio San Agustín.
José de Urrutia y de las Casas, 1728-1803. Fue alumno de la Academia de Matemáticas donde obtuvo el título de ingeniero, aunque realizaría toda su carrera militar en el Arma de Infantería.
Fue nombrado Teniente General e Inspector de Ingenieros, durante cuyo mandato se crearán:
- Regimiento Real de Zapadores-Minadores. Primera Unidad de Ingenieros
- Nueva Ordenanza, donde se limitaban las funciones de los ingenieros a las puramente castrenses
- Nueva Academia de Ingenieros en Alcalá de Henares y cierre de la Academia de Matemáticas de Barcelona
El puente de América, que da acceso al barrio de Torrero (Zaragoza), toma su nombre del Regimiento Real de América, unidad que participó en la construcción del Canal Imperial de Aragón y del propio puente en 1786.
El Regimiento de Infantería Real de América es considerado el precursor de las tropas de ingenieros por las numerosas obras acometidas en España y América bajo el mando del Ingeniero D. José de Urrutia.
Gran parte del actual territorio de los EE.UU. Era territorio del Virreinato de Nueva España, y ciudades como la actual San Francisco fueron fundadas y proyectadas por ingenieros españoles.
Sobre los restos de la muralla de la actual calle Asalto (Zaragoza) hay una placa en el lugar donde murió el insigne ingeniero militar altoaragonés Antonio Sangenís y Torres, artífice de la fortificación de Zaragoza en 1808.
Los cañones donde nos citamos ahora en la Glorieta de Sasera (Zaragoza) recuerdan el emplazamiento del Reducto del Pilar, fortín con el que en diciembre de 1808 se adelantó la defensa de la ciudad a la orilla derecha del río Huerva.
La Escuela de Matemáticas de Zaragoza de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País. La Real Sociedad Aragonesa estaba protegida por el poder real y apoyada por el Conde Aranda y contó con un colectivo de aristócratas y burgueses ilustrados que quería transformar la región aragonesa. Fue muy importante la terminación de las obras del Canal Imperial de Aragón, pero entre sus iniciativas educativas la más relevante fue la creación de la “Escuela de Matemáticas” de Zaragoza que funcionó de manera destacada desde 1780 hasta 1849.
Entre los directores de la escuela, llamados catedráticos, destacamos por su prestigio intelectual al Ingeniero Militar D. Luis Rancaño de Cancio (1784-1808), que llegó desde Barcelona e hizo su carrera en la misma desde subteniente hasta teniente coronel. Reabierta la Escuela después de la Guerra de la Independencia, fue nombrado director el Capitán de Ingenieros D. Ramón Mateo (1816-1840).
El plan de estudios que cursaban los alumnos civiles y militares, según reglamento de 1788, era de cuatro cursos de siete meses. En primero se estudiaba Aritmética y Álgebra; en segundo Geometría, Trigonometría plana, aplicación de la álgebra a la geometría y secciones cónicas; en tercero Cálculo infinitesimal dinámico y mecánico; y en cuarto Maquinaria Hidromecánica y Astronomía.
Desde estas sencillas líneas de los Reales Tercios de España, fundados en 1942 por S.A.R. Don Juan de Borbón y Battemberg, felicitamos a los organizadores de esta magnífica exposición que nos ha permitido conocer mucho mejor la Academia de Matemáticas de Barcelona.